lunes, 22 de octubre de 2012

Le p’ty mon

El pasado lunes cumplí los treinta y, tras una semana –no hay fiesta grande que se precie que no abarque unas cuantas noches con sus días- de fastuosas celebraciones, el sosiego debía imponerse.

Pero era viernes, y el cuerpo me pedía, por “ligth” que fuese, un último garbeo.

En este sentido, las buenísimas pizzas de La Bella Napoli, los colosales fideos del restaurante Ken o las inmejorables croquetas de jamón del restaurante Vivanda fueron los primeros antojos que asaltaron mi paladar para poner la guinda a mi semana grande.

No obstante, los caprichos del destino, disfrazados de un paseo vespertino por la milla de oro de la gastronomía barcelonesa, pusieron en mi camino una pequeña casa de comidas que, una década atrás, había pacificado muchos conflictos, de título “¿Y hoy, dónde cenamos?, con mis amigos.

Y así, ese entente del ayer que respondía al grito de Ty Bihan, el pasado viernes se materializó en una agradable cena en el restaurante Le p’ty mon.
Y que fuese en Le p’ty mon y no en el restaurante Ty Bihan solo se debió a que, razones societarias, en las que no me compete ahondar, me obligaran a ello, pues, gastronómicamente, nada ha cambiado en este “cuco” y de amable servicio restaurante del barcelonés pasaje Lluís Pellicer.
Pero vayamos al grano.

¿Qué se cuece en el restaurante Le p’ty mon o, y lo que es lo mismo, qué se cocía en el restaurante Ty Bihan?

Pues, sencilla y sabrosamente, creps.

Creps, y también blinis, eso sí, bretones, lo que se traduce en que éstos se preparan con harina de sarraceno.

Al respecto, podría contaros que este tipo de harina se popularizó en Francia –constituía el “a” el “b” y parte del “c” de la dieta los bretones-, allá por el Siglo XV, que, nutricionalmente, entre sus virtudes se cuentan sus altos contenidos en vitamina B, zinc, etc., pero creo que, si deseáis saber más sobre esta harina no panificable (no contiene gluten), mucho mejor será -y sobre todo, mucho más sabroso- que, en vez de leerlo de mi puño y letra o del saber popular que ofrece la Wikipedia, os acerquéis al restaurante Le p’ty mon y dediquéis unos segundos a la lectura que, sobre el tema, se ofrece en su carta.

Y ya sin más dilaciones, he aquí lo que me deparó mi cena de hace un par de días en esta crepería bretona.

Cena que, dado lo reducido de la oferta gastronómica del restaurante Le p’ty mon, podía discurrir entre sus ensaladas (de salmón, queso de cabra…), sus blinis (de sobrasada o brie, entre otros), sus creps (de huevo, jamón, queso y champiñones; de pollo a la mostaza; de tres quesos; vegetal…), pero que, y atendiendo a las siempre interesantes sugerencias que se ofrecen en su pizarra, me llevó por los siguientes derroteros:

Un par de interesantes blinis: de tomate, queso, orégano y anchoas; y de pera, queso manchego y miel.
Un buen crep de confit de pato, higos y champiñones.
Otro, y mejor, de morcilla, manzana a la canela, queso emmental y piñones.
Un correcto crep, de los de toda la vida, flambeado con Grand Marnier y tristemente acompañado con un muy flojo helado de vainilla.
Y un correcto café engrandecido por unas notables –mantequilla pura- galletas bretonas.
En definitiva, un crepería que sería la… -no, no voy a escribir nada malsonante, aunque a buen entendedor pocas palabras bastan- si sus creaciones se construyesen sobre productos algo más nobles. Pero, por algo más de tres mil de las antiguas pesetas… sería de necios esperar que las anchoas fuesen de Santoña.

Bodega: Espadaña 2011 (Verdejo). Bodega de Crianza Castilla la Vieja. DO Rueda. No había mucho más dónde escoger.
Precio: 25 € (crepes entre 8 € y 10 €, blinis 4 €). Ofrecen también un interesante menú “Tête à tête” (38 €, precio para dos personas) que consta de un aperitivo, una ensalada, dos blinis, un crep y un postre, todo a compartir.

En pocas palabras: Sino la mejor, la más original y acogedora crepería de Barcelona.

Indicado: Para los que creemos, o para los que deseen descubrir que palabras como originalidad, autenticidad o confort no están reñidas con los creps y las creperías.

Contraindicado: Para los que solo saben disfrutar del sabor de un crep paseando por las calles de nuestro país vecino.
Pasaje Lluís Pellicer 13, Barcelona.
934 10 90 02

8 comentarios:

  1. Amb això dels creps em costa trobar-hi "el què". I fins i tot aquest estiu que vam estar una setmana a la Bretanya, vaig intentar-ho de nou i mentalitzat de "ara si" ... I "se dejan comer", però em tiren més els " colosales fideos del restaurante Ken o las inmejorables croquetas de jamón del restaurante Vivanda"... :)

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  2. A mi també em tiren més, Ricard, el Ken i el Vivanda, però en la varietat, en ocasions, també hi ha el gust.

    Salutacions,

    eduard

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  3. Felicitats Eduard! Ens va quedar pendent un Piratas amb figues…..La cata sopar amb Raül Bobé va estar espectacular. Quan vulguis ho tornem a intentar allà o a un altre lloc que calgui explorar. Una abraçada,

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  4. Moltes gràcies.

    Ho tinc en ment, tot i que en breu, el pretext, més que les figues seran els bolets o els pesols.

    Segur que la cata-sopar amb els vins del Castell d'Encús va ser magnífica.

    Una abraçada,

    eduard.

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  5. Que vaya muy bien ese viaje, y si tienes un sitio en la maleta me apunto jejeje

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  6. Muchas gracias, Sergi, y lo siento mucho pero llevo solo equipaje de mano.

    Un saludo,

    eduard

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  7. Hola Eduard

    Muchas gracias por publicar el post sobre el establecimiento.

    Saludos
    Raul

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  8. No se merecen, pues pequeñas casas de comidas como la vuestra son también las que hacen grande el panorama gastronómico barcelonés.

    Un saludo,

    eduard

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