Tras cuatro cónicas sobre uno de mis restaurants favoritos, sobre una de las casas de comidas imprescindibles de nuestro país, sobre la mejor propuesta gastronómica entre Barcelona y Valencia..., en definitiva, sobre Can Bosch, tal vez algunos creáis que bien poco me puede quedar por escribir sobre este restaurante de Cambrils. Nada más lejos de la realidad.
Y así, y practicando un ejercicio de contención literaria, mucho más próximo a la máxima que el gran poeta catalán Martí i Pol dejó para la eternidad “lo esencial se dice con sencillez” que a los alardes de verborrea que suelen caracterizar mis escritos, en cuatro –no seáis, por favor, demasiado estrictos contándolas- líneas os ofreceré la Polaroid del restaurante Can Bosch a julio de 2012.
Can Bosch era, es y, a tenor de lo hace unos días pude comprobar, por un buen tiempo seguirá siendo el máximo exponente de la alta gastronomía del litoral tarraconense.
Can Bosch son Joan (propietario y jefe de cocina), Montserrat (copropietaria y jefa de sala) y Manel (uno de los mejores sumilleres al este y al oeste del Misisipí), pero también Peter (segundo de abordo en la cocina de Joan y padre de muchas de sus magníficas creaciones) y Albert (responsable de la partida de postres) –sin duda, el relevo generacional que un restaurante como Can Bosch merece-.
Can Bosch es una de las más bellas y confortables salas en las que uno puede perder la noción del tiempo del litoral catalán, injustamente por muchos denostada por estar unas cuantas calles alejada de primera línea de mar.
Can Bosch es, sobre el papel, una Estrella Michelin, pero dos sobre la mesa.
Can Bosch, en mi última visita fueron:
Un notable servicio de panes de elaboración propia (cereales, blanco, cebolla y aceitunas), aceites (arbequina de La Canonja y arbequina, rojal y negret del Montsant) y sales (del mar de Maldon y del Himalaya).
El valor seguro de un Izaguirre Reserva, todavía mejor secundado por los snacks de Can Bosch (crujientes de especias, parmesano, pimiento, y arroz y cebolla).
Un trío de aperitivos compuesto por un buen Bloody Mary con espuma de apio y berberechos, un mejor carpaccio de pulpo, patata, pimentón y espuma de alioli y un correcto, y más propio de un Tapas 24 que de Can Bosch, bikini de mozzarela y trufa, como antesala del mejor menú degustación del que recuerdo haber disfrutado en esta casa de comidas de autor de Cambrils.
Menú al que dieron forma:
Un buen tártar de vieiras acompañado por texturas de tomate: esférico de tomate verde y carpaccio y emulsión de cor de bou -brutal ésta última-, albahaca y huevo duro.
Un alarde de profundidad e intensidad de sabor protagonizado por un dúo de solistas –a la vez, el vicio y la virtud del plato-: tártar de bonito y ostras Gillardeau acompañado por una esponja de remolacha; y anguila ahumada con parmetier de patata al cebollino y caviar de aceite. A pesar de estar en pleno verano, a mitad del plato me descubrí tarareando “Fum, fum, fum…”.
El mejor mar y montaña que he comido en mucho tiempo: almejas con crema de tupinambo, ragú de verduras, manitas de cerdo, soja liofilizada y PX.
El segundo mejor mar y montaña que he comido en mucho tiempo: espardeñas con tomate (coca de tomate con orégano, confitado y sus esferificaciones) y puré de berenjenas.
Un notable mar y montaña -a buen entendedor, pocas palabras bastan-: sepia de Cambrils con setas (salteadas y su cremoso), panceta ibérica cocinada a baja temperatura y crujiente de manitas de cerdo.
Un excelente risotto de tomate raf, cigalas, setas, emulsión de aceite de oliva y alga nori.
Un San Pedro acompañado por un cremoso de pimiento verde y un salteado de vegetales (patata, cebolla, setas…) que, a pesar de lo excelso de la pieza de pescado, se erigió como lo menos lucido del ágape.
Una buena, sin más, versión del reinventado hasta la saciedad Mojito: esférico de ron y menta, crema de ron y sorbete de menta.
Una excelente sandía caramelizada acompañada con frutos rojos liofilizados y María Luisa (bizcocho exprés y su granizado).
Un muy veraniego postre de chocolate: bizcocho de chocolate con helado de albaricoque y horchata (emulsión y sopa).
Y los siempre afinados “Petis” de Can Bosch: macarron de limón, coca de San Juan, Ópera y frambuesa rellena de crema de vainilla.
En definitiva, el restaurante Can Bosch, de la mano de Joan, Monserrat, Manel, Peter, Albert y el resto de su magnífico equipo, tanto de cocina como de sala, está viviendo una segunda juventud, su edad de oro, así que, creedme, no perdáis la ocasión de disfrutar de uno de los mejores restaurantes de nuestro país.
Bodega: Copa de “Un be ros amb potes negres 2010” (garnachas blanca y negra), Bodega 10 Sentits, DO Catalunya; “Victorino 2009” (Tinta de Toro), Bodega Teso la Monja, DO Toro; y degustación de Brandies –sí, me hago mayor- Fernando de Castilla y Ximenez Espínola.
Precio: 90 €
En pocas palabras: Mucho más que el mejor restaurante de la Costa Dorada.
Indicado: Para que los que creen que fuera de Barcelona no hay vida, gastronómicamente hablando, inteligente, reparen en su error.
Contraindicado: Para los que, llegado el buen tiempo, se quedan con la rima fácil: “en veranito, chiringuito”-eso de dar vacaciones también a las papilas gustativas no sé si es un buen negocio-.
Rambla Jaume I 19, Cambrils (Tarragona)
977 36 00 19
Bona gent els Bosch.
ResponderEliminarPenso que tots aquest plats que has provat son mes fruit del treball d´en Peter que d´en Joan. Aixo no l´hi treu pas mèrit.
Molt bon restaurant amb una regularitat com cal.
Salutacions.
Molt bona, professional i personalmente, Bernie.
ResponderEliminarCom bé apuntes, molts són DO Peter, mestratge d'en Joan mediant, altres genuïnament Joan i cal també remarcar el mèrit de les postres DO Albert.
Salutacions,
eduard
Hola Eduard,
ResponderEliminarSempre estic d'aord amb tu amb un bon percentage... Però en poques ocasions al 100x100. I aquesta és una d'elles.
Per mi Can Bosch és un lloc modèlic. I estic totalment d'acord amb el,que dius del Manel com sommeler. La resta de l'alineació no els conec ja que en general soc poc proper en els restaurants.
No hi vaig més perquè en el fons, tot i reconeixer l'alt nivell de la seva cuina, jo ja saps que l'estil menú degustació no és massa el meu.
Ara et confessaré un "sacrilegi".... Fa dos dissabtes vaig tornar a estar per Girona al "segon millor restaurant del món". Era una celebració i volia fer felliç a una persona i ja de fa molts mesos tenia la reserva... Vaig sortir amb la mateixa opinió de sempre... "caram com s'ho treballen".... Però poca cosa més fins fer-me mandra publicar-lo .... A canvi vaig publicar el menú de migdia de Big Fish...:)
Raro que es uno.....:)))). Però en resum.... Si m'agradessin els Michelin, Can Bosch seria el meu number one...
M'alegra que si hem de coincidir poc al 100% sigui amb Can Bosch que ho fem, Ricard.
ResponderEliminarI no ets el primer, ni seràs l'últim en experimentar certa buidor al visitar molts dels "bests" del món.
Salutacions,
eduard
Animado por las crónicas que en este blog se han publicado me he desplazado a Can Bosch para sufrir una decepción difícil de justificar. Un excelente servicio de sala, un sumiller fuera de serie, un entorno muy agradable para un producto como mínimo descuidado, cocciones muy poco acertadas, alguna construcción muy mal estructurada y un exceso de grasas que voy a tardar muchas horas en digerir. Me voy, eso sí, habiendo comido un excelente plato de salmonetes con gnochi. Quizás, Eduard, se esfuercen más en complacer a bloggers y críticos que a clientes no habituales?
ResponderEliminarAnte todo, apreciado Stronzo, acepta mis disculpas si mis palabras sobre Can Bosch te han conducido ha una decepción.
ResponderEliminarEn este sentido te aseguro que todas mis alabanzas eran justificadas y más que fundadas -sigo creyendo que estamos ante uno de los mejores restaurantes del país-. No obstante, puede que, como apuntas, la regularidad no sea su fuerte.
Reiterando mis disculpas, recibe un afectuoso saludo,
eduard
No debes disculparte en absoluto, por favor! Agradezco tu preocupación. Molesta, sin embrago, ver como cuando alguien "del mundillo" visita según que casas, cambia el menú, el producto y los acabados. Creo que denota mucha falta de profesionalidad. Un saludo, y espero poder conociendo muchos más restaurantes gracias a tu estupendo blog.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Stronzo.
ResponderEliminarY aunque no voy a negar la evidencia de que algunos restaurantes miman a los del mundillo, creo que lo de Can Bosch no fue falta de profesionalidad sino un mal día.
Un saludo,
eduard