lunes, 11 de junio de 2012

El Pa Torrat

Hacía tiempo que quería hablaros del restaurante que hoy nos ocupa, pero dos cosas, principalmente, me lo impedían.

La primera, y la más tangible de ellas, es que cada vez son más contadas las ocasiones en las que voy a la patria de mis recuerdos veraniegos de infancia y, siendo tan pocas las veces en que me dejo caer por Cambrils, resistirse a los encantos de Can Bosch: el mejor restaurante entre Barcelona y Valencia, resulta prácticamente imposible.

Y la segunda la encontraréis en uno de los más maravillosos rasgos de identidad de los seres humanos: su capacidad para engrandecer, embellecer… los recuerdos.

Pero llega un día en que uno debe dar un paso al frente, y así, el pasado sábado, gracias tanto a no disfrutar de la cocina de Joan Bosch, tampoco él, ni Montserrat ni Manel tuvieron que sufrir con mi visita -no hay mal que por bien no venga-, como a, por fin, despojarme del miedo a tener que romper una bella postal gastronómica por no estar el hoy a la altura de un ayer a fuerza del tiempo magnificado, me rencontré, en la mejor acepción de la palabra, con el restaurante El Pa Torrat.

El Pa Torrat: un restaurante familiar situado en Castellvell del Camp (a un kilómetro de Reus) que echó a andar hace ya casi treinta años (1983) y cuyo paso hoy lo marcan su segunda generación: Agustí (uno de los mejores sumilleres de los que he podido disfrutar en mucho tiempo) y Rosa Sanromà.

El Pa Torrat: un restaurante que nació para que una familia pudiese compartir con sus vecinos la sabiduría gastronómica popular que atesoraba y que hoy permite que, en una más que acogedora sala, 35 comensales descubran, disfruten del poderoso –casi catártico- sabor de la honradez, de la humildad tras los fogones.



El Pa Torrat: un restaurante que practica, sin integrísimos, ni títulos –como abogado que soy, tengo claro que las cosas no son lo que dicen que son, sino lo que realmente son-, la filosofía del Km 0 (del huerto anexo al restaurante son las lechugas, los tomates, las zanahorias, los pimientos, las berenjenas o los huevos que sirven), y de cuya cocina disfruté, sin complejos, gracias a:


Una tostada -¡Qué lástima, y que impropio, que una de las lagunas del restaurante El Pa Torrat sea su pan!- regada con aceite de la cooperativa del pueblo -¡Magnífico!- y acompañada con butifarras blanca y negra.

Unos colosales buñuelos de bacalao. Sin duda, éstos encarnaban el más alto listón de mi recuerdo de la experiencia gastronómica de El Pa Torrat, y lo superaron holgadamente. ¿Qué más se puede decir? Solo que por su textura crujiente, ligereza e intensidad de sabor son “Mis buñuelos” –perdona’m iaia-.

Unas buenas sardinas acompañadas de una excelente escalibada “de verdad”, esto es, cocinada a la llama y, en consecuencia, dotada de esos magníficos aromas y sabores a humo, a tierra… en definitiva, a pueblo.

Unas notables colmenillas rellenas de gambas tristemente acompañadas por una gamba de Tarragona cuya excesiva, injustificada e inexplicable cocción hacía tanto imperceptible su sabor como desagradable su textura.

Un tradicionalmente sabroso estofado de rabo de buey.

Un muy buen pastel (un bizcocho de acertadísimo punto de cocción) de albaricoques con helado de vainilla y toffee.

En definitiva, un restaurante que, a fuerza de empeño, trabajo, humildad, honradez y, por supuesto, talento, se ha convertido en uno de los referentes de la gastronomía del sur de Catalunya.

Bodega: Els Pics 2009 (Garnacha, Cariñena y Cabernet Sauvignon). Bodegas Mas Alta. DO Priorat

Precio: 45 €

En pocas palabras: Un buen restaurante y una mejor familia de restauradores.

Indicado: Para los que no entienden la tradición como una moda.

Contraindicado: Para los que son de frágil estómago, pues la cocina del “chup-chup” siempre ha requerido sosegadas digestiones.

Avinguda de Reus 24, Castellvell del Camp (Tarragona)
977 855 212

En este punto, sugiero a los de la liga antitabaco -dicho con todo el cariño, pues no hace ni un lustro yo era uno de ellos- que se abstengan de seguir leyendo, pues las siguientes líneas pueden herir su sensibilidad.

¡Olé por Agustí y el club de fumadores –a un breve formulario de distancia para el comensal que así lo desee- que ocupa la planta superior del restaurante, pues una gran cena como la disfrutada en El Pa Torrat, de la mano de un habano y un whisky, derivó en una gran noche!




8 comentarios:

  1. No el conec, però si conec el seu propietari (d'un tast al Celler de l'Aspic de Falset). I ens va presentar el Manel de Can Bosch.

    Els dels (infinits) pendents....

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  2. Aquests sí que és dels teus, Ricard, així que no eternitzis l'espera.

    Salutacions,

    eduard

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  3. de lo millor (per no dir el millor) de "Reus". Farà uns 5 anys hi vaig celebrar el meu aniversari i la familia vam xalar com un monos, suposo que és peñ que dius tant per la cuina del "xupxup" com pel savoir-faire de l'Agustí.
    Ricard, ja tardes.... :)

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  4. Crec, Víctor, que l'Agustí i els seus es mereixen que obertament diguem que són lo millor, sense "de", de Reus.

    I com bé apuntes, el Ricard no hauria de tardar en descubrir tots els encants de El Pa Torrat.

    Salutacions,

    eduard

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  5. A una de les setmanes gastronomiques de l'arròs de Pals, que organitzava el Restaurant L'Àncora de Lleida, aquest restaurant va anar de convidat tot cuinant els bunyols i un arròs de carxofes i bacallà. I l'Abel, de l'Àncora, sempre en parla molt bé del Pa Torrat.

    Manel de Lleida

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  6. Sens dubte, Manel, el nostre veí i gran restaurador Abel està carregat de raó quan lloa la cuina de El Pa Torrat.

    Salutacions,

    eduard

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  7. Penoso lo del club de fumones. Asco injustificable, para no leeros más.

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  8. Entiendo, apreciado Anónimo, que el tabaco pueda molestarte -no hay nada que yo deteste más que que el humo de un cigarrillo empañe una buena comida-, no obstante, en un club de fumadores todos saben a lo que van y, en consecuencia, no hay daños colaterales.

    Todo ello, sin perjuicio de que los puros, te gusté o no, te lo creas o no, tienen un potencial y un valor gustativo altísimo, además de ser un magnífico caldo de cultivo para conversaciones en las que se "arregla" el mundo.

    Sentiré mucho si como consecuencia de mi pasión por los habanos dejas de leerme.

    Un saludo,

    eduard

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