Este cocinero de Essex es, seguramente, el cocinero más famoso -y casi seguro que es el más rico- del Reino Unido.
Fama y fortuna dadas por poner la cara, el nombre y un fresco contenido en una docena de libros y en una veintena de programas de televisión, por ser la imagen de una de las cadenas de supermercados más importantes de Inglaterra (Sainsbury's), por comercializar aceites, vinagres y todo tipo de aderezos, por regentar varias escuelas de cocina, por haberse erigido en David contra Goliats tales como Mc Donalds o Coca-Cola… y sí, también por cocinar -o eso se supone- en alguno de los 5 restaurantes que posee en la City.
Y el restaurante de este chef comprometido -con los bolsillos llenos siempre es más fácil- que descubrí fue su Fifteen.
Lo mejor del restaurante Jamie Oliver’s Fifteen: su ambiente, su servicio y que todos sus beneficios se destinan a obras sociales.
Lo peor: que algunos de sus platos se empeñan en demostrar que lo de cocina mediterráneo-británica es un oxímoron cuando, como veréis en próximas crónicas, puede ser un tan interesante como sabroso matrimonio.
Y lo comido:
Un excelente pan (rústico y sueco) acompañado por una vulgar mantequilla -algo impropio en las Islas Británicas-.
Un más que correcto cremoso de bacalao ahumado acompañado por unos rabanitos, huevo mollete (impecable cocción) y pan crujiente de espelta.
Una composición algo barroca -visual y gustativamente- de burrata, “calçots” -“trendy in the UK”-, tierra de cereales ahumada (dulzona), hinojo, cebolla encurtida y vinagreta de vinagre de Módena. Un poti-poti genuinamente Jamie Oliver -solo hace falta ver alguno de sus programas u ojear alguno de sus libros de recetas-.
Un pollo (rustido) César (salsa César, picada de perejil y anchoas, Parmesano, cogollo, tomate al horno, alcaparras, pan frito…) resultón, pero que no merecería un “Ave”; y al que acompañé con un buen pastel crujiente de patata acompañado por una mejor mayonesa de trufa y hierbas frescas.
Y un refrescante postre de ruibarbo (sorbete, sopa y sus tallos caramelizados), caramelo, espuma de regaliz y hojas de capuchina.
En definitiva, un cocinero del que se disfruta más viéndolo, leyéndolo o escuchándolo que comiéndolo.
Bodega: La peor de las disfrutadas durante mi escapada londinense. Conformada por unas cuantas cervezas, más cócteles y una decena de vinos caros -como en todo Londres- y simplones -pie del que solo cojeó Jamie-. Mi elección : Les Vignes de L'Eglise 2014 (Garnacha y Merlot), Bodega Les Vignes de L'Eglise, D.O. Vins de Pays d'Oc.
Precio: 70€ (a la carta). Precio medio a la carta: 40€-60€ + bebidas. Ofrecen también un menú degustación: 65€ + bebidas.
En pocas palabras: Mucha fachada y poco fogón.
Indicado: Para los que en las “celebrities” solo advierten virtudes.
Contraindicado: Para los que no viven en Londres, pues gastar un cartucho aquí es errar el tiro.
15 Westland Place, Londres
+44 20 3375 1515
Uff... Me temo que no me llama demasiado la atención.
ResponderEliminarNo pasará a la historia, no. Más bien es para olvidar.
EliminarSe echa a faltar en los platos que comentas la regla número 1 del amigo Jaime, por lo menos la que aplica en sus programas de tele: échale chile a todo.
ResponderEliminarSolo faltaría esto para terminar de hacerlo todo todavía más confuso al paladar.
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