domingo, 18 de noviembre de 2012

Kaiku

1+1=1

No os asustéis, los recortes del Ministro de Artes Oscuras Wert no me han afectado pues, afortunadamente, soy hijo de un plan educativo algo más antiguo y, por consiguiente, algo menos perverso.

Y así, esta curiosa aritmética cuya literal expresión sería:

Hug Pla + Àngel Pascual = Kaiku

Responde a la tan interesante como “sui generis” realidad del restaurante Kaiku.
Pero vayamos pasito a pasito.

¿Qué es, o era, el restaurante Kaiku?

Pues la casa de comidas marineras que Rafa Alberdi regenta en la Barceloneta desde hace casi cuatro décadas y en la que el bueno de Hug Pla lleva casi diez años sirviendo almuerzos en los que los arroces y los pescados de la lonja de Barcelona son los auténticos protagonistas.

¿Y qué es lo que hoy hace del restaurante Kaiku una casa de comidas diferente –¿Mejor? Diría que sí- que la que era ayer?

Pues la incorporación en la ecuación del sumando –sin duda, es un activo- Àngel Pascual.
Àngel Pascual: el estrellado chef del restaurante Lluçanés (en el limbo de los grandes restaurantes por culpa de desavenencias societarias –demasiados grandes cocineros son doctos en esta materia-) que lleva las riendas de las cenas (de 18:30 hasta medianoche) del restaurante Kaiku.

Así pues, hoy, el restaurante Kaiku es una casa de comidas con dos almas –y dos cartas (una para el servicio de almuerzos y otra para el de cenas)- y una filosofía gastronómica marcada por la proximidad, la sencillez, la humildad…
Presente del restaurante Kaiku del que, en esta crónica, os ofreceré su realidad –por supuesto, pasada por el subjetivo tamiz de mi percepción- nocturna.
Cenas que, como ya he mencionado, son, desde el mes de mayo del presente curso, conducidas por Àngel Pascual: un chef que, como el genial Robuchon –salvando las distancias-, hastiado, consumido por la vorágine de la vanguardia ha decidido dar un paso atrás –o hacia adelante, quién sabe- y regresar a los orígenes, esos en los que, sencilla y llanamente, dar de comer bien a un público heterogéneo era lo único que importaba.

Cenas, conducidas por un irregular servicio, en las que uno puede disfrutar de:

El aperitivo de la casa: una correcta crema de calabacín aderezada –o empañada- con una patata frita.
El siempre solvente pan del horno Baluard acompañado por un mejorable aceite.
Unos excelentes lomos de sardinas ahumadas.
Unas notables, aunque en exceso cocinadas, gambas de Barcelona fritas.
Una buena cazuelita de huevo y setas del Lluçanés (fredolics y camagrocs) cuyo “pero” radicaba en la temperatura (ardiente) de plato de servicio, pues seguía cociendo tanto los huevos como las setas y, por consiguiente, iba en detrimento de la textura y del sabor de éstos.
Un correcto arroz del chef (langostinos, mejillones, calamar, alcachofas, champiñones y una marca en crudo). Y solo correcto pues, además del mejorable punto de cocción del arroz (algo pasado), un servidor prefiere las paellas secas y en las que todos los componentes, todos los sabores remen en un mismo sentido –en ésta, cada pimiento, cada champiñón, cada alcachofa… hacía la guerra por su cuenta-.
Un magnífico arroz de pulpo, costilla de cerdo y verduras -sin duda, lo mejor del ágape-.
Un notable primer postre de uvas negras –creo que el coste-beneficio de partirlas y retirar las pepitas redundaría en un mejor resultado- al vino con espuma de galleta y piñones.
Y de una sabrosa, aunque de más que mejorable ejecución –se presentaba, por desgracia, completamente líquida- espuma de crema catalana con galleta y romero.
En definitiva, una tan curiosa como interesante realidad gastronómica que, no obstante, con el fichaje del estrellado Àngel Pascual no consigue tapar algunas de las lagunas que le impiden ser la gran casa de comidas marineras de la Barceloneta.

Bodega: Fluminis 2006 (Cabernet Sauvignon, Garnacha y Cariñena). Mas de l’Abundància Viticultors. DO Montsant.
Precio: 45 €

En pocas palabras: Dos en uno, y con ex-estrella.

Indicado: Para disfrutar, oliendo el mar, de una notable popular cocina marinera.

Contraindicado: Para los que siguen buscando la “paella definitiva” de Barcelona. Ni aquí, ni en ningún otro restaurante barcelonés todavía la he encontrado –pero no cesaré en mi empeño de encontrarla, os lo aseguro-.

Plaza del Mar 1, Barcelona.
932 21 90 82

4 comentarios:

  1. lo que le hace falta a Kaiku es un poco de renovación en la sala, la última vez que estuve un domingo se caía a trozos, no puedes hacer pagar esos precios con unas mesas que bailan flamenco i unas sillas que se caen a trozos, los baños parecen los del bar Manolo, huelen a pescado del malo, lo de oliendo a mar será por esto no?

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  2. Como bien apuntas, apreciado Anónimo, el restaurante Kaiku adolece de una pobre sala (entendida como decoración, menaje...) en absoluto a la altura de la cocina de Àngel (por ahí iba mi "En definitiva").

    Un saludo,

    eduard

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  3. Doncs amb l'ànima del Lluçanès suposo que multiplicaran els preus i reduiran fins al ridícul les quantitats al plat. Seguirem anant-hi al migdia.

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  4. Sento discrepar, apreciat Anònim, però crec que l'ànima que l'Àngel està posant al Kaiku és la del restaurant Els Fogons de la Barceloneta: un dels millors restaurants (per qualitat i preu) de tapes marineres de Barcelona.

    Salutacions,

    eduard

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