El pasado domingo 21 de marzo, se celebró la tercera edición del premio de cata por parejas de la más famosa de las bodegas de España, la dirigida por Quim Vila, en el incomparable marco que ofrece la Llotja de Mar de Barcelona.
Premio en el que participé, sin más afán que el de adquirir experiencia en un mundo, el enológico, que me apasiona y el de poder relataros una de las experiencias más interesantes de las que he disfrutado últimamente.
Entrando en materia, que es lo que nos toca, os diré que entre las más de cien parejas que competíamos, llegadas de toda España, Bélgica, Francia y hasta Japón, se encontraban muchos rostros conocidos del panorama gastronómico nacional. Así, entre otros, me encontré con los sumillers de elBulli, del madrileño restaurante ArolaGastro, del Monvínic (terceros clasificados) y, del menos conocido pero asimismo merecedor de una visita, restaurante Vivanda.
El premio se estructuraba en dos fases en las que se cataban a ciegas 7 vinos, cavas o varios, entendiendo por varios los amontillados, los vinos generosos, oportos y madeiras, es decir, los común y erróneamente conocidos como vinos de postre.
Así, en la primera fase, en la que participábamos las 120 parejas, y de la que saldrían las 10 finalistas, entre las que, por supuesto, no estuve a pesar de contar con una magnífica nariz femenina como compañera, se nos ofrecieron para identificar su país de procedencia, zona geográfica, denominación de origen, coupage, añada, bodega y nombre, los siguientes vinos, cavas y varios:
1. Gramona III Lustros Brut Nature 2003 - Cava
2. Domaine J.A. Ferret Pouilly-Fuissé Tête de Cru Les Perrières 2006 - Mâcon
3. Rafael Palacios As Sortes 2008 - Valdeorras
4. Domaine de la Janasse Châteauneuf-du-Pape Vieilles Vignes 2004
5. Finca Allende Calvario 2005 - Rioja
6. Torbreck The Factor 2004 - Barossa Valley
7. Château d’ Yquem 1997 – Sauternes (más de 500 euros la botella)
En la segunda fase, en la que no participé, las diez parejas finalistas tuvieron como rivales:
1. Recaredo Turó d’en Mota 1999 - Cava
2. Domaine Marcel Deiss Schoenenbourg 2005 - Alsace
3. FX Pichler Grüner Vetliner Kellerberg Dürnsteiner 2006 - Wachau
4. L’Ermita 2007 – Priorat (más de 500 euros la botella)
5. Marqués de Riscal Gran Reserva 1975 - Rioja
6. Shafer Hillside Select 2004 - Napa Valley
7. Taylor’s Vintage 2000 - Porto
En total se descorcharon más de 200 botellas y se utilizaron más de 2.500 copas Riedel. Todo un alarde, sólo al alcance de alguien que ama este mundo como son Quim y sus colaboradores.
Al escalón más alto del podio, llevándose, entre otros premios, 15.000 euros, subieron Jesús Barquín y Víctor Franco. Al podio les acompañaron Mario García y Miguel Ángel Laredo y Cesar Cánovas y Antonio Giuliodori.
Transcurrida la hora y media que me pasé agitando copas, mirando el color del vino sobre un fondo blanco, buscando desesperadamente aromas y sabores conocidos y, por desgracia, escupiendo prácticamente todo lo que entraba en mi boca, casi lloré de felicidad al entrar en la sala en la que, como premio para todos los participantes y sus invitados, se ofrecía una degustación de vinos y quesos de abundancia casi comparable a su indescriptible calidad.
Quesos azules ingleses, irlandeses, italianos, españoles y, por supuesto, franceses, quesos añejos (Comté de 24 meses y Mimolet de algunos más), quesos de leche cruda de vaca, quesos de oveja y de cabra, imposibles de abarcar todos, se daban cita en una misma mesa.
Con toda la rotundidad de la palabra: ¡Espectacular!
Y por si este regalo para los sentidos no fuese suficiente, cabía la posibilidad de regarlo con vinos y cavas de alta gama e, incluso, con algunos vinos de próxima incorporación a los mercados.
Entre todo lo que pude probar, que fue mucho, incorporaré seguro a mi modesta bodega:
El renacer de la gama Paisajes, de Bodegas Paisajes y Viñedos (DOCa. Rioja)
El más que correcto Chardonay Cloudy Bay nuevo zelandés.
El nuevo blanco de Tomàs Cusiné, Macabeu (DO Costers del Segre).
De verdad, una experiencia enriquecedora y, sobre todo, divertida, muy divertida, que recomiendo a todos los apasionados por este mundo de infinitas posibilidades y matices.
Seguro que en ediciones venideras repetiré y, tal vez, en 2050 cato los vinos de la segunda fase.
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