jueves, 17 de enero de 2013

Pijama

Un par de meses se cuentan desde la llegada a la ciudad de dos nuevos vaqueros –sin duda, las vacas son más adoradas en el restaurante Pijama que en la India, aunque ellas no lo vean así-.

Dos meses –y lo que les queda- en los que Nilson González (Àbac, Arola Arts, Coure o La Royale) y Gala Requena (una “muggle” seducida por el mundo de la gastronomía, cuya única experiencia profesional en el sector de la restauración la encarna su paso por la sala de La Royale) han estado luchando, el primero desde la cocina y la segunda desde la sala del restaurante Pijama, solos ante peligro –mano a mano se lo guisan y se lo comen, y también pelan, limpian, repasan, barren, montan…-, contra los elementos, o lo que es lo mismo, contra la crisis, contra el mundanal y ensordecedor ruido de las fastuosas inauguraciones de restaurantes con mucho más beneficio que oficio, contra el miedo a lo desconocido y los hábitos adquiridos –muchos de ellos, malos, ya convertidos en vicios- de la platea barcelonesa… Una lucha dura, sin duda, pero de la que, estoy convencido, estos dos estoicos restauradores no solo saldrán indemnes, sino que lo harán fortalecidos.
Soy sabedor de que mis palabras pueden convertirse en una arma de doble filo, pues además de empujaros a descubrir el restaurante Pijama puede que os conduzcan a ello con demasiadas expectativas, y es por esto que aquí os dejo el siguiente aviso para navegantes:

El restaurante Pijama brilla, y mucho, pero como lo hace la bisutería. No es espectacular, ni sorprendente –bueno, su relación calidad-precio sí que lo es-, ni mágico, ni lujoso –su vajilla y su cristalería son más propias de un merendero que de un restaurante-… pero su cocina es sabrosa, humilde pero con fundamento, honesta como pocas… y su gente, además de compartir virtudes con su cocina (i.e. humildad, honestidad…), es cálida, trabajadora o talentosa –quedaros con el nombre de Nilson González-.
Y tras esta introducción –lo sé, algo farragosa- escrita con el regusto dulce de mi visita al restaurante Pijama todavía presente, llega el momento de centrase en el quid de la cuestión, esto es, en su oferta gastronómica.

En este sentido, y dado que mi vista al restaurante Pijama fue la noche del pasado martes, no pude disfrutar de su sugestiva “Fórmula mediodía” (hamburguesa a elegir entre la casi decena que se ofrecen en la carta + patatas fritas + bebida = 10 €), y así, mi cena discurrió entre su oferta de Tapas, que van desde las croquetas al filete tártaro, pasando por las ensaladas, la morcilla de wagyu con patata al tenedor o el costillar de cerdo, y cuyos precios (entre 1€ y 7€) no son para reír pues los tiempos no están para ello -que sino…-; de Hamburguesas (casi una decena, entre las que encontraréis una vegetariana); y de Postres (tan interesantes como con potencial de mejora).

Cena casi pantagruélica a la que dieron forma:

Un dúo de croquetas (de jamón y pollo, y de setas, beicon y parmesano) crujientes, sabrosas, ligeras… en definitiva, excelentes –sin duda, entran con fuerza en el Top Ten “croquetil” barcelonés-. En este sentido, en el restaurante Pijama, o desconocen lo buenas que están o exhiben una generosidad que ni Santo Tomás de Aquino, pues cobrar 1 euro por cada una es un auténtico regalo.
Un buen, aunque la insignificancia del precio de la tapa, por desgracia –y como es lógico-, se translucía en la calidad del pescado, tiradito de atún, ligeramente marinado, y acompañado con yuca frita y un sour de dashi, lima, cilantro, yuca y ají amarillo.
Una buena ensaladilla de chorizo y lomo que podría ostentar mayor virtud si la patata y la zanahoria, cortadas más grandes y menos cocinadas, ayudasen a rebajar la intensidad gustativa y la untuosidad del chorizo.
Un par de excelentes hamburguesas (160 gramos de babilla de vaca Parda de Lleida):

La de Norte: Roquefort, mayonesa ahumada, lechuga romana, puerro confitado y pepinillos; y
La Barbacoa: salsa barbacoa, Cheddar, cebolla caramelizada, tomate y pepinillos;
Servidas en un muy buen pan de hamburguesa recién marcado y acompañadas por unas notables patatas fritas -dos capítulos que muchas hamburgueserías (incluso de postín) descuidan. ¡Bien por ti, Nilson!-.
Y un trío de postres que ilustran a la perfección tanto el excelente pastelero que Nilson lleva dentro, como lo sencillo que es en esta partida naufragar por culpa de los cantos de sirena de los comensales poco exigentes, e interpretados por:

Una facilona y algo pesada versión del tiramisú: mascarpone con chocolate blanco, café y melindros.
Un notable brownie de zanahoria acompañado por un cremoso de calabaza y chocolate blanco y coronado con helado de naranja sanguina que, a mi entender, alcanzaría cotas de excelencia si el cremoso fuese solo de calabaza –mejor solo que mal acompañado- y si a la naranja sanguina –demasiado ácida y, a la postre, la protagonista de la composición- del helado la sustituyese alguna especia de complementariedad gustativa con las dos hortalizas -¿Por qué no cardamomo?-.
Y un genial –casi al nivel del “Coco, menta y maracuyá” del restaurante Coure- postre bautizado como “Momento dulce”: flan invertido de coco, con texturas de lichi, jengibre, limón, albahaca y piña.
En definitiva, un restaurante bueno, por embellecer, y muy, pero que muy barato.

Bodega: Discreta carta de vinos. Sospechoso 2010 (Tinta de Toro). Uvas Felices. Vino de la Tierra de Castilla.
Precio: 24 €

En pocas palabras: Paladín de la relación calidad-precio.

Indicado: Para los que, entre los matices gustativos, son capaces de advertir la pasión, el esfuerzo, la humildad, la honradez, el talento…

Contraindicado: Para los que creen que, en los restaurantes, lo de menos es comer y lo que cuenta es el pavoneo.
Granada del Penedès 29, Barcelona.
93 368 41 17

8 comentarios:

  1. Existen diversas burbujas en esto de los restaurantes, y lo de cobrar la croqueta a 2€ es una de ellas. La otra, el hecho de poner palitos en vertical en las ensaladillas varias...

    Opción low cost interesante, la tendremos en cuenta. Un saludo.

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  2. La primera tiene delito, la segundo es solo cuestión de gustos -para mi, mal-.

    Sin duda, David, harás bien en pasarte por el Pijama.

    Un saludo,

    eduard

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  3. A veure si tenen sort i aguanten, que els temps estan molt difícils per la restauració

    Els desitjo sort i més quan expliques que ho fan treballant durament, que ja saps que estic una mica en contra dels que obren amb moot de fum i poc contingut.

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  4. Així ho espero, també, Ricard. Se la mereixen.

    Salutacions,

    eduard

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  5. Doncs de moment encara aguanten. Hi aniré demà. A veure què tal.

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    1. Celebro, tant que aguantin com que demà els visitis -també hauré de fer-ho en breu, doncs fa massa que no m'hi deixo caure-.

      Salutacions i bon profit,

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    2. Vaig sopar ahir i genial. Millor els postres que les hamburgueses, on calia un pà més consistent. Servei correcte i valoro molt que et cobrin 2 euros per una coca-cola de 350 mL.
      Bon profit!

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    3. Uns quants motius més per a tornar-hi!

      Bona nit,

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