Como ya hice con la restauración nipona y haré, en breve, con la italiana, sólo pretendo en estas crónicas repasar algunas de las mesas que ofrecen las propuestas más interesantes y menos típicas, en este caso en relación con la tan nuestra comida de tapeo, de nuestra geografía.
Dala la vasta, e inalcanzable, magnitud que alcanzaría esta cónica si pretendiese reseñar todos los locales de tapas que aportan algo, o mucho, a nuestra cocina de platillos, me referiré a dos a los que tengo especial cariño.
Se que en Barcelona, Inopia, el Bar Tomás, Montesquiu, Quimet Quimet o incluso el reinaugurado, y también sobrevalorado, Bar Velódromo, son un referente de la cocina en miniatura, mas esta primera parte de la crónica versará sobre Els fogons de la barceloneta.
Els fogons de la barceloneta
El local de tapeo marinero situado en los bajos del Mercat de la Barceloneta, justo debajo de su hermano mayor, y referente de la alta gastronomía barcelonesa, el restaurante Lluçanés, oferta en su carta desde las tapas más clásicas (empanadillas, bravas, buñuelos), pasando por raciones de productos de altísima calidad (especialmente productos del mar), hasta paltillos creativos, fiel reflejo de lo que se cocina en el piso de arriba.
Así, las tapas que, por su especial calidad dentro de un buen hacer mayoritario, tantas veces han constituido mi comida del sábado o del domingo son:
Los buñuelos de bacalao y la bomba, como clásicos.
Lo que el más que correcto servicio me indica que es lo mejor que ese día les ha traído el mar (muy a menudo, berberechos o mejillones), a modo de raciones.
El atún, marinado con soja, sobre rúcula y piñones, o el bloody mary con gambas y guacamole, que son una muy buena muestra de sus platillos más creativos.
En definitiva, producto de calidad y toques de creatividad, que seguro a más de uno arrastrarán a las mesas del restaurante Lluçanés, son lo que humildemente ofrece Els fogons.
Precio: 25 € + vino
Calificación: 11/20
Asimismo, se que las siempre concurridas calles madrileñas albergan locales de fama merecida como Estado Puro, Teatriz y tantos otros, mas, sin ninguna duda, mi favorito es Juana la Loca.
Juana la Loca
La Latina, con Juana la Loca, nos brinda, seguro, el mejor pincho de tortilla de patatas.
Se que tal vez puede parecer un inicio de crónica un poco abrupto, mas la combinación de patata, tierna pero entera, cebolla caramelizada y huevo parcialmente crudo que conforma los 4 centímetros de grosor de este homenaje a nuestro plato más internacional, lo merecía.
Pero la Loca taberna, siempre bulliciosa, de mesas apretadas y muy amable servicio, no sólo vive de su tortilla, pues rara ha sido la ocasión en que algún pincho o platillo de los que me han servido no estaba a la altura esperada.
Entre los que más he disfrutado situaría el pincho de salmón ahumado con mayonesa de curry, la crepe de espinacas con gulas al ajo y guindilla, las croquetas de setas y trufa negra o el pez mantequilla con crema de espárragos blancos y trufa negra.
Por último, y después de pedir disculpas a las tapas no reseñadas y que, por su calidad, también lo merecían, advertir a madrileños y foráneos que no pueden obviar la visita a la mejor barra de pinchos de la Latina, de Madrid.
Precio: 30 € + vino
Calificación: 12,5/20
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