Para alegría de muchos –entre los que, sin duda, debéis contarme- uno de los mejores, y también de los pocos genuinos, bistrós de nuestra ciudad, esto es, el restaurante Bohèmic, ha decidido completar su notable oferta gastronómica con una excelente cocina de tapas y platillos que, se me antoja, resistiría toda comparación con los restaurantes, gastrobares, barras o ateliers más duchos en tales menesteres de nuestra ciudad –pongamos que hablo de Vivanda, 3, Cañete o Coure-.
Y así, el bueno de Francesc Gimeno, curtido, entre otros, al calor de los extintos fogones del restaurante Drolma –no sé si será gala, alarde o exceso de sinceridad, pero no puedo callarme eso de que “era la crónica de una muerte anunciada”- a su ya clásico repertorio de platos que navegan entre el siglo XX y el XXI, ha sumado casi una veintena de magníficas tapas y platillos, entre las que podréis encontrar:
Las, a mi entender –ya me perdonarán los devotos del Bar Tomás, los parroquianos del Bar Cañete, los feligreses del Bar Montesquiu, los fieles Arolianos y demás gente de bien- mejores bravas de Barcelona.
Unas excelentes croquetas de pollo cuyo mérito y virtud recae, en cierta medida, en que una pequeña parte del rebozado se hace con la piel deshidratada del mismo pollo.
Una buena pizzeta de atún, soja, wasabi y aceite picante que, y a pesar de su calidad, me cautivó más por su nombre que por su potencial gustativo. “No me llames Fabián llámame Paco” lleva por nombre y, sin lugar a dudas, es toda una demostración de que Francesc afila su pluma tanto como sus cuchillos. ¡Olé por ti!
Un excelente canelón de pintada y queso Comté.
Un magnífico, eso sí, solo apto para paladares curtidos y sistemas cardiovasculares a prueba de bombas, arroz del Delta con costilla de cerdo y setas.
Una sabrosísima y que, dada su ternura, hacía innecesario blandir el cuchillo, butifarra con judías de Santa Pau.
Y un cuarteto de postres del que sobresalían:
“Los recuerdos de infacia” (pantera rosa, suizo, nube y peta zetas) y la tarta fina de manzana con orchata.
Situándose uno o dos pasos por detrás tanto la crema catalana con frutos rojos y aceite de vainilla como el babá con espray -una ostentosa exhibición de play food- de ron.
En definitiva, con su nueva y complementaria propuesta gastronómica, ya no tengo ninguna duda de que el restaurante Bohèmic merece figurar, y en una posición destacada, en la lista de los pequeños grandes restaurantes de Barcelona.
Bodega: Vermut de la casa (Reus) y 30 Copelos (Sousón, Caiño, Ferrón, Garnacha y Brancellao). Lagar do Merens. DO Ribeiro. ¡De lo mejorcito y más sorprendente que he probado últimamente!
Precio: 35 €
En pocas palabras: Deliciosos bocados de tradición y nostalgia.
Indicado: Para disfrutar, con pequeñas piezas: igual de sabrosas y más económicas, de la cocina de Francesc Gimeno.
Contraindicado: Para los que no gustan de un trato familiar ni en su casa, pues en el restaurante Bohémic uno hasta llega a olvidar que está comiendo en un restaurante.
Manso 42, Barcelona
934 240 628
M'agrada Bohemic i el tinc al meu "top 15", però em refereixo al restaurant interior. Pel que veig a la foto aquesta nova versió, la serveixen a la terrassa exterior. Es així?.
ResponderEliminarEn aquest cas tindrà continitat quan el temps sigui més fresc?.
I la tercera pregunta.. La terrassa és acollidora?. Es que el barri no és com massa il·luminat ni té massa ambient de terrasses...
Bona nit, Ricard,
ResponderEliminarDesprés d'aquesta última visita jo el situaria dins del meu TOP 10 barceloní.
I responent a les teves preguntes...
El "tapeo" el serveixen a la terrassa però també a l'interior.
I, com bé apuntes, el Para·lel no és el barri més acollidor en quant a terrasses.
Salutacions,
eduard
Todas las criticas que he leido sobre este bistro es sobre los menus, todos comeis lo mismo, esto quiere decir que es la unica opcion? No se puede elegir a la carta? Se han especializado en esos platos? Que es una mezcla de bar (por sus patatas y croquetas) y restaurante?
ResponderEliminarSaludos.
Buenos días, apreciado Anónimo,
ResponderEliminarEn el bistró disponen de dos líneas de platos, una más tradicional (1900) y otra de corte más creativo (2000), y en cuanto a su oferta de tapeo cuentan con una veitena de posibilidades entre las que elegir.
Y respecto lo que apuntas, solo se me ocurre que por influencias cruzadas todos pedimos algo similar, aunque su oferta en obsoluto se limita a lo que yo probé.
Un saludo,
eduard
es verdad que oficia solo en su cocina??
ResponderEliminarApreciado Anónimo,
ResponderEliminarEn mi visita de hace un año me indicaron que contaba con un ayudante en la cocina. No podría confirmarte si hoy tal situación ha cambiado, aunque se me antoja muy difícil que pueda guisárselo y comérselo él solo.
Un saludo,
eduard
Hola a todos,
ResponderEliminarEl viernes fuimos a cenar al Bohémic. Intentamos reservar en la sala interior y nos dijeron que allí sólo podríamos pedir menú degustación. Como no era ese nuestro plan nos sentamos en la terraza.
Pedimos bravas, coca, carpaccio de presa, un, ridiculísmo en cantidad, plato de quesos, croquetas(para nada comparables con las de Vivanda o Paco Meralgo) y una butifarra que, por lo que tardó en llegar, la tuvieron que hacer al fuego lento de un mechero.
Todo estaba muy bueno pero el servicio falló estrepitosamente. Daba la sensación que las mesas de la terraza éramos un estorbo. El chico joven desapareció en cuanto se llenó la sala interior y nos dejaron a la merced de una pareja mayor bastante desagradable. Lo que más falló fue el tiempo que tardaron en traernos los platos. Pedí la cuenta y me dijeron que todavía faltaba la butifarra!!
Una vergüenza. Soy de las que piensan que el servicio debe estar al mismo nivel que la calidad de los platos. Muy decepcionados!!
Un saludo,
Buenos días, TapIta,
ResponderEliminarAnte todo, disculpa el retraso en responder, pero es que estoy teniendo problemas con la gestión de los comentarios.
Respecto lo que apuntas, señalar que comparto que una buena cocina para ser disfrutada debe estar acompañad por una también buena sala, no comparto en cambio que la del Bohèmic sea tan desastrosa como denuncias. Sin duda, no es una sala convencional, pues la llevan los padres de Francesc, pero en todas mia visitas yo he disfrutado de su proximidad.
En cuanto a las proporciones minúsculas que comentas, considero que las que sí lo son guardan relación con el precio, y muchas más, como el arroz, la butifarra, los postes... no lo son.
Y por último, decirte que coincido contigo al decir que las croquetas del Vivanda, y las del Coure, están un escalón o dos, por encima de las del Bohèmic.
Un saludo,
Eduard
Gracias por tu feedback, Eduard..últimamente no hago más que contradecir tus posts!! Te juro que no es una costumbre..jaja!
ResponderEliminarDe hecho, cuando salimos del Bohemic pensamos en darle una segunda oportunidad, un día entre semana y en la sala interior.
Muchas gracias por tus recomendaciones.
Un abrazo!
Estuve el domingo pasado, día que el Bohèmic abre sólo hasta las 15h ofreciendo algunas tapas, tipo apertivo (aunque nos dijeron que irían ampliando la oferta de platos).
ResponderEliminarMe encantaron las bravas y los buñuelos, no tanto las croquetas, y encontré fantástico el canelón. Desgraciadamente no pude probar el arroz, otra vez será.
Ps. En los recuerdos de infancia han cambiado el suizo por un drácula muy conseguido.
No te preocupes TapIta, mientras nuestras "discusiones" sean siempre tan sanas y sabrosas...
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
Gracias por la última hora del Bohèmic, Andrea.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
Me encantaron la bravas , los buñuelos de bacalao , y el canelón. El arroz del dia era Me encantaron la bravas ( que biuena salsa ¡¡¡) , los buñuelos de bacalao ( de los mejores que he probado) , y el canelón de pintada. El arroz del dia era negro con sepietas , bueno. Me gustó mucho el postre : borratxo de especies con helado de creme brulee.
ResponderEliminarNos sentimos bien atendidos , incluso me ofrecieron una mantita por si tenía frio . El único pero, la espera para el último plato que habíamos solitado al principio . un costillar de Sagás , pura mantequilla. Me gustó mucho , volveremos. Me parecio una excelente calidad / precio.
Me alegro mucho, Aficionada, y como bien apuntas, los tiempos son su asignatura pendiente.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
En primer lugar, le felicito por tan bien hecho y útil blog. Empero, discrepo extensamente con su calificación de las bravas, máxime aún cuando destrona a la Reina de las patatas bravas,entiéndase las del Bar Tomás.
ResponderEliminarMe llevé una sorpresa -desgraciada sorpresa-cuando vi las patatas bravas. En primer lugar, la patata en sí, que es un aspecto capital y crucial para unas buenas bravas, eran diminutas, poco sabrosas, sin personalidad...me recordaron a las que tomaba de estudiante en los chiringuitos de la playa o en bares para ver el fútbol. En segundo lugar, la salsa la vi poco acertada puesto la misma tenía matices de barbacoa sin más, típica salsa barbacoa que uno puede encontrar en una parada de autoservicio de autopista. Por tanto, a la luz de lo dicho, unas patatas diminutas y una salsa huérfana de la calidad del restaurante donde se sirven, me parecen de suspenso total y, a mayor abundamiento, incomparables con las del Tomás. De hecho, fui al siguiente día al Tomás para hacer la comparativa y el resultado fue aplastante.
Saludos cordiales,
VB
Apreciado VB,
ResponderEliminarAnte todo, agradecerle las generosas palabras que dedica a mi blog.
No obstante, y a pesar de sus buenas palabras (fondo y forma), debo reafirmarme en lo expuesto en esta entrada.
En este sentido, debo señalarle que vivo al lado del Tomàs y que, por tanto, por decenas se cuentan las ocasiones en que me he dejado seducir por sus patatas. No obstante, y pues ni encuentro pequeñas las del Bohèmic y su salsa, por la comunión que en ella se da de sabores dulces, salados, picantes y tostados, me enamora, y siguen pareciéndome algo, o mucho, pesadas las del Tomás, en mi podio de bravas de Barcelona, las del Bohèmic están en el cajón más alto.
Un saludo,
eduard