lunes, 27 de septiembre de 2010

Bohèmic

Bajaba por la calle Viladomat y cuando ya eran pocos los metros que me quedaban por consumir hasta llegar al restaurante Bohèmic, sensaciones encontradas comenzaron a recorrer todo mi cuerpo y, particularmente, mi estómago –lo que resulta obvio, pues a él le tocaba entrar en acción-.

La causa de tales dudas: que las críticas leídas sobre el restaurante que me disponía a visitar arrojaban sobre su oferta culinaria tanto luces como sombras y, debo confesarlo, que cierto ejercicio apriorístico con resultado de “ay ay ay…” había hecho.

Como avance de lo que seguirá, simplemente apuntar que ese día mi intuición estaba de vacaciones, pues esperaba descubrir un nuevo Topik (restaurante de excelente relación calidad precio, con ciertos detalles gastronómicos que pulir) y me di en los morros con una cocina de altísimo nivel –exceptuando los postres- pero algo desajustada en los precios de algunos platos –de nuevo, los postres, pero también los vinos, se llevaron la peor parte-.

El responsable último y también único de la cocina del Bohèmic –es merecedor de un sonoro aplauso que una sola persona en los fogones sea capaz de sacar adelante una cocina tan meritoria- es Francesc Gimeno, un “chico” no mucho mayor que yo, y cuyo bagaje gastronómico lo ha ido atesorando en restaurantes de postín como Drolma y Caelis, pero también en un antro de carretera de Castelldefels del que no reniega –otro aplauso para Francesc-.

El resto de aplausos de esa noche los devengaron:

Una excelentes patatas (tiernas por dentro y crujientes por fuera) bravas (mahonesa y un “romescu” picante, bastante picante) que pueden rivalizar y, tal vez, vencer a cualesquiera que otras de la Ciudad condal.

El magnífico pan de elaboración propia (aceitunas, pipas, etc.)

El más que notable yogur de setas (ceps) que hacía las veces de aperitivo de la casa y que se tomaba con una cucharita pintada con esencia de pino. Sin duda, degustar este aperitivo fue como ir al bosque en los meses de otoño.

Una buenísima royal de foie con gelatina de naranja sanguina y polvo de almendras.

La butifarra dulce de “Els Casals” con manzana y una reducción de su jugo fue, sin duda, el plató que mereció la mayor ovación.

Un notable calamar relleno de butifarra negra y cebolla caramelizada al que le sobraban los germinados que lo acompañaban.

Un tataki de atún de Almadraba -¡Qué atún!-, perfectamente acompañado por un puré de berenjenas y aceitunas negras y bastante mal acompañado por una base de queso manchego que de no haber sido apartado a tiempo hubiese sido el protagonista del plato, pues su potencia gustativa impedía disfrutar de la sutileza del atún casi crudo.

Menos entusiasmo despertaron los postres debido, principalmente, a que los elementos accidentales de ambos, por su presencia excesiva, acababan siendo los auténticos protagonistas.

Así, la crema catalana con aceite de vainilla era magnífica, de las mejores que he probado, el problema era que el exceso de frutos rojos liofilizados que la coronaban copaba el sabor y la textura del conjunto.

Más grave era lo que sucedía con el borracho (ron) de pan de especias, con helado de vainilla en el que la cantidad de chocolate que bañaba el pan de especias le hacía preguntarse a uno si lo que había solicitado era un chocolate a la taza.

(Perdonad la calidad de estas últimas fotos, pero fueron sacadas con el móvil por problemas con la memoria de la cámara)

En definitiva, las sensaciones encontradas que me asaltaron a escasos metros del restaurante se diluyeron por completo con los primeros platos que me sirvieron, lástima que los postres y la factura final hiciese, finalmente, aparecer un atisbo de ellas.

Vino: La Calma 2006 (Chenin Blanc). Can Ràfols dels Caus. Penedès

Precio: 55 €
Calificación: 13,5/20

Indicado: Para asombrarse con lo que son capaces de hacer dos manos.

Contraindicado: Para los que busquen una cocina a precios de crisis. El mejor producto hay que pagarlo.

Manso 42, Barcelona
93 424 06 28

6 comentarios:

  1. Restaurante intimista.
    Hace tiempo que lo conozco y nunca me ha fallado.

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  2. Hola Bernie,

    Mi primera visita fue la semana pasada, pero te puedo asegurar que serán pocas las que dejaré pasar hasta la siguiente, pues me quedé con ganas de probar el foie al bambú y, por supuesto, de repetir la butifarra dulce.

    Un saludo,

    eduard

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  3. Es un lloc de gran qualitat però al meu parer arrossega dos problemes: el primer el preu i el segon el servei. El tema econòmic s'ha disparat perqué ara pràcticament han eliminat les tapes que anomenaven del 1900, estil croquetes, bunyols, etc...que eren de preu contingut. La proposta creativa, de qualitat, tot sigui dit, domina totalment la carta i dispara la factura. I el tema del servei el problema es que malgrat l'entusiasme de la familia que porta el negoci hi ha dies que trigues 3 hores a sopar i això, de vegades, empipa una mica.

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  4. Hola Xavi,

    La meva experiència al Bohèmic es limita a una sola visita, però crec que pots estar completament en lo cert respecte el que apuntes.

    Així, per la informació que tenia, jo vaig ser el primer sorprès al veure la factura final, doncs tot el que fins aquell moment havia llegit apuntava a que la factura final seria la meitat de la que va ser.

    Respecte la lentitud del servei, no puc pronunciar-me, doncs aquell dia sols compartíem menjador dues taules. No obstant, si els dies que està ple sols hi ha el mateix servei -amable, amabilíssim- que hi havia aquell dia, no m’estranya que es donin situacions com les que descrius.

    Salutacions,

    eduard

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  5. En mi opinion este restaurante es demasiado caro para lo que es; si nos guiamos por el precio es un restarante muy caro, la comida o cena te puede sair por mas de 80 euros si te remites a su propuesta de comer 3 platos ¿?¿?¿, ya que argumentan ser raciones pequeñas, pero sobre una media de 15 euros!! si añadimos el vino, el agua , el postre y el café; la dolorosa sube a más de 75 euros.

    Respecto a la comida bueno aunque no puedo decir que nada estuviera malo, pero para mi gusto todo era demasiado fuete y pesaqdo; comí un steack tartar que para mi gusto era escaso, EL canelon de trufa, y digo el canelon, porque me esperaba encontrar tres, era solo uno y la trufa brillaba por su ausencia, después y para finalizar comí la botifarra con pimientos, la botifarra era de unos 80 grs. y de pimiento también solo había uno; de postre tomé una crema de queso, que me hizó beber agua hasta pasadas las seis de la mañana.

    A mi me lo recomendo un amigo y la verdad no sé porque es tan especial para él, el sitio nos costo mucho de encontrar porque practicamente no se ve desde fuera y no existe ninguna carta en el exterior (como para hacerte una idea de lo que te va a costar), ni cartel iluminado.

    Cuando llegamos nuestra sorpresa fue que estabamos solos en el local y el servicio aunque no fue malo brillaba por su poca profesionalidad, mi acompañante era ruso y tube serios problemas para traducir la carta al inglés.

    Definitivamente prefiero otros restaurantes para disfrutar de una velada, por ese dinero 150 euros para dos personas practicamente puedo comer en un restaurante de categoría,

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  6. Buenas noches apreciado Anónimo,

    Ante todo, agradecerte el comentario y señalarte que coincido plenamente contigo respecto la mejorable relación calidad-precio del restaurante Bohèmic.

    No obstante, algunos de sus platos, entre ellos sus bravas, o la butifarra dulce son absolutamente memorables.

    Y sí, por 75€ por persona, Coure, Hisop, Dopo, 3, Casa Paloma y tantos más se me antojan como mejores decisiones para invertir.

    Un saludo,

    eduard

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