Es un placer para mi poder escribir sobre un restaurante como Libentia, pues se trata de la valiente propuesta gastronómica que, a los barceloneses, nos ofrecen 4 apasionados de la cocina como son Sergi Ferrer, Dídac Moltó, Jaime Tejedor (encargándose de los fogones), y Chema (como encargado de sala).
Me gustaría comenzar esta crónica gastronómica por la sala, tantas veces infravalorada y despreciada por los propios responsables de los restaurantes, y a la que en Libentia se le rinde un merecido tributo por parte de Chema, tal vez, el mejor encargado de sala de Barcelona.
Trato cuidado y según las pretensiones del comensal, detallista y magnífico asesoramiento vinícola (merecen destacarse los precios de los vinos, prácticamente a precio de tienda especializada, y la gran calidad de las copas en que se nos sirve la cuidada selección de vinos de Libentia).
Rendido el merecido tributo a las salas de los restaurantes, sin las cuales no entiendo concebir una experiencia gastronómica completa, centrémonos en lo que se cuece en Libentia.
Así, como aperitivo el trío de cocina nos ofrece un chupito de pepino, pasión y huevas de salmón. Refrescante, pero falto de armonía.
Le sigue una muy interesante ensalada de mollejas y ostras. Gran complementariedad de sabores y texturas la de las ostras y las mollejas, y dotada del toque de frescor que requería gracias a la manzana, el apio y la escarola que las acompañaban.
El segundo plato del menú era vieira con papada, ligero puré de garbanzos e infusión de tomillo. De nuevo, combinación de texturas y sabores perfectas las de la viera y la papada, y excelente la infusión de tomillo. Lo más deslucido del plato, por su débil sabor y no muy conseguida textura, el puré de garbanzos.
Lo mejor de la noche, y junto con el arroz con ñoras y azafrán de Alkimia, los mejores arroces de Barcelona, el arroz con tripas de bacalao. Arroz al punto, meloso, sabrosísimo... perfecto.
Merece igualmente destacarse el cuello del cordero, ligeramente crujiente, y acompañado de su jugo, polenta, yogur y puré de berenjena. Combinación de sabores, en abstracto, perfecta, que haría merecedora del calificativo de plato redondo al referido cuello de ternera si no fuese por la parquedad de jugo presente en el plato y por la discutible ejecución de la polenta.
En cuanto a los postres, el babá con pasas y caipirinha, helado de coco y espuma de naranja, deviene un postre de concepción y factura perfectos, en cambio, el falso bizcocho de cacahuetes, con helado de mango, aceite de oliva y crumble de chocolate, a pesar de ser un postre notable, adolece de cierta sequedad.
En definitiva, un servicio perfecto y una cocina creativa de calidad y con corazón, y todo ello por menos de 50 euros, hacen obligada la visita al restaurante de la calle Córcega regentado por Sergi, Dídac, Jaime y Chema.
Vino: Les Paradetes
Precio: 45 €
Calificación: 13,5/20
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