Si una cocina nunca ha pasado de moda y por muchos años seguirá haciendo las delicias de pequeños y mayores ésta es la italiana.
No obstante, no es menos cierto que, por culpa de su romance con el éxito, son los restaurantes de cocina italiana los que precisan de un más concienzudo trabajo en separar el grano de la paja.
Ni juntando los dedos de las manos y de los pies de una familia numerosa alcanzaríamos a contar los restaurantes de Barcelona, harto generosamente autodenominados como italianos, cuyo único mérito reside en llenar el buche a precios populares. Y, en cambio, me sobran dedos de mis manos para identificar las genuinas casas de comidas venecianas, lombardas, sicilianas, napolitanas, toscanas o romanas de nuestra ciudad.
Y entonces, y ya que el restaurante Deseos es el hijo más joven de la familia gastronómica transalpina de Barcelona, ¿En qué grupo debemos situar el restaurante que hoy nos ocupa?
Pues como en tantas ocasiones sucede en vida, y ya que en ésta es una gran paleta de grises la que impera, en el limbo.
Y así es, pues aunque el restaurante Deseos encierra muchos más méritos que la mayoría de los restaurantes “italianos” de Barcelona –esta afirmación podría erigirlo como el tuerto en el país de los ciegos-, una propuesta gastronómica que cede, que se pierde en los más trasnochados guiños culinarios y en la que la autenticidad italiana parece más una apostilla que una verdadera filosofía gastronómica, no parece reunir los méritos necesarios para compartir el Olimpo de la gastronomía italiana barcelonesa con los Xemei, Massimo, Bella Napoli, etc.
Pero no nos pongamos a construir la casa por el tejado y comencemos por el principio.
¿Qué es el restaurante Deseos?
Una casa de comidas italianas cuyas riendas han sido puestas en las manos de Andrea Fioravanti (cocina) y Lola Rodriguez (sala).
Un restaurante de moda, a pesar de que ni dos meses se cuentan desde su apertura, de la zona alta de Barcelona, y por el que, en consecuencia, ya han desfilado unas cuantas “celebrities” de nuestra ciudad.
Una declaración de intenciones, que encontraréis como prólogo de su carta, en la que, desafortunadamente, muchas de ellas se quedan en eso, en intenciones que no saltan de la carta al plato. Cocinan: sí. Deleitan: puede que a alguien. Satisfacen: en función del listón propio. Sorprenden: me cuesta creerlo. Comunican a través de la cocina: no.
Un restaurante en cuya carta encontraréis los más diversos y dispares entrantes para compartir (ensaladas, frituras, huevos…), pastas, pizzas, risottos, carnes, pescados del mercado del Ninot y una notable presencia de platos vegetarianos y veganos.
Y la casa de comidas que elegí para mi cena del pasado jueves. Cena a la que dieron forma:
El aperitivo de la casa (un mix de aceitunas) del que disfruté, acompañado por un Campari-soda, en la docena de metros cuadrados de la calle Ganduxer que hacen las veces de terraza del restaurante Deseos.
Un correcto servicio de pan, aceite (arbequina del Empordà) y sales (Maldon y bolcánica).
Una sorpresa de foie...
Que no lo fue, pues la bonita huevera no encerraba más que unos correctos bombones de foie (80 %) y harina de almendras (20 %) con un rebozado de pistachos.
Una buena bufalina acompañada de guacamole y una excelente olivada dulce.
Una correcta piedina (masa de piza extremadamente fina y servida a modo de calzone sin cerrar) de escaluñas confitadas, scamorza (queso ahumado) y speck.
Un notable risotto (perfecta la textura del grano de arroz) de setas y gambas.
Un solo correcto, por culpa de su extremo dulzor, carrot cake.
Y un muy flojo tiramisú –aunque en puridad habría que llamarlo pastel de tiramisú-. Ni era de cuchara, como mandan los cánones, ni el baño de café y Amaretto tenían el debido protagonismo ni, y a la postre lo más sangrante, la crema de mascarpone era tal.
En definitiva, un restaurante que, seguro, en breve, llegará a estar en boca de muchos, pero que, desafortunadamente, no cautivará todos los paladares en los que se escucha el eco de su nombre.
Bodega: Bodega discreta y subidita de precio. Parvus 2010 (Chardonnay), Alta Alella, DO Alella.
Precio: 33 €
En pocas palabras: Algo más que un italiano más.
Indicado: Para que una más que correcta propuesta gastronómica sirva de pretexto pasar un buen rato con la familia o amigos.
Contraindicado: Para los que han degustado las mieles de la genuina cocina italiana.
Ganduxer 16, Barcelona
93 414 20 37
PD: espero que disculpéis la calidad de algunas fotos, pero una iluminación extremadamente tenue no es la mejor pareja de baile para mi poca pericia con la cámara.
Un lloc interessant pel que dius.. M'agraden força els llocs italians amb gràcia i autenticitat.
ResponderEliminarNo sé si has provat mai Baccaro just tocant la Boqueria en un dels carrers que abans portava a l'aparcament. Es un italià molt autèntic i m'ha encantat les vegades que he estat.. (el tinc publicat).
Sé que el barri no és còmode i jo ja tinc "una edat" i quan vaig vestit de feina, es nota que el barri no és el meu habitat natural.. :)
Per això, el primer dia que vaig anar, vaig deixar a l'apartament el relotge i la cartera limitant-me a diners en efectiu a la butxaca... Però després de la visita estava avergonyit, doncs no vaig detectar cap perill...
Però sempre estic a la prevenció de riscos.. :)
Salut..!!
Relativament interessant, diria jo, Ricard.
ResponderEliminarDoncs si el que busques és autenticitat, no és el Deseos el teu restaurant, sinó que ho són Xemei, Massimo, Non Solo Pizza...
Salutacions,
eduard
PS: poso el Baccaro a la meva llista de pendents.
No us deixeu un altre italià autentic, L´espeggio magico, al barri de Gracia.
ResponderEliminarBones vacances, Eduard.
Salutacions.
Gràcies, Bernie.
ResponderEliminarBones vacances,
eduard