lunes, 22 de abril de 2013

Sense Pressa

El nomenclátor de restaurantes, salvo contados bautizos sin ton ni son, tiene mucha miga.

Con ello no estoy queriendo decir que el nombre de un restaurante diga más que su cocina -¡Dios me guarde de pronunciar tal blasfemia!-, pues, como en todo en la vida, las cosas son lo que son y no lo que dicen ser –a pesar de sus auto-entronizaciones, ni el Rey de la Gamba ni el Rey del Pollo destacan por el mimo culinario que dedican a estos dos productos-, no obstante, el oteo previo de la carta, la consulta de guías, la lectura de reseñas gastronómicas –me lo había puesto a huevo para barrer para casa y hacer algo de lícito proselitismo- y también algo tan simple como el análisis del nombre al que responde un casa de comidas, resultan de utilidad para no entrar a ciegas en un restaurante –para no meternos en la boca del lobo-.

Y aunque, dado lo proclive que soy a irme por la tangente, es un peligro que me ponga a navegar por unas latitudes en ocasiones tan inescrutables como son los bautismos de los actores de nuestra escena gastronómica, me permitiréis que ejemplifique lo anterior, esto es, la importancia de leer con seso lo rotulado, por lo general, en la entrada de los restaurantes –si es con luces de neón, ya podéis echar a correr-, con la media docena de nombres que han copado y coparán mi –y espero que la vuestra- atención a lo largo de este mes de abril.

El restaurante Pakta (su significado en quechua es unión) no engaña a nadie, pues su propuesta gastronómica es la máxima expresión de la cocina fusión, aunque sí que puede confundir, pues lo que allí se cuece no es la expresión de la fusión de las cocinas peruana y japonesa, sino la de la cocina nikkei y la cocina Adrià.

L’escola: otro nombre sin trampa ni cartón, pues deja claro que lo que allí uno puede encontrar son muchos más aprendices, por talentosos que sean, que maestros.

El restaurante Mont Bar de quién dice más es de su “alma mater”, pues apunta el amor que Iván profesa por su tierra (Mont es un pueblo aranés) y deja intuir algo, o mucho, de falsa modestia –sin duda, sabe que lo que se trae entre manos es mucho más que un bar-.

El nombre del próximo restaurante que nos ocupará (Norte), nos habla tanto de sus progenitores (son del Norte) como de su propuesta gastronómica (entre las máximas de su cocina está no perder nunca de vista este punto cardinal).

Y como el caso anterior, con su nombre, el restaurante Sense Pressa -sin prisas- nos está diciendo mucho tanto de su propietario como de su cocina.

No tuvo prisa José Luís Díaz (propietario y cocinero) en ser dueño de su destino (el restaurante Sense Pressa nació en 2005, tras una dilatada carrera por los mejores fogones de Barcelona, y en la que destacan los tres lustros que pasó como chef del restaurante Muffins –hace 15 años, una de mis casas de comidas favoritas de Barcelona, ahora sé el porqué-).

Ni con prisas debe acudirse a disfrutar de la cocina atípicamente –las modas las ve pasar desde la barrera- típica –aunque, como con el sentido común, la cocina tradicional y de mercado consistente, de calidad, es ya toda una rara avis- del restaurante Sense Pressa.

Cocina de la que, sosegado –la comida tiene el mismo efecto conmigo que la música con las fieras-, disfruté gracias a:

Un aperitivo XXL –tamaño y calidad- compuesto por unas aceitunas Gordal y unos boquerones.

Un correcto servicio de pan acompañado por un mucho mejor aceite.

Un irregular trío de fritos: excelente el buñuelo de bacalao, mejorable (apariencia y, sobre todo, textura) la croqueta de jamón –hace cinco años puede que pudiese codearse entre las mejore de la ciudad, pero tras la primavera “croquetil” vivida en Barcelona estos últimos años, sin duda, puede dar por perdida la estela de las que lideran el panorama gastronómico barcelonés-, y muy floja –de tenue y, lo que es peor, confuso sabor- la croqueta de gamba.

Un plato –El Plato- que justifica la visita al restaurante Sense Pressa: garbanzos, espadeñas y huevo frito. Un plato –pido disculpas de antemano por si alguien, en los tiempos que corren, considera ofensivo el siguiente grito- ¡Barato! Sin duda, los 23,5 € que cuesta, son muchos, muchos menos de los que vale.

Un notable –las puertas de la excelencia se las barró un exceso de encurtidos y cierta falta tanto de mostaza como de untuosidad- filete tártaro.

Una muy buena leche frita acompañada con helado de vainilla.

Un notable suflé de chocolaté.

Una destacable selección de quesos: Grand Cru, un curado zamorano del que no puedo daros el nombre pues, como Rajoy, no entiendo la letra de mis notas –su pírrica calidad hace más que excusable mi error-, Reblochon, Munster y Stilton.

Y una excelente coca de Llavaneres (hojaldre, piñones y crema pastelera) haciendo las veces de “grand four”.

En definitiva, en la gruesa mar gastronómica en la que nos ha tocado navegar, el restaurante Sense Pressa se antoja como un sabrosísimo salvavidas, aunque, bien harán en no dormirse en los laureles, pues cuando todos corren, si tú solo andas, retrocedes.

Bodega: Notable selección la de Víctor (el hijo de José Luís, y el sumiller y encargado de la sala del restaurante Sense Pressa). Finca Terrerazo 2010 (Bobal). Bodega Mustiguillo. Pago del Terrerazo.

Precio: 60 €

En pocas palabras: Keep calm and enjoy Sense Pressa.

Indicado: Para disfrutar de una cocina que nunca pasará de moda y del máximo exponente barcelonés de la cocina “Viridiana” o “La Tasquita de Enfrente” –en este terreno, Madrid nos da un buen repaso-.

Contraindicado: Para los que al Fast Food solo le ven un lado oscuro. Si solo en sus tiempos advertís su maldad o si en su falta de calidad se queda vuestro reproche, en el restaurante Sense Pressa no se os ha perdido nada –aunque puede que encontréis mucho-.

Enric Granados 96, Barcelona
932 18 15 44

12 comentarios:

  1. He estat temptat de reservar en varies ocasions.. però sempre m'he tirat enrera. No sé perquè, però l'instint (i la lectura de posts), em diu que alguna cosa no m'agradarà de tot i evidentment no serà pas el menjar que sembla fora de tot dubte.

    De moment segueix a la meva llista de 'pendents' a l'IPhone, però sense pressa.. :)

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  2. Molt bona, Ricard, pero cau a la temptació -els cigrons s'ho mereixen-.

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  3. Esos platos no tienen nada que ver, nada, con la cocina de Viridiana. Y con la de La Tasquita... bueno, venga, se acepta pulpo como animal de compañía.

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  4. Gracias por tu comentario, apreciado Amfortas, pero sigo creyendo que la cocina del restaurante Sense Pressa es de las que más se parece -lo que no implica que no sea la tuerta en el país de los ciegos- a las de los restaurantes Viridiana o La Tasquita. En este sentido, creo que Abraham firmaría el fileta tártaro y los 4 postres y que Juanjo haría lo propio con los garbanzos con espardenyes.

    Un saludo,

    eduard

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  5. Espero que no t'hagis molestat pel meu comentari, Eduard, però segueixo pensant que a Barcelona ni hi ha cap cuina que s'assembli a la de Viridiana; i que una filosofia gastronòmica semblant a la de la Tasquita la trobem molt millor representada, per exemple, a Can Pineda.

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  6. No m'he molestat pas, tot al contrari, Amfortas, doncs trobo els teus comentaris molt, molt interessants.

    Com tu, crec que no hi ha a Barcelona cap restaurant "clavadet" al Viridiana o a la Tasquita -llàstima!-, i que els que més s'hi apropen són els restaurants Sense Pressa, Can Vallés o Can Pineda tan ben apuntat per la teva part.

    Salutacions,

    eduard

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  7. Es un fenomen que un restaurant sense pretensions que es menji molt bé, sempre tingui plé. Mitjdia i vespre. Inclossa un día amb semifinal de Champions jugant el Barça.¡¡¡

    Aixo diu molt de la familia que el porta. Proba quelcom dia que hi tornis, l´arròs caldós de llamántol....

    T´espero, cabronet.

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  8. Sens dubte, Bernie, diu molt del restaurant Sense Pressa i de les mans que mouen els seus fils.

    Prenc nota de l'arròs i tinc present el teu Celler.

    Fins aviat,

    eduard

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  9. felicidades a los ROCA !!!!

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  10. Bones Eduard,

    Encara que tinguis el blog tancat, tenia el deute de comentar-te que vaig anar a Sense Pressa. Era ahir el meu aniversari i volia sopar bé (d'acord amb els meus paràmetres). Ja vaig anar amb la idea dels cigrons amb espardenyes (espectaculars) i de segon cua de bou. El meu fill va optar pel tàrtar.
    Vam gaudir molt i el preu va ser més ajustat del que em pensava. Ja el publicaré però tinc una mica de overbooking i el meu blog el limito a una publicació setmanal.

    Espero que estiguis bé i el teu pare també, que vaig llegir que l'havien operat un dia d'aquests.

    Una abraçada.

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  11. No hi haurà més publicacions, Ricard, però espero que per molts anys segueixi viu -com a base de dades cada dia més obsoleta, això sí-.

    Celebro moooooolt que gaudíssiu del Sense Pressa -les espardenyes són per a plorar- i esperaré impacient la teva crònica -per cert, m'ha encantat la del Lluerna-.

    Jo estic millor que el meu pare -tot i que fent 24 hores de l'operació, una altra cosa seria molt estranya-. Moltes gràcies per l'interès.

    Una abraçada,

    eduard

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