Sería afortunado, pero si lo pedía, a mí, de pequeño, me daban tres. ¿Será por eso que hasta tres veces suelo tropezar con las mismas piedras?
Pero hoy, no temáis, el asunto no va de tropiezos, sino de terceras partes y, en concreto, de la última etapa (tras la de los restaurantes Coure y Gresca) de la trilogía sobre mis restaurantes de cabecera.
¡Y cuál ha sido mi sorpresa al ver que hacía casi 5 años que no os hablaba del restaurante Vivanda (sin duda, la casa de comidas en las que más veces hago lo propio al año)!
Y si cada dos por tres acudo al restaurante Vivanda es, en orden inverso a su peso específico, por…
Una bucólica terraza cuya reciente reforma faculta su disfrute los 12 meses del año.
Un servicio, comandado por los buenos de Pep y Quico, que conjuga a la perfección proximidad y profesionalidad. Puede parecerlo, pero no es una tarea nada sencilla, y para muestra, tantos, tantísimos restaurantes que se trastabillan con tal ecuación y acaban tratándote o como un Ministro o como un colega -ni el voseo respeta, ni el tuteo ofende, lo hace el que habla-, o por hacerte sentir o como un indigente intelectual o como todo un Premio Nobel -información, por favor, pero, por favor, la justa-.
La posibilidad que brinda de disfrutar de un maestro de la alta costura gastronómica como Jordi Vilà (Alkimia, Louis 1856…) en formato “Prêt-à-porter”.
Su regularidad -por desgracia, una rara avis en la restauración-.
Y ya entrando en materia, deciros que, la cocina del restaurante Vivanda son grandes -y mejor ejecutados- clásicos (van del “typical” tapeo al chup-chup, pasado por la pasta, la brasa y el mercado) y, sobre todo, es Catalunya (su imaginario gastronómico puesto al día) y temporada, y dado que la estación invernal me seduce como ninguna, mi cena del pasado miércoles la conformaron:
Un muy buen vermut de la casa que secundaba a una croqueta de jamón XXL -por tamaño, calidad (crocante y fluida como ninguna) y pornográfico sabor-. Sin duda, una de las mejores croquetas de Barcelona -la “Pole” estará muy reñida, pero en la primera línea está seguro-.
Un buen pan D.O. Sosa (Fermentus), acompañado por un mejor aceite ampurdanés (variedades arbequina y argudell) del Celler Espelt.
Un excelente “plato combinado” de perdiz escabechada y ensalada de lentejas. Un plato con el que Jordi Vilà predica -y un servidor comulga- que el mejor ceviche del mundo es un escabeche acompañado por un fresco “empedrat”.
Una muy buena torrija (al horno) de pan con tomate (pan de payés, tomate italiano en conserva, panceta y albahaca) con caballa y garum (paté de anchoas, aceitunas negras y hiebas). Una composición que, a mi entender, sería muy, muy buena de sustituir los tomates confitados que la acompañaban -redundantes- por ajo escalivado -un sabroso giño a nuestra clásica “tosta” de sardinas con ajo-.
Una liebre a la royale estilo “Senador Couteaux” con trufa melanosporum que podría ser un plato de caza de 10 -eso sí, no para aquellos que gustamos de que la caza de la cena nos dure en el desayuno-, pero que se quedaba en un 8 por el excesivo aderezo de pimienta blanca en el pase y por el mal deshuesado en la preparación con la que la castigaban -¡Ojo, Nacho (el jefe de cocina del restaurante Vivanda)!-.
Unas grandes manitas de cerdo con mollejas de ternera y espinacas a la mostaza que podrían ser grandísimas sin la excesiva cocción dada a las mollejas -¡Más ojo, Nacho!-.
Una impecable tarta fina de manzana acompañada por un mejorable helado de vainilla.
Y la mejor torrija al Este del restaurante Mugaritz -eso sí, tristemente acompañada por el mismo helado de vainilla que afeaba a la tarta fina-.
En definitiva, por sus muchas virtudes y pocos achaques, un restaurante al que nunca le negarás un bis.
Bodega: Bien alto para la selección de referencias y aprobado justo para sus precios. Mi elección: Rubén Ramos Crianza 2012 (Tinta Fina), Bodega Tierras de Peñafiel, D.O. Ribera del Duero.
Precio: 50€. Precio medio: 20€-40€ + bebidas.
En pocas palabras: Alta cocina “casual”.
Indicado: Para confirmar que el secreto de la felicidad está en hacer extraordinario lo cotidiano.
Contraindicado: Para los que a las estrellas de los fogones solo saben degustarlos en cocinas con Estrella.
Major de Sarrià 134, Barcelona.
932 031 918
Esperamos que el vino te hay gustado! Te invitamos a que pases a visitarnos por nuestra bodega.
ResponderEliminarUn saludo. Ruben Ramos.
Www.vinosrubenramos.com
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