Daba comienzo mi última crónica sobre Libentia con un “Lo mejor que se puede decir de un restaurante es que está vivo, que evoluciona, que crece, y esto es lo que sucede en Libentia”, y no puedo sino reiterar tal afirmación dada la cena, rozando la excelencia, que los “4 Fantásticos de la cocina y sala” me brindaron el pasado viernes.
Ya que sobre Superhéroes culinarios barceloneses parece discurrir la crónica, seguro me permitirán hacer un breve inciso y sugerir el siguiente reparto:
Superman: Jordi Vilà (Alkimia, Dopo, Saltimboca y Vivanda)
Batman y Robin: Hermanos Torres (Dos Cielos)
Wonderwoman: ¿Carme Ruscalleda? En breve me tocará visitar su Moments para verificarlo
Hulk (capaz de lo mejor y de lo peor): Rafa Peña (Gresca)
Spiderman: Xavier Franco (Saüc)
Hombre de Hielo (talentoso, pero frío): Xavier Pellicer
Watchmen(Superhéroes retirados): Carles Gaig, May Hofmann, J.L. Neichel
Voldemort: como en la saga Harry Potter, mejor no citar a los villanos.
De regreso al planeta Libentia, me gustaría referirme a que no soy el único cabezota que se empeña en apreciar su talento, pues recientemente ha sido seleccionado como uno de los seis restaurantes nominados a Restaurante Revelación según la prestigiosa cumbre gastronómica Madrid Fusión 2010.
Entrando ya en lo que gastronómicamente la velada me ofreció, apunten lo siguiente:
El aperitivo, según mi parecer, una de sus asignaturas pendientes: superada gracias a una más que correcta crema de tupinambo con berberechos.
Nunca antes la había reseñado, pero saldo ahora la deuda histórica alabando la excelente focaccia que se ofrece durante todo el ágape.
La vieira con papada, ligero puré de garbanzos e infusión de tomillo, cada día que pasa es un plato de sabores más profundos y redondos.
Sobre el huevo a baja temperatura sobre crema de patatas, migas y “cap i pota”, nada que añadir respecto mi último comentario de: “sublime”.
Igual que el arroz meloso de tripas de bacalao y oreja de cerdo, un mar y montaña "perfecto" ya desde mi primer post sobre Libentia.
La sorpresa más grata de la noche me la deparó la ventresca de atún, pues gracias al puré de eneldo (compensa el toque grasiento de la ventresca), el melocotón asado (dulzor contenida de complementariedad perfecta con el atún) y la tarta de cebolla que la acompañaban, olvidé la primera versión de este plato que sobre el mes de septiembre me decepcionó (aceitunas y cerezas eran entonces su guarnición).
El falso bizcocho de cacahuetes con helado de mango, aceite de oliva y chocolate ya no adolece de sequedad (en mi primera visita así lo sentí), sin embargo, creo que la textura de la sopita de chocolate es mejorable (algo más densa y amarga).
Respecto la tatin de pera, crema de queso, crujiente de quicos y helado de palomitas, volveré a plagiarme: “sabores tostados y caramelo, contrastes dulce-salado, y cremosidad gracias al mascarpone y al Philadelpia... un postre nada convencional, todo recomendable”.
En definitiva, si ya lo han visitado, vuelvan y se sorprenderán gratamente, y si no lo conocen, denle una oportunidad y todavía lo harán más.
Vino: Selección especial Díaz Bayo (Tempranillo, barrica 24 meses)
Precio: 55 €
Calificación: 15/20
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