Como en los sueños, la fatídica hora de despertar estaba ya al acecho, no obstante, quedaban todavía unos instantes para fuésemos arrancados de la más placentera de las ensoñaciones.
Instantes en los que pude disfrutar de:
Unos refrescantes “terrones” de azúcar al té y a la lima.
Unos divertidos filipinos de coco.
Dos postres que, a pesar de su “gracia” no estaban al nivel de lo hasta ese momento exhibido y que, por unos instantes –pocos-, me hicieron creer que cierto sinsabor empañaría mi segunda experiencia bulliniana.
No obstante, un último 2+1 –a pesar de que lo mío son los símiles futbolísticos, aquí va éste para los amantes del básquet- no solo iba a borrar la sombra de duda recién aparecida sino que supondría el perfecto, literalmente hablando, colofón a la mejor velada gastronómica de mi vida.
¿El mérito?
De una finísima –en su primera y segunda acepciones- coca de cristal con piñones tostados: la trascendencia de la levedad.
Del oro, el cacao, la menta y el café (sopa de café, hojas de menta y oro y terciopelo de cacao). Lujo, pero en este caso, de las Américas, para el paladar.
De LA CAJA. Sí, en mayúsculas. O a la vista de lo siguiente alguien se atreverá a discutírmelo.
Una caja repleta de bombones de chocolate blanco con fresas y yogur, maiz, frambuesa, grosella, té… de chocolate con leche con almendras, cacahuete, pistacho, fruta de la pasión… y de chocolate negro con sésamo, menta, mandarina…
Y acompañándonos en las casi seis horas de travesía por el imaginario gastronómico del genial Ferran Adrià:
Goliardo A Telleira 2007 (Albariño). Forja del Salnés. Rías Baixas.
Gorvia 2006 (Doña Blanca). Quinta da Muradella. Monterrei.
Arbossar 2007 (Cariñena). Terroir al Límit. Priorat.
Manuel Raventós Gran Reserva Personal 2002 (Xarello, Macabeo, Parellada y Chardonnay). Josep María Raventós y Blanc. Penedés.
Whisky de la destilería BANF (Speyside), natural cask strength de 21 años.
Ahora sí, colorín colorado, este cuento, que se transmitirá de generación en generación, forjándose así la leyenda de elBulli, se ha acabado.
O puede que no.
Con este comentario dejo de leer tu blog, sinceramente creo tu entusiasmo llega al limite del paroxismo. Nadie duda de la capacidad creativa del Bulli, pero hay que huir siempre de la pleitesia, pienso que es necesario que la ventana este siempre abierta y tu la has cerrado, nos has dejado sin ventilación, sin oxigeno y lo peor sin criterio, tal vez este sea el precio del extasis, la perdida de la razón...
ResponderEliminarApreciado Anónimo,
ResponderEliminarNo se trata de pleitesía, sino del reconocimiento a una trayectoria, a un hito en la gastronomía que tardará mucho en repetirse.
No te negaré que en estas crónicas sobre elBulli mi espíritu crítico ha estado casi desaparecido en combate, pero si ha sido así es debido a que, en su contexto, la experiencia gastronómica en elBulli fue tan perfecta que no quería que a partir de pequeños borrones, que los hubo y cito: el taco, el cebiche, los dos primeros postres…, alguien injusta o maliciosamente dibujase una sombra sobre la experiencia elBulli.
Lamento perderte como lector, pues muestras un espíritu crítico que admiro, no obstante, no reniego, sino todo lo contrario, de lo hecho, pues, y así lo advertía en la entrada de presentación de elBulli, en estos cuatro posts solo pretendía haceros partícipes en la medida de lo posible de la felicidad que las seis horas que compartí con los míos en elBulli me inspiraron.
Un saludo,
eduard
Hola Eduard,
ResponderEliminarTuve la suerte de ir el pasado viernes 14. Un festival de aromas, sabores y sensaciones... creo que coincidimos en el 95% de los platos degustados.
Te dejo el link con la crónica y fotos en mi blog por si te apetece leer otra visión complementaria.
http://manoloxantana.wordpress.com/2011/01/17/el-bulli-2011-cocina-invernal-erotico-festiva/
Un saludo y felicidades por el blog.
Hola Manolo,
ResponderEliminarMuchas gracias por el link, es mucho más que interesante tu reseña de una noche indescriptible.
Un saludo,
eduard
Lo poco en que no coincidimos sospecho que se debe a que mi pareja es alérgica al coco, y a alguna que otra variación que siempre se incluye para personalizar la experiencia.
ResponderEliminarEs curioso el caso que comentas de los ñoquis de polenta con café, que a mi me los sirvieron en 2007, y los recuerdo como una de las cumbres del menú.
Pero esa es la gracia, que cada uno tiene sus gustos y preferencias. Un abrazo.
¿Qué dominio del elBulli!
ResponderEliminarEn nuestro caso fue un plato que pude probar puesto que uno de mis acompañantes no se atrevió con la becada y este fue su sustituto.
Igual que la esponja de coco que sustituyó su langostino crudo, no hervido como tu también has observado, y que al haberla disfrutado tanto en mi experiencia del año pasado no pude estarme de pedir otra para mi deleite.
Un saludo,
eduard
También estuve el año pasado, no había leído nada ni visto ninguna foto y mi sorpresa fue mayúscula. Me sorprendió la cocina, mucho más la sala, y cada plato que me sirvieron (formal y materialmente).
ResponderEliminarEn ese momento valoré no haberme informado, no haber búscado como hubiera hecho con cualquier otro restaurante, porque la ilusión de no saber nada hizo que la noche fuera más espectacular si cabe que si hubiera sabido lo que me esperaba.
Ahora que elBulli -como lo conocemos y como tu nos enseñas- cierra, creo que tu crónica tiene un valor incalculable, sobretodo para que aquellos que no han podido vivirlo en directo puedan disfrutarlo.
Realmente felicidades por dos razones, por el post y por haber podido acudir a un sitio así, realmente ha de ser una experiencia única en todos los sentidos
ResponderEliminarMuchas gracias, Sergi.
ResponderEliminarHola Andrea,
ResponderEliminarSin duda, afrontaste la experiencia bulliniana de la mejor de las maneras, pues considero que el factor sorpresa potencia enormemente una experiencia de por si excepcional.
Y muchas gracias por las preciosas, a la vez que en exceso generosas, palabras que dedicas a mi crónica.
Un saludo,
eduard