jueves, 17 de diciembre de 2015

Bardeni

The Meat Bar by Caldeni.

4 larguísimos meses para todos.

Para nosotros, sus antiguos clientes y ansiosos nuevos comensales, pues, el nuevo Bardeni prometía y, visto lo visto, comido lo comido, promete.

Y para Dani Lechuga pues, en estos 120 días trascurridos desde que bajó la persiana del antiguo Bardeni, no se ha dado ni un segundo de respiro para regalarnos un más y mejor Bardeni.

Más, pues…

La carta del nuevo Bardeni es un sabroso reto a los estómagos de sus clientes -renunciar a alguno de sus platos es más difícil que decidir si uno quiere más a su padre o a su madre-, toda una provocación a la OMS (la sabrosa proteína vacuna está presente en casi todos sus platos), y rebosa de sugestivas propuestas divididas -a los únicos efectos de la claridad, pues en el restaurante Bardeni no hay entrantes, ni principales, ni primeros, ni segundos, solo platos para gozar y, si es compartiéndolos, mejor que mejor- entre crudos, platos de chup-chup, hamburguesas y carnes al fuego.

Gracias a un sobrio y logrado interiorismo firmado por Lázaro Rosa Violán (íntimo amigo de Dani), pero en una versión “low cost” -vicio hecho virtud pues, a la sobreactuación decorativa a la que nos tiene acostumbrado este gran decorador, la chequera de Dani no podía hacer frente-, el nuevo Bardeni es más restaurante que bar y, en consecuencia, los 2 han ganado en confort y los 3, 4 o 5 han visto abiertas las puertas al cielo de los carnívoros.

Y mejor, pues…

Su sala, comandada por Lluisa (la mujer de Dani) y Gerard (antiguo conocido de Alkimia y Libentia), no solo no desmerece lo servido, sino que, con altas dosis de proximidad y profesionalidad, refuerza la idea que el nuevo Bardeni es más un restaurante que un bar.

La mayoría de los platos servidos en el restaurante Bardeni no desentonarían si, al salir de la cocina compartida se desorientasen y terminasen servidos en cualquiera de las mesas del restaurante Caldeni.

Y la pantagruélica, paleolítica (y no lo digo por falta de refinamiento) y primera de muchas comidas que me regalé el pasado sábado en el restaurante Bardeni, y en la que trae causa esta crónica discurrió por:

Uno de los mejores panes de la ciudad (Panes Creativos de Daniel Jordà) acompañado por la solvencia de la arbequina de Siurana de Mas Tarrés.

Un excelente filete tártaro de Angus. Seguramente, el steak tártar de Caldeni/Bardeni es el mejor tártaro convencional de Barcelona, pues es el que más respeta, el que más ensalza la carne. La perfección solo se la niegan unas tostadas que no pasan de correctas y la ausencia de una buena mantequilla que lo acompañe.

Un interesante, pero que no termina de convencerme, carpaccio de filete de vaca tratado como un ceviche (helado de maíz, leche de tigre, cebolla roja, aire de lima y brotes de cilantro). Ya lo comí, en su día, en el restaurante Caldeni y, como el pasado sábado, y a diferencia de lo justo dicho del steak tártar, no me gustó que se relegase a una buena carne a un mero lienzo para una composición de moda.

Un magnífico guiso (gran sofrito de cebolla, zanahoria, vino tinto y coñac) de albóndigas de Black Angus con sepionetas, orégano, tomillo y aceite de chipotle. ¡Un mar y montaña de mojar pan hasta reventar!

LA -y soy incapaz de llevar la cuenta de las que he comido- hamburguesa. Una hamburguesa de chuleta de vaca con salsa Café de París (Dani clava esta salsa) que, ahora que estos entrepanes comienzan a verse algo “demodés”, volverá a ponerlos en portada. Su secreto: además de la gran salsa Café de París de Dani, y el excelente pan de amapolas del otro Dani (Jordà), una hamburguesa de sabor profundo, complejo e intenso gracias a una mezcla de carne de cadera de vaca vieja y de la obtenida del repelado de los huesos de sus chuletas.

Un perfecto onglet (entraña) con salsa de vino Priorato que permite entender el porqué de que esta pieza tan infravalorada en España es todo un manjar en Argentina o Francia -¡Menos mirarnos el ombligo, carajo!-.

Unos buenos sorbetes caseros de piña y fresa (mejor el primero).

Y un excelente tocinillo de cielo, eso sí, mal acompañado por un sorbete de manzana. Y no lo digo porque éste no fuese bueno -todo lo contrario-, sino pues, a mi entender, un tocinillo no demanda de una compañía que limpie el paladar, dado que el cénit de su disfrute se alcanza por acumulación (de sabor y, sobre todo, de su textura untuosa).

En definitiva, un regalo anticipado de Reyes al que solo puedo ponerle un pero, y éste es que, visto lo visto, comido lo comido, un servidor sufre porque el Bardeni no se coma al Caldeni -aunque, dado que Dani es un maestro en esto de hacer del vicio virtud, seguro que este riesgo lo termina vistiendo de exigencia para que la casa madre dé ese definitivo paso adelante que la sitúe en la Champions de Barcelona-.

Bodega: Interesantes -aunque sean, tal vez, lo que más nos recuerde que no estamos en un gran restaurante- 20 referencias. Mi elección: Hombros 2010 (Mencía), Bodega Casar de Burbia, D.O. Bierzo.

Precio: 50€. Precio medio: 25€-40€.

En pocas palabras: EL -no un- Meat Bar.

Indicado: Para los que creemos que la lujuria comiendo carne no es pecado, sino dicha.

Contraindicado: Para los que por comida aceptan zumito verde, o para los que al pedir carne sueltan eso de “pero que no sangre” -yo los echaría de mi restaurante, pero afortunadamente para mis finanzas familiares, no lo tengo-.

València 454, Barcelona.
932 314 511

PD: De panes como los de Daniel Jordà, los de La Llibreria o los de Triticum un servidor podría vivir -eso sí, regados con un buen aceite-, pero ya que la carne me tira más que a un tonto un lápiz, aquí os dejo apuntado “mi proveedor de confianza” (Jordi, de la carnicería Casademunt del Mercat de Sarrià) y la última pieza que le compré (lomo alto de buey Black Angus irlandés de casi 8 años de edad, 1.500 kilos y 45 días de maduración).

2 comentarios:

  1. Hola Eduard,
    la veritat que fa molt bona pinta el local amb la reforma,trobo que guanyarà molta clientela, ja que es menjar molt i molt be. peró abans era una mica incomodo si volies fer un apat en companyia,
    en fí m'has deixat salivant i ja estic mirant quan puc anar,
    salutacions.

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    1. El local, Toni, ha guanyat molt (també en comoditat per a trobades de 2, 3 o 4), però el que fa indispensable la visita al Bardeni és la seva cuina.

      Bona nit,

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