¿Solo suvenires?
Apostad por el no.
Así, los artífices de la Tintorería Dontell (Aribau 55), Tell It (Porvença 300) y otros “Urban Secrets” que están por ver la luz tanto en Barcelona como en Madrid, han apostado, al fin, por que clandestinidad y gastronomía de nivel vayan de la mano.
El local, por supuesto, clandestino, que responde a Chi-Ton y que se esconde tras esta fachada –de momento, no puedo ofreceros su dirección, aunque sí deciros que, dado su enclave, más de un turista intentará comprar alguno de sus suvenires de attrezzo-.
Y que ya está dando sus primeros pasos a modo de rodaje, comenzará su andadura oficial el próximo 15 de febrero con una más que interesante propuesta gastronómica.
Muchos de los platos que pude probar están todavía en fase de estudio, pero no tengo ninguna duda, dada la virtud que el pasado jueves me mostraron, que la terrina de foie –por supuesto, de elaboración propia- y los ñoquis gratinados sobre un jugo de caldo de ave y Porto, superaran con buena nota el examen final y figuraran en alguno de los tres menús degustación que se ofrecerán en Chi-Ton (menús de 35 a 55 €).
Por último, deciros que a la propuesta gastronómica recién descrita y al interesante bar de copas que preside su entrada –bueno, su segunda entrada, pues como ya he dicho, en la primera solo encontraréis suvenires de “mírame pero no me toques”- se unirá la posibilidad de alquilar alguna de las cocinas a la vista que, a modo de islas, configuran la sala del restaurante –a los que nos encanta cocinar y, en ocasiones, no podemos agasajar como quisiéramos a los nuestros por falta de espacio o de medios, estamos de enhorabuena-.
En definitiva, un nuevo restaurante clandestino cuyo mérito, afortunadamente, no recaerá solo en su condición de secreto.
Afortunadamente, y aunque en ocasiones parezca que la oferta gastronómica de Barcelona esté saturada, nuestros restauradores siguen pariendo propuestas dignas de ser conocidas.
Pues a mí me ha parecido un desastre absoluto...
ResponderEliminarCenamos ayer animados por algunos blogs como éste que en otras ocasiones me han hecho descubrir joyas escondidas y no puedo imaginar un resultado más penoso: el menú (48 ó 58€, ambos sin bebidas) parece sacado del recetario de primer curso de cualquier modesta escuela de cocina: puré de calabacín con espuma de curry (1€ de coste), espuma de piña colada (1€ de coste) crema de mascarpone con picadillo de galletas (1€ más.. creo que llevo 3..) para éstos 3 platos el show cooking consiste en sacarlos de la nevera y ponerlo en la bandeja de servir. Un aceptable rodaballo cocido en autoclave y terminado a la plancha (show cooking!) apagado sobre una densa salsa de algún ingrediente blanco pero de sabor clandestino, un mal llamado secreto ibérico cuando deberían llamarlo solomillo de cerdo (igual de honrado pero menos glamouroso) y servido completamente crudo por dentro, con lo sano que es el cerdo crudo.. y un plato que debería ser el error de la noche porque estaba realmente bueno: un arroz de gambas con dos gambas frescas a la plancha buenísimas y al punto perfecto de todo.
También creo importante mencionar que gracias a todos los santos sólo había unas 10 personas cenando, con lo que sólo funcionaba una cocina con su show cooker calentando los platos y un olor a gambas (el único ingrediente que realmente se cocina frente el comensal) que tira para atrás.. pero no imagino una noche con lleno total y las 4 o 5 islas funcionando a la vez..
En resumen, 55€ por persona por un menú de como máximo 12€, basado en el recalentamiento de platos y espumas servidas en vasos de chupito me parece realmente digno de mantenerse en la clandestinidad.
Una lástima.. :(
ups! no pretendía tirar la piedra y esconder la mano...
ResponderEliminarla clandestinidad y el anonimato para otros... ante todo dar la cara en las críticas.. :)
Buenas tardes, Montse,
ResponderEliminarVisto tu interesantísimo comentario, mucho me temo que todo lo que este restaurante prometía -pues en mi única visita todavía se encontraban en fase de rodaje-, se ha quedado en eso, en una mera promesa.
Discúlpame si mi entusiasmo por creer que, por fin, un clandestino era algo más que mera fachada -por paradójico que parezca- te ha llevado a una decepción.
Un saludo,
eduard