Phuket y Phi Phi son, seguramente, las islas más renombradas de Tailandia y, en consecuencia, son las que, desafortunadamente, más padecen el peso del turismo.
Y así, ni los rostros de sus habitantes, a diferencia de lo que sucede en tantos rincones de Tailandia, dibujan una perenne sonrisa, ni se percibe la esencia de Siam, y en lo que aquí nos atañe, ni sus mercados y puestos de comida callejeros son tan ricos y en las cartas de sus restaurantes se lee muchas más veces “hamburguesa” o “pizza” que “pad thai” o “curry”.
Mercado de Phuket Town: el más interesante de la isla –el tuerto en el país de los ciegos-.
(Sobre estas líneas, unos cuantos durians: una fruta cuyo sabor no oso describiros)
Restaurante Le Grand Bleu: un oasis de calidad y autenticidad en el corazón de la isla de Phi Phi.
(Comida para dos personas: 30 €)
Pan de ajo como aperitivo de la casa.
Tempura de verduras con una salsa dulce de chiles tailandeses (solo superados en picante por los jamaicanos) y salsa tártara.
Pad thai de gambas, con sus clásicos acompañantes (azúcar, polvo de chiles secos, aceite de jalapeños, salsa de pescado, verduras crocantes y cacahuetes).
Curry amarillo de pollo y verduras acompañado por arroz salvaje.
Plátano flambeado al ron con helado de “vainilla”.
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, deciros que, para playas tailandesas, las de Krabi o Koh Yao Noi
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