Hace algo más de medio año que, al regazo de su padre Sandro (un “old-fashioned” restaurador italiano), las hermanas Raffaelli (Greta y Gioia) levantaron el telón de su restaurante Raffaelli.
Y ahora cabría que os preguntaseis y que yo os diese una -la mía, y tan buena como mala que cualquier otra- respuesta sobre dónde encasillar esta casa de comidas toscanas.
¿Debemos, pues, darle al restaurante Raffaelli la bienvenida al club de los restaurantes italianos del “No, no, no”, al de los que “Debes comprar por lo que valen y vender por lo que creen que valen para hacer buen negocio con ellos”, al de los del “Mucho ruido y pocas nueces”, al de los del “Quiero y no puedo”, al del de “Los experimentos con gaseosa”, al de los que “Viven en eternas tablas (suman lo mismo que restan)”, o al de los de “Verdad de la buena, de la buenísima” -esto es, al club de los Xemei, Bacaro, Massimo o Due Spaghi-?
Y aunque con algún reparo que, sin duda, está en las manos de Bruna (la cocinera, por supuesto, italiana, del restaurante Raffaelli) disipar, por su ambiente, por su genuinidad y, sobre todo, por la calidad de sus pastas, en el pelotón -por desgracia, la cabeza de carrera está vacía por incomparecencia- de los mejores italianos de Barcelona situaré al restaurante Raffaelli.
Sin duda, lo mejor de la casa de comidas de las hermanas Raffaelli son ellas -unas grandes anfitrionas con halo de Sofía Loren-, los tres espacios, bautizados como Gioia, Viola y Greta, de aires “Fellinianos” en los que se divide su sala y, por supuesto, su propuesta gastronómica, en cuyo haber está su autenticidad toscana y sus pastas caseras, y en su debe cierta falta tanto de orientación a algunos detalles, como de arrojo.
Y de lo mejor y de lo menos bueno del restaurante Raffaelli disfruté a través de:
Un buen aperitivo de la casa: paté de pollo con tomillo, y tomate concasé con albahaca, queso Parmesano y vinagreta balsámica.
Un correcto servicio de pan (focaccia y de cereales), acompañado por un vulgar aceite patrio -aceites vulgares los hay en España y en Italia, pero dado que en el restaurante Raffaelli solo se respiran aires transalpinos, no estaría de más que el aceite fuese también italiano y, so riesgo de que a mi vicio de pedir se le responda con la virtud de no dar, que éste aportase algo-.
Unos conseguidos dados de salmón mi-cuits acompañados con una crema de berros y verduras encurtidas, y a los que solo restaban algunos enteros un excesivo aderezo, por lo invasiva de ésta, de pimienta rosa.
Unos irregulares cappellacci de gamba con alcachofas y botarga. Impecable la pasta rellena de gamba, pero desaparecida la botarga y muy, pero que muy mal repelada la alcachofa.
Unos notables pappardelle con ragú toscano (algo “aboloñesado”), queso Pecorino y mejorana. Con la calidad y el punto de cocción de la pasta, sin duda, lo mejor del plato era la mejorana, pues sus notas a salvia y a orégano ayudaban a elevar a esta pasta al altar de las mejores de la ciudad. Puesto a ponerles un pero: algo más de atrevimiento, de generosidad con el queso Pecorino.
Una muy buena panna cotta -por supuesto, no al nivel de la de La Tasquita de Enfrente pero, por su sabor, mórbida textura y contenido dulzor, de las mejores que he comido en Barcelona-a la que solo le sobraba el culís de frambuesa que la mancillaba -mejor desnuda que mal vestida-.
Y un notable tiramisú (impecables tanto la crema de mascarpone como el equilibrio café-cacao) al que solo puedo achacarle falta de arrojo con el vino Marsala -ya sea Marsala o Amaretto, un tiramisú no será redondo si éstos no tienen su debido protagonismo-.
En definitiva, una restaurante toscano al que seguiré de cerca y al que haréis bien en acercaros pues Greta, Gioia, Bruna y compañía, además de daros de comer muy bien, os harán sentir como en casa.
Bodega: Compuesta por una treintena de referencias italianas de las que me quedé con un correcto vino de la Campania: Aglianico Moio (Aglianico), Cantine Moio, Benevento.
Precio: 40€. Precio medio: 25€-30€ + bebidas. Mediodías laborables: no disponen de menú mediodía, pero la quincena de platos que conforman su carta incluyen pan, bebida y café.
En pocas palabras: A-TT (alta trattoria toscana).
Indicado: Para disfrutar a las puertas de Gracia de la gracia y el sabor de la Toscana.
Contraindicado: Para los que preparan la carbonara con crema de leche o al cocer la pasta añaden dos o tres minutos a las indicaciones del fabricante.
Luis Antúnez 11, Barcelona.
930 110 149
Hola, millor que el Xemei? Has provat l'Osteria del Contadino?
ResponderEliminarHola, millor que el Xemei? Has provat l'Osteria del Contadino?
ResponderEliminarHola, Xavi.
ResponderEliminarNo diria tant... o diria que em quedo amb el Xemei.
No l'he provat. Què tal?
Salutacions,
L'Osteria està molt bé. Sobretot plats concrets, per exemple uns tagliatelle de formatge espectaculars. I quan és temporada de tòfona hi ha plats de pasta especials. Dels entrants també la caponata i les burrates les treballen molt bé. La carta de vins, tots italians, també té coses interessants . Si el proves ja et llegiré. Gràcies.
ResponderEliminarPresa bona nota, Xavi. Em llegiràs.
ResponderEliminarSalutacions,