viernes, 11 de febrero de 2011

Tapas 24

Casi cinco años abierto –fue inaugurado el 3 de mayo de 2006- y hasta el día de ayer no me había dejado caer por casa del hermano pequeño del célebre y estrellado restaurante Comerç 24.

Supongo que su localización en una de las zonas más plagadas de turistas de Barcelona junto con el hecho que en el restaurante Tapas 24 no se permitan reservas, circunstancias que obligan a sentarse a cenar antes de las ocho y media si uno no quiere tener que esperar su vez entre media hora y una hora, no ayudaron a que mi primera visita no tardase tanto tiempo en producirse.

No obstante, algo de excusa de mal pagador tiene lo recién apuntado y, seguramente, la razón última de que haya dejado pasar casi cinco años hasta visitar este restaurante de tapas y platillos que tantos éxitos ha cosechado y, seguro, por mucho tiempo seguirá cosechando, es que, a pesar de reconocerles todo su mérito y virtud, siempre he encontrado que en las propuestas gastronómicas de Carles Abellán (Comerç 24, Bravo o Bar Velódromo) hay más “humo” –en vigor la Ley del Tabaco no creo que sean precisas muchas explicaciones- del deseado y, a la postre, la factura final casi siempre se antoja como algo excesiva.

Con una sensación parecida abandoné el Tapas 24, no obstante, un par de destellos de mucha calidad así como un servicio muy, pero que muy amable hicieron que ésta fuese mucho menor que la temida y, seguro, y contra todo pronóstico –dichosos prejuicios-, en breve repetiré.

Como decía, faltaban unos minutos para las ocho y media cuando y, tras disfrutar pausadamente –hubo más disfrute, pero éste fue el único relajado, pues a partir de ese momento, y en un intervalo de media hora todos los platos se agolpaban en nuestra diminuta mesa- de un vermut y unas patatas fritas de bolsa con salsa de wasabi –magnífica combinación-, saldé la deuda contraída con el restaurante Tapas 24.

Primero llegaron unas correctas, sí, solo correctas patatas bravas. Si sois de las bravas del Bar Velódromo, éstas son las vuestras, pues son idénticas y, probablemente, de las que he probado últimamente, a las que más se parecen es a las del Bar Cañete.

No obstante, y aun siendo dos estilos de bravas muy distintos entre ellas, mis dos referentes en Barcelona son las celebérrimas del Bar Tomás de Sarrià y las del restaurante Bohèmic.

Luego, llegaron unas buenas croquetas de jamón ibérico cuyo clon también podréis hallar en el Bar Velódromo.

Siguió un algo reblandecido pan con tomate.

Sé que en una cocina tan pequeña como la del Tapas 24 y que marcha tantos, tantísimos platos a la vez, los segundos que se ahorran tostando y preparando el pan antes del servicio son valiosísimos, no obstante, ni los paladares, ni en estos tiempos los bolsillos entienden de excusas o justificaciones.

A continuación llegaron unos notables huevos rotos con una excelente butifarra negra.

Que prepararon la entrada en escena de las dos mejores actuaciones de la noche protagonizadas por:

Una muy buena hamburguesa con un toque de foie, aunque dada la calidad de la carne, y también del pan que la acompañaba, este último no jugase ningún papel relevante en el éxito del plato.

Y un excelente steak tàrtar, por supuesto, cortado a cuchillo y en su justo punto de picante y condimentación.

Con los postres, media de cal y una de arena.

Primero esta última a cuenta de una simple “Naranja con naranja”. Si bien tras la cantidad de grasas ingeridas, unos gajos de naranja con jugo de naranja y ralladura de naranja limpiaban un poco el paladar, pero he de reconocer que, por 5€, esperaba algo más.

Sin duda, son los postres el apartado en el que los restaurantes de “tapeo” más deben mejorar, pues, por norma, ni los precios ni la calidad de éstos se encuentra acorde con lo que les ha precedido. ¡Una lástima!

La media de cal correspondió a una correcta crema catalana.

En definitiva, uno de los pioneros de nuestra ciudad en el hoy tan en boca de todos mundo de la tapa y el platillo al que, no obstante, propuestas gastronómicas más recientes –estoy pensando en la barra “l’Atelier” del Coure, el Bar Cañete o el nuevo Vivanda- le hacen algo, o mucha sombra.

Bodega: Nita 2009 (Garnacha, cariñena, cabernet y syrah). Meritxell Pallejà. Priorat

Precio: 40 €
Calificación: 12,5/20

En pocas palabras: Abellán bueno, bonito y “barato”.

Indicado: Para descubrir que en las zonas más turísticas también pueden encontrarse propuestas de tapeo auténticas.

Contraindicado: Para los que no les gusta comer apremiados.

Diputació 269, Barcelona
93 488 09 77 (aunque no se aceptan reservas)

2 comentarios:

  1. Estic molt d'acord amb el que expliques. Jo he anat sovint al Velodrom i el resultat son uns plats correctes, excepte alguna excepció, i poc més. I en el tema de les braves també comparteixo que les del bohemic i tomàs marquen diferències. Parlant de tapes l,altre dia em va sorprendre positivament per una questió de relació-preu el Bar del Pla, al carrer Montcada.

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  2. Hola Xavi,

    Alguna excepció positiva, com el bikini 24 o l'hamburguesa, i alguna que altra més de negativa.

    I gàcies per la recomanació del Bar del Pla, en breu li faré una visita.

    Salutacions,

    eduard

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