Es domingo, son las diez de la mañana, y tras una noche de excesos toca convencer a mi maltrecho cuerpo de las propiedades reparadoras de una buena “calçotada”.
Sigue siendo domingo, cien kilómetros me separan de casa, y, marcando la una el reloj, celebro, al contemplar el espacio en el que compartiré una “calçotada” con familia y amigos, haber vencido al peso de las sábanas.
Sin duda, las apariencias pueden engañar, pero observar que el restaurante tarraconense Mas Roselló, ya de entrada, rompía con uno de los tópicos de los restaurantes especializados en “calçotades” fue todo un soplo de aire fresco y un aliento de esperanza sobre lo que podía deparar el almuerzo dominical.
Tópicos, entre los que podrían contarse, entre otros, la más que cuestionable relación calidad-precio de estas bacanales –no conozco estómago, sí paladares, que haya salido de vacío de una “calçotada”-, los escenarios de cartón piedra en los que éstas suelen desarrollarse o la pobre calidad de los compañeros de viaje de los “calçots” –y, desafortunadamente, incluso, la de éstos- (carnes a la brasa, postres, bodega, servicio…), que la comida en el restaurante Más Roselló desmoronó, con anecdóticas excepciones, cual castillo de naipes.
Son ya unas cuantas las “calçotadas” que, cual pesos muertos, he ido acumulando en mi mochila de viajes gastronómicos y, hasta la fecha, uno de los pocos motivos que justificaban el sobrecargar más mis hombros era, sin duda, el coleccionar las postales de divertidos y entrañables momentos compartidos con los míos para los que éstas suelen ser propicias.
Pero lo dicho, afortunadamente, lo acontecido en Mas Rosselló es harina de otro costal y, ya te pongo en aviso amiga Avelina, la de rigor del año próximo seguro que repetirá emplazamiento y, deseo, también compañía.
Y así será, pues:
Pocos espacios se me antojan como mejores para disfrutar de “calçots”, carnes a la brasa, familia y amigos que los que brinda Mas Roselló.
Y un almuerzo protagonizado por:
Un buen vermut de Reus –demostrando que la amistosa enemistad entre tarraconenses y reusenses queda aparcada en cuestiones gastronómicas-.
Un correcto servicio de panes (blanco y grisines) y el clásico aperitivo de estas comidas (arbequinas y fuet).
Unos magníficos “calçots”: dulces, cocinados en su justo punto y acompañados de un excelente romesco.
Unas notables alcachofas a la brasa.
Un cuarteto de carnes a la brasa (butifarra, morcilla, panceta y costillas de cabrito) en las que solo la primera de ellas desafinaba un poco –o un mucho-, y unas buenas costillas de cabrito a la milanesa.
Secundadas más que correctamente por un timbal de escalibada, unas judías del Ganxet salteadas con ajo y perejil y una ensalada de escarola.
Y una algo subida de limón, aunque de excelente textura crema catalana.
Constituyen –y no os lo toméis como el tuerto en el país de los ciegos: nada más lejos de la realidad- una “calçotada”, francamente, difícil de superar.
En definitiva, un restaurante que demuestra que una “calçotada”, además de una magnífica excusa para reunir a los nuestros, puede ser también una fiesta para el paladar.
Bodega: Castell de les Pinyeres 2008 (Garnacha, Cariñena, Cabernet Sauvignon, Merlot y Tempranillo). Celler El Masroig. DO Montsant
Precio: 40 €
En pocas palabras: Calçotada gourmet
Indicado: Para los que creen, o quieren creer, que las palabras “typical” y “delicious” pueden convivir en un mismo restaurante.
Contraindicado: Para los que creen que eso de hartarse de liliáceas carbonizadas es cosa de bárbaros.
Rafael de Casanoves 23, Tarragona
977 241 828
Y mañana, o puede que pasado, ¡Moooooooooooo!
bones, Eduard! des de fa uns mesos segueixo el teu blog, que amb el teu permís, (en un futur) utilitzaré com a guia juntament amb les recomenacions d'altres blogs.
ResponderEliminarVolia comentar-te que aquest restaurant just al davant en tenen un altre amb una filosofia totalment diferent al Mas Roselló, el qual té molta per aquí. Està com amagat,sense cartell, sembla un xalet més...
Ho conec per la meva feina anterior. Rés més, no pensis que tinc rés a veure amb ells, però he pensat que potser t'agradarà. perdona per la llibertat que m'he prés...
t'adjunto web http://www.restaurantlacaleta.es/
Apali, salut i rock'n'rolla!!!
Víctor
No necessites el meu permís, Víctor, és tot un honor.
ResponderEliminarI moltes gràcies per la recomanación, però justament, la raó de les calçotades a Mas Roselló és que uns grans amics de Tarragona són uns fixes de La Caleta i ja he tingut l'oportunitat d'anar-hi un cop -segur que repetiré!-.
Salutacions,
eduard