martes, 1 de diciembre de 2009

Coure

Coure es uno de esos restaurantes de los que uno sale encantadísimo, pero...

Es ese pequeño pero el que, de ser justa la Guía Michelin (tantas veces obstinada en no serlo), sería el único óbice para que no luciese en este local del Pasaje Marimon de Barcelona la estrellada distinción.

Así, la última vez que tuve el placer de sentarme en una de sus mesas, pude saborear:

Un excelente gazpacho de cerezas con ostras que cumplía perfectamente la misión de abrir el apetito al comensal. Debo decir que, mientras daba un paseo este mediodía, he pasado por delante de Coure y he observado en su carta que la ostra ha sido substituida por berberechos. Me atrevo a apuntar mis inquietudes sobre tal cambio, pues la complementariedad de sabores de la cereza con la ostra me pareció perfecta, y no creo que el berberecho llegue a suplir ni la intensidad de sabor de la ostra, ni la idoneidad de su textura pare el conjunto del plato.

Un clásico de la casa: la coca de chicharrones con foie, piñones y reducción de PX. Sencillo, sin extravagancias, sobresaliente, y que espero que por muchos años sigan sirviendo.

Un huevo a baja temperatura de preparación impecable, acompañado de quinoa, un ravioli de queso comté y cebolla caramelizada, y todo ello regado con un excelente caldo de gallina. El único pero del plato residiría, tal vez, en la quinoa, pues ni su textura ni su sabor terminaban de casar con el resto de elementos de, no obstante, una muy notable propuesta gastronómica.

El pichón en dos cocciones acompañado de un risotto de setas. Era un plato perfectamente elaborado, esto es, el pichón en su punto y un risotto de sabor intenso pero ligero, sin embargo, le faltaba algo de atrevimiento en su concepción.

Una chuleta gallega, de altísima calidad (madura y con la justa medida de grasa intersticial), prácticamente cruda (como sólo así puede/debe degustarse), y acompañada de un notable puré de berenjena (el toque ahumado del puré le sentaba magnífico a la chuleta) y mostaza antigua.

Un primer postre fantástico: aire de coco, granizado de menta, crujiente de canela y crema de maracuyá. Una sinfonía de sabores intensa pero ligera, y en la que no desafinaba ningún elemento.

En cambio, el brownie de chocolate blanco con sorbete de frambuesas y macadamia resultaba, en su conjunto, un postre demasiado dulce. El brownie era excelente, pero su pero residía en el dulzor de su acompañamiento. Dulzor que flaco favor hace siempre que acompaña al chocolate blanco. Me atrevería a sugerir un sorbete de té negro, o similar, que ayudase a romper el recuerdo dulce que perdura en el paladar y que impide seguir apreciado los sabores en su máxima extensión.

Terminé con una fallida selección de quesos catalanes. Fracaso imputable: primero a mi persona por cuanto ya debería conocer la escasez de quesos reseñables con D.O. Cataluña; segundo, al restaurante, por, conociendo como yo la pobre oferta catalana en quesos, sólo ofrecer éstos en su carta; y, tercero, a la prácticamente desdeñable oferta catalana en quesos. Cuanto bien haría fijarse un poco en el exterior, y arrinconar esa tendencia endogámica y autocomplaciente que en algunos ámbitos de la gastronomía nos caracteriza (lo dejo aquí, pues este no es ni el momento ni el lugar para referirme a una de mis debilidades, pero les prometo que, en breve, dispondrán de una crónica sobre quesos).

En definitiva, el restaurante Coure merece, sin duda, una visita, y así podrán decir que estuvieron comiendo allí antes que le concedieran su primera estrella, que, seguro, si corrigen algunos desajustes, se la concederán. Me sucedió, entre otros, con Alkimia y Saüc, y, ojalá me sucediera con Dos Cielos y, por qué no, con Gresca y Libentia.

Vino: Alonso del Yerro

Precio: 65 €
Calificación:14/20

1 comentario:

  1. Muy interesante tu descripción...he estado tres o cuatro veces, y la calidad del producto con el precio es muy correcta, a veces injusta, segun que restaurantes estas creaciones serían con un precio más elevado.

    Recomiendo que os dejeis guiar por el menú degustación, siempre es un acierto.

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