lunes, 26 de abril de 2010

Hisop

En este restaurante de decoración romántica (la sala dominada exclusivamente por tonos blancos y rojos, y presidiendo cada mesa una flor y una vela) del pasaje Marimon, se ha apostado por hacer de la cocina creativa mediterránea un derecho universal, ¿Cómo?

Ofreciendo cada mediodía, y también las noches de lunes a jueves, residiendo aquí el verdadero salto cualitativo en relación a la mayoría de propuestas gastronómicas de la ciudad condal, un menú de cocina creativa a algo más de cuatro mil de las antiguas pesetas (25 €). ¡Bravo!

Bravo por entender la cocina como un acto cultural y, como tal, intentar hacerla accesible a un público lo más amplio posible en prácticamente la totalidad de sus servicios.

Resulta realmente refrescante y estimulante redescubrir que en Barcelona todavía existen profesionales consecuentes, profesionales que predican con el ejemplo.

Debo reconocer que detesto aquellas cocinas que se las dan de acto cultural pero luego olvidan lo que la cultura comporta, llegando a vaciar de contenido tan preciosa palabra para convertirla en un mero eslogan pomposo y elitista. Con estas líneas no pretendo criticar toda la cocina de precios elevados, sólo la cara, esto es, la que no está justificada.

No es caro comer en elBulli, como tampoco lo es escuchar a Ainhoa Arteta en el Liceo o en el Real o ver a tú equipo en una final de la Champions, pues son experiencias que trascienden de la importante suma que paga por ellas ya que devienen recuerdos con los que alimentar de felicidad tu alma.

En cambio, sí que lo es, comas en un bar de tapas o en un restaurante de lujo, pagar 4, 5 o hasta 6 veces el valor de mercado de una botella de vino, o tener que comprar la tradición, tan de moda en nuestros restaurantes, a precios de antigüedades dignas de exhibirse en cualquier museo.

Aprendida tal lección, Oriol y Guillem, la dupla encargada de los fogones de Hisop, ofrecen, al precio referido, un menú compuesto por dos aperitivos, un entrante, un plato principal y un postre.

Los dos aperitivos consistieron en:

Unos berberechos, de excelente calidad, con guisantes, dulces y firmes, aderezado todo ello por un refrescante toque cítrico aportado por el zumo y ralladura de lima.

Unos chipirones pochados con ajos tiernos y servidos en forma de montadito sobre una rebanada de pan crujiente untada con una finísima salsa de tomate.

Como entrante, me decanté por la ensalada de caballa con “calçots” confitados y un ligero “romescu”. Una de las mejores ensaladas que he disfrutado últimamente, y no tan últimamente.


Llegados los platos principales, igual sucedió con los postres, mi compañera de fatigas gastronómicas y yo decidimos escoger cada uno una opción, y así poder valorar el menú en casi su integridad.

La merluza, de nuevo de una calidad que da que pensar sobre la rentabilidad del menú, acompañada con una crema de berros, un salteado de setas y unas verduras en juliana, con un toque de soja, hubiese sido lo mejor de la noche si el siguiente plato no hubiese bordado su interpretación.

Así, el carré de cordero, con aire de curry, chutney y un toque de regaliz era casi perfecto, sólo pudiéndosele achacar un chutney servido demasiado frío.

Como pre-postre, una más que correcta versión del mojito y que la conformaban un sorbete de menta, con ron, zumo y ralladura de lima y azúcar moreno.

Los postres tal vez fueron lo más flojo de la velada.

La crema catalana y la sopa de fresones que la acompañaba eran más que correctas, la pena era que el helado de piña asada que las coronaba era tan intenso que ensombrecía cualquier otro sabor.

Y la degustación de quesos (tou de tilers, tupi, idiazábal, azul pirenaico, y un par de quesos de cabra y uno de oveja más) no estaba lo afinada, ni a mi parecer lo correctamente ordenada, que podría esperarse.

En definitiva, si la cocina de Hisop siempre había sido valiente, ahora también lo es su oferta gastronómica (menos márgenes pero más difusión de su talento), mereciendo tal alarde de valentía un más que sonoro aplauso.

Vino: Santbru 2008 (Garnacha blanca y macabeu)

Precio: 40 €
Calificación: 14/20

Indicado: Acercarse a la cocina creativa y comenzar a quererla.

Contraindicado: Para los que sólo disfrutan despilfarrando.

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog por Facebook gracias a Francesc Chicón a través de Eduard Ros. La verdad es que tiene una oferta gastronómica de lo más interesante. Espero que los barceloneses y visitantes aprecien su esfuerzo y originalidad. Saludos!

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  2. Muchas gracias por tus amables palabras.

    Esfuerzo, sí, pero también un placer.

    Originalidad, eso intento.

    Un saludo.

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