Dos años se contaban desde mi última estancia en el cielo gastronómico de los gemelos Torres.
Dos años sin probar la cocina de Javier y Sergio y cuya única –y pobre- justificación –aunque más propio sería tildarlo de excusa- debe buscarse en los 10 kilómetros que separan el Hotel Me de mi casa.
Dos años que, a tenor del menú degustación del que disfruté hace dos semanas, se me antojan como una eternidad.
Dos años que, no obstante, seguro que para los gemelos Torres han sido cual suspiro comparados con los tres que aguardaron para que los Hombres de Rojo reconociesen como era debido el mérito del restaurante Dos Cielos.
Mérito que, por supuesto, reside en el privilegiadísimo espacio (sala y terraza adyacente) que da cobijo a la propuesta gastronómica del restaurante Dos Cielos –uno de los, sino el más bello de la ciudad-, en su profesional a la par que atento servicio de sala, en su cocina a la vista -¡Qué precioso vals interpretan entre fogones los chicos de Javier y Sergio!-…
Y que, de resumirse en pocas y prosaicas palabras, sonaría así:
Bella, delicada y sabrosa sencillez.
Sencillez, que no simplicidad –su hermana fea o, como mínimo, así yo lo entiendo-, de la que disfruté, desde la mesa del chef -¡Vaya “lujazo”!-, gracias a:
Un más bello y delicado que sabroso “Paseo por Collserola” (patata deshidratada, espuma de romero y flores).
Un notable bocado de tomate, ostra y lechuga de mar, cuyo pero radicaría en la alargada sombra que el primero proyectaba sobre el sabor de la segunda.
Un excelente servicio de panes (rústico, de parmesano y sobrasada, de zanahoria y orejones, de aceitunas Kalamata, y de pasas y nueces) de elaboración propia -lo que debería ser y, desafortunadamente, casi nunca es en los restaurantes de altura- y aceite (hojiblanca y picual cordobesas Pórtico de la Villa).
Una maravillosa –producto, compañeros de viaje y, sobre todo, aroma- centolla de la ría de Vigo con crujiente de pan negro de algas y flores.
Un bello, delicado y brutalmente sabroso plato de espárragos de Gavà: casi en crudo y su royal ligeramente cítrica.
Una muy buena pasta fresca rellena de ajo escalibado y regada con una sopa de perejil que, ya me perdonaréis la ruda expresión, dado su exceso clorofílico era como “un puñetazo de verde” –ríete tú de Hulk-.
Una buenísima crema de mandioquinha –raíz de Brasil- con caviar de sagú –otra raíz brasileña trabajada, en este caso, con un sofrito de calamar y verduras-. Un plato de raíces –en toda la extensión de la palabra, pues gran parte del bagaje culinario de los gemelos Torres tiene en Brasil su patria- y que es todo un canto al poder, al valor de la humildad.
Un sublime plato de caviar de tierra -lágrimas de guisantes del Maresme- con calamar de potera.
Un magnífico plato de cuchara al que dieron forma unas colmenillas, setas de primavera, tendones de ternera, habas y pistachos.
Un muy buen lomo de San Pedro mejor acompañado por un consomé ligado de jamón ibérico y “pan con tomate”.
Un excelente arroz “a la llauna” de pichón y aceitunas negras que, puesto a buscarle alguna pega, avivó la llama de mi frustración por el desolador paisaje que dibuja la gastronomía de Lleida. Tenemos el producto, tenemos la base… pero, de nuevo, “Barcelona” nos pasa la mano por la cara enseñándonos a sacar el máximo partido a una cocción tan nuestra –será, entonces, que lo que nos faltan son “buenos” comensales-.
El, tal vez, mejor carro de quesos de Barcelona y del que me dejé seducir por su St. Hectaire, su Longrais y su Bleu de Gex.
Un divertido y sabroso postre como resultado de la siguiente suma: plátano + chocolate blanco + mango + vainilla + nuez moscada + coco (falso bizcocho, helado, brunoise impregnada, cremoso…).
Un bello y sabroso pedazo de África: chocolates de Madagascar (73 % y 64 %) y Ghana (68 %) con jengibre y helado de miel y jengibre.
Y a un buen café acompañado de una “joya” de chocolate.
En definitiva, uno de los mejores restaurantes de Barcelona. Y pues este “En definitiva” me ha quedado algo soso, si hacéis acopio de imaginación os diré que, de ponerme el sombrero de editor de la británica, y a la que ya -y merecidamente- le están comenzando a crecer los enanos, publicación “Restaurant magazine” (la responsable de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo), delante del nombre Dos Cielos pondría un 3 –tomando como plaza Barcelona, claro está-.
Bodega: Buen, aunque, por momentos, en exceso convencional, maridaje a cargo de Marc Terés y mejor carta de vinos -vaya racha llevo-: Blancos (Ekam, Quinta da Murta y Lanius), Tintos (Lalama y Teixar) y Dulces (Canigó y Estela).
Precio: 140 € (95 € menú degustación + 45 € maridaje)
En pocas palabras: Gastronomía de mucha, muchísima altura.
Indicado: Para comprobar que no hacen falta siete cielos para alcanzar la gloria.
Contraindicado: Para los que gustan de disfrutar de una sal de frutas como petit four. Sin duda, aquí no la precisarán, pues el menú degustación del restaurante Dos Cielos es de los más ligeros de la ciudad.
Hotel Me (Pere IV 272), Barcelona.
93 367 20 70
Qué ganas de probarlo. Esta semana en el nuevo programa-concurso culinario de la cadena americana Bravo (la que emite Top Chef), Around The World in 80 Plates, llegaban a Barcelona y las pruebas tenían lugar en el Dos Cielos. Los jurados, José Andrés y los dos hermanos Torres. Gran publicidad para ese público gourmet americano que parece es la salvación de algunos restaurantes, como comentaba Robert Gelonch en El Viajero de El País el pasado viernes.
ResponderEliminarhttp://www.bravotv.com/around-the-world-in-80-plates/season-1/episode-3-something-smells-fishy
Interesante web la que apuntas, apreciado Souver Dj, y, como bien señalas, una magnífica plataforma publicitaria para este gran restaurante.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
en el rest.Casa Josè de Lleida.en la semana del 8/11 de Mayo tuvieròn una mesa de con 52 tipos de quesos europeos y fermiers,para servir en tablas preparadas en situ,por Tempora de Lleida,no està mál
ResponderEliminarSintiéndolo mucho, apreciado Anónimo, no es tan dulce como lo describes mi recuerdo del restaurante Casa José.
ResponderEliminarPara quesos, los que servía Julián el malogrado Petit Gascon: sin duda, la mejor quesería en la que me he sentado.
Un saludo,
eduard
Entiendo ,que no entiendes de muchas cosas pero menos de quesos,y solo algunos de los grandes restaurantes de este país,han ofrecido una MESA de QUESOS.(52 referencias)
ResponderEliminarY que te vaya bièn por ahì
Sin duda, apreciado Anónimo, hay algún que otro restaurante en Barcelona en el que deleitarse con una buena tabla de quesos (i.e. Chez Coco, Piratas, Alma...) pero negar que la del Dos Cielos es casi celestial me parece un pecado.
ResponderEliminarUn saludo de un gastrónomo que solo sabe que no sabe nada y al que nada le gusta más que aprender.
Hola, tengo interés en saber con que plato se marido el vino EKAM.
ResponderEliminarGracias y un saludo.
Hemos compartido la foto del vinos Ekam en la página de facebook de Castell d'Encus, para que todos nuestros amigos puedan leer su blog y sus impresiones. Gracias.
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/#!/EnovinsCastelldEncus
Hola, Eduardo,
ResponderEliminarDada su versatilidad y equilibrio, acompañó a los dos aperitivos y al plato de centolla con pan de algas.
¡Gran maridaje y mejor vino!.
Un saludo,
eduard