domingo, 12 de agosto de 2012

Betlem

Érase un colmado de Barcelona, hoy, por obra y gracia de Víctor, de cuyo apellido no quiero acordarme pero cuyo bagaje culinario no puede obviarse (Alain Ducasse o Can Fabes), convertido en un pesebre gastronómico.
Pesebre, o, y como Víctor ha apostillado a su restaurante Betlem, miscelánea gastronómica, en la que, y haciendo bueno su sobrenombre, todo tiene cabida, pues en esta bonita estampa que dibuja el restaurante Betlem, el oro, el incienso y la mirra los descubriréis entre sus referencias dulces, buey y vaca aúnan méritos y años en una soberbia pieza de vaca vieja, los pastores, o meras comparsas dotadas de irregulares virtudes se transmutan en los más típicos bocados de la cocina de tapas y platillos (bravas, croquetas, tortillas, bocatas…) siendo el verdadero objeto de adoración de este pesebre gastronómico del ensanche Barcelonés el buen ambiente –ese buen rollo que hoy necesitamos tanto o más que el pan que llevarnos a la boca- que en él se respira.
Y así, en esta peregrinación más que recomendable a este portal de la calle Girona de Barcelona, el pasado lunes pude disfrutar de:

Unas buenas bravas como resultado de la suma de unas excelentes patatas y de una algo más floja, y no por adolecer de picante sino por asemejarse en demasía a un romesco, salsa brava.
Una buena coca de pan con tomate.
Unas correctas croquetas de jamón a las que un aceite para frituras algo, o mucho ajado restaba enteros.
Una notable tortilla (perfecto el punto de cocción del huevo) de butifarra negra y setas sobre la que podría recaer más mérito de otorgar más protagonismo a la butifarra negra y de no ser tan perceptibles el sabor y la textura a conserva de las setas.
Un muy buen bocadillo (excelente el pan) de papada crujiente.
Una muy meritoria, y especialmente al ponerlo en contexto con su precio (10 €), tagliatta de vaca vieja con piquillos.
Y un acertadísimo trío de postres encarnado por:

Un crumble de galletas “Chiquilín”, zanahoria confitada y espuma de coco.
Requesón con helado de yogur y pasta china frita (el mejor de los tres).
Y su versión de la “Copa Danone”: ganache de chocolate con frutos secos caramelizados y nata montada.
En definitiva, un restaurante bonito, barato y lo bastante bueno como para que vuestra primera vista no se haga esperar –la segunda vendrá sola-.

Bodega: Obalo 2008 (Tempranillo). Bodega Obalo. DO Rioja.
Precio: 25 €

En pocas palabras: Encantador popurrí gastronómico.

Indicado: Para los que huyen de la tapa y el platillo “de serie”.

Contraindicado: Para los que ni mesas de jardín ni taburetes son compatibles con una buena mesa.
Girona 70, Barcelona.
932 655 105 (no aceptan reservas)

4 comentarios:

  1. Coincidim també en els trets generals del lloc. També penso tornar ja que em va agradar.

    El que és ben curiós es que a més de coincidir nosaltres, aquell mateix dia i moment en una altre taula hi havia el Victor del blog Gastrofilia que és la segona vegada que coincidim i mai ens reconeixem...:(.

    Ell suposo que no ho publicarà, ja que és client d'allà i ja el va publicar fa temps.

    Salutacions,

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  2. El món és molt petit, Ricard, i el gastronòmic barcelonés encara més.

    Salutacions,

    eduard

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  3. Bona pinta i sobre tot aspecte exterior. M'encanten aquestes fustes de la façana. Gran detall. I un preu molt interessant, ideal per mi. ;)

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  4. Bona nit, David,

    Sens dubte, la relació qualitat-preu del restaurant Betlem, així com el seu interiorisme són dos del seus millors arguments per fer que la primera visita no es quedi en anècdota.

    Salutacions,

    eduard

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