O la –palabra que ha sido un juego de palabras involuntario- primera parte del regreso a la escena gastronómica de Xavier Franco y Anna Doñate (Saüc).
Un Xavier y una Anna que hace unos meses decidieron abandonar su casa del pasaje Lluis Pellicer para mudarse a un lujoso hotel (Ohla 5*), para asumir su gestión gastronómica.
Gestión que abarca desde el restaurante Saüc, situado en la primera planta del hotel y que abrirá sus puertas –para alegría de todos los que lo echábamos en falta y también, seguro, de los que lo descubrirán- el próximo martes, al minibar de las habitaciones del hotel, pasando por el Ohla Gastrobar que hoy nos ocupa.
Un Ohla Gastrobar en el que, debido a su horario ininterrumpido de 8 de la mañana a 2 de la madrugada todos los días del año, se sirven desde desayunos o meriendas a copas, aunque, por supuesto, su propuesta estrella, y que motivó mi visita, es la de ofrecer en formato tapas y platillos la cocina que Xavier Franco practicaba en el pasaje Lluis Pellicer.
Una cocina condensada en una carta algo, por tratarse de un gastrobar, extensa, en contraposición con una corta, pero de referencias muy interesantes y poco conocidas, carta de vinos, y a las que acompaña una carta de panes (4 referencias) del “Forn de la Trinitat”. De esta última me quedé con el pan de espelta que acompañé con un muy buen aceite Clos de la Torre.
Pero como no solo de pan vive el hombre, para la cena de ayer –la tercera que servían en el Ohla- me decanté por:
Una anchoa, según Xavier, “comme il faut”, o lo que es lo mismo, con cebolla tierna y ajos encurtidos.
Sus patatas bravas y que suponen una muy interesante versión a caballo entre las del restaurante Bohèmic –tal vez las mejores de Barcelona- y las del Bar Cañete.
Unas buenas croquetas de “bacallà a la llauna” y de pollo de payés con setas. Unas croquetas sabrosísimas y de textura muy agradable, aunque por su rebozado algo mejorable no las subiría al podio de las mejores croquetas de Barcelona (Coure, Vivanda y Cañete). Ello no obsta a que el diploma olímpico lo tengan más que merecido.
Unos correctos, tal vez fue el plato más flojo de la noche, huevos (de Calaf) rotos con alcachofas y panceta. Perfecto el punto de las claras, no así el de las yemas, en exceso cuajadas.
Un magnífico canelón con el jugo de su asado y láminas crujientes de parmesano.
Un buen arroz de bacalao y alcachofas, aunque lejos de aquel que Jaime Tejedor preparaba en el restaurante Libentia y que fue uno de los principales argumentos, junto con la magnífica gestión de la sala por parte de Chema, de mi romance con ese restaurante. Supongo que me decanto por el de Libentia pues prefiero la intensidad de sabor y melosidad que aporta al arroz la tripa respecto un bacalao desmigado.
Un excelente “coll de Xai” confitado y marcado a la brasa con patatas pont neuf.
Una correcta torrija, aunque a tenor de lo poco empapada que estaba y del grueso pan de molde con el que estaba preparada más parecía una tostada vasca, acompañada con un demasiado poco cremoso –cremosidad que precisaba la torrija- helado de vainilla.
Y un muy interesante bizcocho de moscovado, café y mascarpone, que podrían presentar como su revisión del tiramisú.
En definitiva, y a pesar de algunos desajustes en los tiempos y temperaturas de algunos platos, el nivel que ayer exhibió el equipo, comandado por Xavier y Anna, de Ohla Gastrobar, con tan solo unos días de rodaje, me conduce a creer seriamente que acabo de asistir a los primeros pasos de una de las propuestas gastronómicas de Barcelona que, en un futuro, próximo y lejano, más dará que hablar.
Bodega: Formiga de Vellut 2008 (Garnacha, Cariñena y Syrah). Domini de la Cartoixa. Priorat
Precio: 40 €
Calificación: 13,5/20
En pocas palabras: Un gastrobar de parada obligada.
Indicado: Para descubrir o recordar en pequeñas dosis la cocina del viejo Saüc.
Contraindicado: En breve, para casi nadie, de momento, para los que solo suben a una nave cuando ésta va a velocidad de crucero.
Via Laietana 49, Barcelona
933 415 050
Las palabras de Xavier Frnaco (5 años en Can Fabes) sobre Santi Santamaria:
“Dijo lo que alguien debía decir”.
“Solo pensaba en el cliente”
“Practicó un terrorismo pacifista en defensa de los derechos de información de los consumidores”.
Si Sostres se hubiese atrevido a decir lo que ha dicho de S.S.en vida, la respuesta de éste, no tendria desperdicio, no tenía pelos en la lengua...que inoportuno y maleducado hablar asi de alguien que acaba de fallecer. Si esa es su opinión del difunto, mejor que calle.
ResponderEliminarTendremos en cuenta Ohla Gastrobar para próximas visitas a Barcelona.
Saludos
Hola Carmen,
ResponderEliminarSin duda al infame Sostres le es de aplicación más que a nadie lo de "por la boca muere el pez" y lo mejor que se puede hacer es ignorarlo.
Tenedlo en cuenta, pues ofrece una cocina de altura a precios terrenales.
Saludos,
eduard
El miercoles estuve ahi. A la hora del aperitivo, un par de Yzaguirres y un par de croquetas de pollo rustido ( a años luz de las del Coure).
ResponderEliminarSeguro que van arrasar en cuanto la gente lo conozca....
Despues me zampé una maravilloso arroz de "sepiomets" y cigalas en la Mar Salada. Al sol que mas calienta, en la terrazita.
Hola Bernie,
ResponderEliminarToda la razón, las croquetas del Coure les dan mil vueltas, por algo son las mejores de Barcelona.
Un saludo,
eduard
yo he estado esta mañana y mis croquetas estaban buenas, mis bravas requemadas y aceitosas, con poca salsa.
ResponderEliminarCaro es, bueno también, exesibo encuentro también el precio de los vinos y el del pan.
Apreciado Anónimo,
ResponderEliminarEn ningún momento he puesto en entredicho la calidad de las croquetas de Ohla, solo he señalado que, debido a su mejorable rebozado, no las situaría en el top 3 "croquetil" de Barcelona.
Respecto las bravas, y como puedes ver en la imagen superior, ni adolecían de una falta de salsa ni eran en exceso aceitosas.
Y sí, estoy contigo, los precios de los vinos, particularmente por copas, son algo excesivos.
Un saludo,
eduard
Como te prometí, Eduard, ahí va mi comentario sobre el Ohla Gastrobar...
ResponderEliminarEl lugar invita a una muy nocturna (me encantó la idea de que permanezcan abiertos hasta las 2 de la mañana) cena a base de tapas de calidad.
Encontré que la carta era un tanto extensa, pero no me defraudaron sus platillos. Tanto los más sencillos y típicos, como alguno que otro más atrevido. Sin embargo, el calamar en su tinta que recomendaron fue precisamente el más flojo... Demasiado salado.
El servicio me pareció muy bueno, sobre todo, por el "maitre" venezolano. Estaba en todo y en el momento exacto, cosa que no es fácil muchas veces.
El vino era correcto, sin embargo encontré que había poca variedad de precios.
Pero...volvería!
Adriana
Sin duda, Adriana, su carta de vinos es más que mejorable y, seguramente, más de sus platos alcanzarían un nivel notable de no ser la carta tan extensa. No obstante, su cocina abierta hasta las 2 y algunos platos convierten el Ohla Gastrobar en un local a tener en cuenta.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard