En 2007 Tom Pemberton, exjefe de cocina del restaurante St. John Bread and Wine (el bistró del célebre y celebrado St. John -el restaurante que encumbró a la casquería- y que será el protagonista de la crónica de mañana), se marcó un “Capet” -eso que consiste en abrir un restaurante plagiando casi por completo lo que venías cocinando en casa ajena (Coure)- y alumbró, a las puertas del barrio de Notting Hill, su Hereford Road.
Pero a diferencia de lo que sucede en la barcelonesa calle Benet Mercadé, comiendo en la londinense Hereford Road (sí, el bueno de Tom no se estrujó mucho los sesos -¿Será porque prefiere servirlos?- para bautizar su casa de comidas), uno no extraña el original.
Y no solo no lo echa de menos, sino que puede llegar a sentir que está ante una fotocopia ampliada pues, el restaurante Hereford Road es un gran “gastropub”.
Gastronómicos (en su acepción relativa al “buen comer”) son su decoración -perdonadme la “trampa” Instagram, pero la foto era un desastre y el restaurante Hereford Road no se merecía ese feo-, su servicio y buena parte de sus platos, pero como no todo el monte puede ser orégano, su ambiente, o como mínimo el propiciado por el público de ese día, es de pub -para que luego venga el profesor Higgins (el de My Fair Lady, no el de Magnum) a decirme que los españoles vociferamos-.
Y de este gastropub disfruté a través de:
Un correcto servicio de pan -seguramente, el más flojo de mi periplo londinense- y de mantequilla.
Unos sesos de cordero con mayonesa tártara -de las buenas que he comido- a los que un excesivo empanado restaba potencial gustativo -una pena pues, desnudé uno y era excepcional-.
Una buena tostada de “potted crab” (una suerte de txangurro pero mucho más especiado, cítrico y con una base de mantequilla).
Unos excelentes lomos de anguila ahumada -grasa y sabrosa a la par que delicada- perfectamente acompañada por una ensalada de rúcula, ajo tierno y patata.
Una muy buena pintada al horno acompañada por un todavía mejor guiso de lentejas -sobresalían, en todos los sentidos, las notas de paprika y de ajo silvestre (un ingrediente fetiche de la cocina “british”)-.
Una “Bakewell tart” (tarta bien hecha de almendras rellena de compota de arándanos), acompañada de mascarpone que, bien justito, llegaba al bien.
Y un excelente helado de pan negro. Todo en él eran virtudes, pero la mayor de ellas: un potentísimo sabor a pan con notas tostadas y caramelizadas.
En definitiva, un restaurante, nacido de lo aprendido y aprehendido por Tom Pemberton en St. John, que ennoblece la cocina británica más humilde.
Bodega: Como casi todo en el restaurante Hereford Road, su bodega tiene mucho más de “gastro” que de “pub”. De su centenar de interesantes referencias me quedé con: Les Clos Perdus Cuvée 1991 Corbieres 2011 (Cariñena, Garnacha y Monastrell), Domaine Les Clos Perdus, D.O. Languedoc-Roussillon.
Precio: 70€. Precio medio a la carta (40€-50€ + bebidas). Menú mediodía: 20€.
En pocas palabras: A Pretty Restaurant. My Fair Pub.
Indicado: Para disfrutar de una riquísima cocina plebeya.
Contraindicado: Para los que le hacen ascos a la casquería y a la humildad.
3 Hereford Road, Londres
+44 20 7727 1144
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