“Sebas era un chaval cuando cruzó la calle para ir a la escuela de cocina. En la Hoffman aprendió el oficio y en fogones de toda calaña se hizo cocinero. Hace un año recorrimos las Españas en busca del sabor de antaño, el gusto original de las mejores tapas de la península. El resultado de esta aventura es lo que esperamos que disfrutéis cada vez que regreséis a nuestra taberna.”
Así nos cuenta la web del restaurante L’Òstia el quién, el cómo y el qué de esta autodenominada “Taberna gastronómica”.
Y aunque algo de verdad encierra la cita textual que hace las veces de encabezamiento de esta crónica, a tenor de mi visita al restaurante L’Òstia el pasado miércoles, siento –en toda la extensión de la palabra– que Sebas y compañía no necesitan abuela.
He de confesaros que afrontaba la visita al restaurante L’Òstia, vecino de la Barceloneta desde hace un par de meses, cargado de expectativas y con la esperanza que esta casa de comidas, a la que da cobijo, y también unos cuantos de sus metros en forma de una agradable terraza, la bella Plaça de la Barceloneta, supliese el vacío que en mi estómago y en mi corazón ha dejado el malogrado restaurante Els Fogons de la Barceloneta (ayer mi referente para la tapa y el platillo marineros y hoy, desafortunadamente, uno de tantos restaurantes en traspaso).
No obstante, y a pesar de algún destello de calidad entre su propuesta gastronómica y del cuidado interiorismo –una rara avis por esas latitudes- del que puede hacer gala el restaurante L’Òstia, un servicio voluntarioso pero superado por las circunstancias y, sobre todo, una cena, en líneas generales, anodina me obligar a seguir buscando.
Y para sustentar la severidad –creedme si os digo que nada me gustaría más que todas mis crónicas fuesen del color de las rosas (últimamente la puntería y la fortuna así lo han permitido), pero no pueden ponerse en valor los méritos de algunos siendo complacientes con los vicios de tantos– de mis últimas palabras, he aquí la cena en la que traen causa.
Cena, amenizada por los compases de la orquestra que me hizo advertir que mi vista al restaurante L’Òstia coincidía con las fiestas del barrio de la Barceloneta, a la que, tras el cada día menos de rigor vermut, dieron forma:
Un correcto pan con tomate.
Unas buenas, aunque faltas del punch (picante) que de ellas se espera y suele ser norma, bombas.
Unas mejorables, en textura, rebozado e intensidad de sabor, croquetas de jamón ibérico.
Una muy, pero que muy floja ensaladilla que, con el permiso de los postres, se erigió como lo peor de la noche.
Un correcto “pescaito” frito.
Unos calamares a la romana con más "romana" que calamar.
Unos buenos mejillones al vapor.
Unas también buenas sardinas a la plancha.
Un notable, sin duda, lo mejor de la velada, escabeche de caballa.
Y un pobre dúo de postres (brownie y milhojas de crema) que ilustra a la perfección la desidia con la que tantos restaurantes, particularmente los de la tapa y el platillo y los que practican la cocina marinera –en el restaurante L’Òstia se juntan el hambre con las ganas de comer- afrontan esta importantísima partida.
En definitiva, otro de los recién llegados a la ciudad que, por el momento, solo hace mayor el panorama gastronómico barcelonés en lo cuantitativo y no en lo cualitativo.
Bodega: Otro azaroso capítulo de mi cena en el restaurante L'Òstia, pues de la casi treintena de referencias ofrecidas en la carta, el día de mi visita solo disponían de, literalmente, cuatro. Afortunadamente, una de ellas era: L’Inconscient 2010 (Cariñena, Cabernet Sauvinon, Merlot, Garnacha y Syrah). Les Cousins Marc & Adrià. DO Priorat
Precio: 30 €
En pocas palabras: Correcto tapeo marinero.
Indicado: Para descubrir, o redescubrir, de la mano de alguna buena tapa, la Plaça de la Barceloneta.
Contraindicado: Para los que buscamos la excelencia en un menú degustación del restaurante Mugaritz pero también en una croqueta, en una bomba, en una fritura...
Plaça de la Barceloneta 1-3, Barcelona
932 214 758
Buenas noches.
ResponderEliminarSoy un asiduo de este restaurante, en el cual he podido ver como ha ido mejorando desde su apertura en el mes de Agosto.
Ahora han cambiado la carta e incorporado platos de invierno. Desde ese caldo que te hace parecer que estás en tu casa a la parmentier. Espero que en la próxima visita comentes que te parece.
Un seguidor que aprecia mucho sus comentarios.
Buenas noches, Fernando,
ResponderEliminarSin duda, el rodaje habrá ayudado a la propuesta gastronómica de esta casa de comidas marineras y, por ello, durante esta temporada invernal que ahora comienza, la visitaré de nuevo.
Ya te contaré.
Un saludo,
eduard