sábado, 15 de enero de 2011

elBulli III (“principales”)

Son magníficos, pero son muchos más de siete.

No son cuarenta, pero poco les falta.

He aquí, los cuarenta mal contados magníficos “principales”.

Las tortillas de camarones. Las dos caras de la moneda, y el segundo 11 de la velada.


Las “cañas” de jengibre: magníficas para preparar el paladar para otro pedacito de cielo.

El langostino, que se presenta en el menú como hervido, pero os puedo asegurar que, afortunadamente, estaba crudo y solamente ligeramente sazonado.

La gamba en dos cocciones con su jugo. Texturas y sabores al límite.

Los cinco muslitos de codorniz, ligeramente condimentados con pimentón, comino, pimienta, tomillo y, de nuevo, pimentón, y pintados con escabeche de zanahoria. Me he debatido entre si considerarlo el tercer 11 de la cena o no, y todavía no alcanzo a saber porque al final me he decantado por el no.


La paloma torcaz en tres servicios: canapé al cardamomo, alita y cabeza. Caza al cubo.



El cappuccino de caza (tordo): apto solo para paladares muy acostumbrados a la intensidad y profundidad de sabor de la caza.

El tártar de tomate con escarcha, pero preparado de la misma forma que un steak tártar (pimienta, tabasco, yema de huevo…, con la única salvedad de la sustitución del perejil por albahaca). Excelente y estudiadísimo su momento de servicio: un perfecto elemento de transición.

Los guisantes 2010: de los pocos platos que ofrecía el tradicional juego elBulli realidad Vs. ficción.

El increíble tiramisú japonés: espuma de tofu, gelatina de soja, bastoncillos de soja y wasabi, y miso blanco y negro.


Los ñoquis de polenta con alcaparras, azafrán, avellanas y café. Un plato sabroso pero “poco” elBulli.

La crema de caviar con caviar de avellana y viceversa, esto es, crema de avellana y caviar. Un plato que generó una interesante discusión en la mesa sobre qué mitad ofrecía una mejor complementariedad de sabores. Me quedé solo en la defensa de la primera.

El trapo de tartufo de Alba, en ese momento, solo para el deleite del olfato, mientras se degustaba…

Los perfectos macaron de parmesano.

Y que, por fin, entraba en juego para coronar un blini relleno de queso Saint Felicien.

Un triunvirato que, entendido como un único “ser”, supuso la tercera creación que escapaba a los límites de la puntuación ortodoxa.

Las angulas al vapor: la belleza de la sencillez.

Unas excelentes almejas con té de trompetas de la muerte.

El ceviche de lulo y moluscos: agua de almejas, lima, cilantro… el único plato que no nos gustó a ninguno de los que compartíamos esa mesa de elBulli, ese instante para la eternidad, que, no obstante, entendí como una provocación de Ferrán a la par que como un potente “limpiador” de los precedentes sabores marinos.

El taco. Si bien el anterior plato no me gustó, pero como he señalado, me atrevería explicarlo, éste fue el único plato del menú que me dejó absolutamente frío.

El gazpacho y ajoblanco: escarcha del primero y crema del segundo. Olé, olé y olé para el póker de onces de la noche.

Magnífica la “mise en place” de la papillot de endivias, nueces y caviar de aceite y notable su sabor.




Ostra con becada (y tuétano) y becada con ostra. Perfección del derecho y del revés, se mire como se mire un prodigio de sabor.


Bueno, sí, solo bueno el risotto de moras con jugo de caza.

Pero de nuevo colosal el ravioli de liebre con su boloñesa y su sangre –no os asustéis, era jugo de remolacha con jengibre y citronela- que materializó el repóker de ases de la cena.



Magníficas las fresas calientes con consomé de liebre.

Por fin llegaba uno de los famosos miméticos de Ferran: las castañas miméticas que, como su nombre indica, de castañas solo tenían la forma y en realidad eran un excelente concentrado de liebre.

Y colorín colorado…no, este cuento no se acabado. En breve, elBulli IV (postres y bodega).

6 comentarios:

  1. Con ganas de leer ya sobre los postres!

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  2. Esta tarde o mañana temprano, Marta.

    Un saludo,

    eduard

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  3. Realment es la imaginació portada a la cuina...

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  4. Hola Ricard,

    Imaginació si, però la d'un geni, la d'un visionari, la del Dalí de la gastronomia.

    Salutacions,

    eduard

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  5. Espectacular repaso Eduard. Felicidaes por lo vivido.

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