Para los asiduos –gracias por vuestra confianza- a este blog, seguro que es de sobra conocida la especial simpatía que siento por esta propuesta gastronómica que a penas cuenta medio año desde que comenzó su exitosa andadura en el ensanche barcelonés, y para los que ésta acaba de serles revelada hace unos instantes, estoy convencido que las siguientes líneas les servirán para atestiguar que este romance que mantengo con Casa Paloma tiene algo de irracional –resulta imposible que en el campo de lo sensorial, y la gastronomía se disfruta con los sentidos, no intervengan las emociones, no exista contaminación subjetiva-, pero todavía mucho más de ganado a pulso desde su cocina y su sala.
Casa Paloma son carnes de primer nivel (Angus, Frisona, Kobe) cocinadas casi siempre en su justo punto en una magnífica parrilla argentina, es una sala profesional y próxima como pocas –en ocasiones, muy pocas, superada por el fulgurante éxito que han tenido-, pero existe también otra Casa Paloma alejada de las proteínas más gustosas que merece también ser descubierta.
(Sobre la tradicional Casa Paloma podéis hartaros a leer en mis entradas “Casa Paloma” y su “bis”, pero aquí y hoy le toca a “la otra”).
Otra manera de comer en Casa Paloma que comenzó ya por la elección del vino –un riesling en un templo de la carne era toda una declaración de intenciones de que esa noche las concesiones a mi carnívoro apetito iban a ser las justas- y siguió con:
Un excelso –de los mejores que he probado últimamente y al nivel del servido en los buenos tiempos del restaurante Caelis- foie mi-cuit, por supuesto, de elaboración casera, servido junto con unas buenas tostadas de bizcocho y que ya justificaba haber traicionado –más de una traición comportará- a mi lomo bajo de frisona.
Un sabrosísimo y en su perfecto punto de cocción y de textura arroz cremoso de “tuber melanosporum”, y ¡vaya si había trufa!
La única concesión a mis instintos trogloditas. El steak tártar de Casa Paloma que, a mi juicio, sigue adoleciendo de un exceso de equipaje.
Y a la que puso el perfecto broche un babá al ron sobre una crema de mascarpone a la vainilla y acompañado por un helado de ron con pasas que, junto con el que prepara Albert Ventura en su Coure, rivalizan por ser el mejor babá de Barcelona.
En definitiva, lejos de morir de éxito, en Casa Paloma se están reinventado cada día para que los asiduos a sus mesas nunca lleguemos a tener que parafrasear al bueno de Bugs con un “¿Qué hay de nuevo viejo?”.
Bodega: Cuvée Albert 2009 (Riesling). Domaine Albert Mann. Vinos de Alsacia
Precio: 55 €
Calificación: 14,5/20
En pocas palabras: Si no has ido, ve, y si has ido, vuelve.
Indicado: Para carnívoros y, visto lo visto, para no tan carnívoros.
Contraindicado: Para los que no soportan los restaurantes de moda, pues aunque merecidamente, éste lo está.
Casanova 209, Barcelona
93 200 82 96
El arroz fue una muy grata sorpresa, no me lo esperaba, es más, no las tenía todas conmigo al alejarme de las propuestas de carne, y, sin embargo, es de los mejores que he probado.
ResponderEliminarAdvierto, con una agradable satisfacción, que no soy el único que se está dejando seducir por "la otra" Casa Paloma.
ResponderEliminarAmigo Anónimo, ahora ya solo te falta sucumbir al foie mi-cuit.
Un saludo,
eduard
Més que contraindicat pels que no els agraden els restaurants de moda, seria contraindicat, pels que no els agrada la parafernàlia que envolta en ocasions els restaurants de moda... A mi m'agrada Casa Paloma, com ja tinc publicat... En algun moment l'ambient em pot arribar a carregar (taules nombroses que papallonegen molt i que mengen poc), però la qualitat del restaurant fa que això quedi minimitzat i reduït a pura anècdota per riure... Ja he estat un parell de vegades i penso tornar aviat...
ResponderEliminarT'accepto la puntualització, Ricard.
ResponderEliminarI ara et tocará a tu no deixar passar el foie en la teva pròxima visita a Casa Paloma -sembla que en tingui accions del seu foie-.
Salutacions i molt bon any!
eduard
Desde Casa Paloma,
ResponderEliminarGracias con mayúsculas a ti y a todos los que, por vuestros comentarios, por vuestras apreciaciones, por vuestros matices, por vuestras correcciones y por no estar siempre de acuerdo...nos ayudáis a mejorar cada día!!
Gracias de verdad!!
Un auténtico placer, Enrique.
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