Alkimia: para mí, el mejor restaurante de Barcelona, y una de las mejores cocinas de nuestro país, y al que resulta una absoluta quimera acercarse pretendiendo disfrutar de una de sus mesas sin reserva previa.
Vivanda: de las mejores propuestas gastronómicas de Barcelona entorno a la última gran moda en restauración, las tapas y platillos, y en la que gracias a sus croquetas, su canelón, su tortilla de patatas “babosa”, sus tártars (carne y atún)…, pero también por culpa de su bucólica terraza y de un servicio perfectamente capitaneado por Pep, es casi tan difícil conseguir mesa, particularmente en su patio interior, como en el caso de su hermanastro mayor (Alkimia).
SaltimBocca: el reciclado Taxi Key de Fabián Martín –malabarista y prestidigitador de pizzas-, en el que Jordi sí que es capaz, suficientemente honrado como para ofrecer pizzas de corte creativo a precio de agua, harina y una pizca de talento –que también hay que pagarlo-, y no al de arte moderno como hacía, y ahora hace en la Vía Laietana, su predecesor.
“Viejo” Dopo: uno de los mejores restaurantes italianos de Barcelona al que, unos precios elevados –en absoluto excesivos, a tenor de los productos utilizados-, y el hecho que ni su jefe de cocina ni el de su sala se llamaban Giorgio o Giuseppe condenaron a cierto ostracismo.
Este era, ayer, el currículum, nada mejor habla de uno que sus actos, de Jordi Vilà. Currículum, gastronómicamente hablando, cuasi impecable, pero en el que el restaurante Dopo se presentaba como un borrón números en mano –pues nunca debemos olvidar que, por poco romántico que se nos antoje, los restaurantes son negocios-.
¿Y hoy? Visto que buscar el reflejo de Dopo en el restaurante Alkimia solo funcionaba gastronómicamente, el espejo en el que el primero ha decidido, hoy, buscarse es en el del restaurante Vivanda, y así…
Nuevo “viejo” Dopo: tapeo y platillos de inspiración italiana y pasados por el tamiz Vilà, para ser disfrutados en un excelente marco, y cuya factura, salvo excesos, no ha de superar los 30-40 €.
Por dos se cuentan ya mis vistas al nuevo “viejo” Dopo y, sin duda, le auguro un futuro repleto de éxitos, o lo que es lo mismo, de comensales, no obstante, debo reconocer que, no sé si será porque soy de esos que creen que los primeros amores nunca se olvidan, o porque eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor hasta llego a creérmelo, creo que al “viejo” Dopo voy a echarlo de menos. Por suerte, siempre nos quedarán, no París, sino sus postres, que, por méritos propios, han sido ajenos a los aires de cambio que han soplado últimamente en la calle Loreto.
Pero vayamos a los que os importa, que no creo que sean mis verbosas introducciones, sino los argumentos del nuevo “viejo” Dopo. Argumentos materializados en:
Un buen parmesano y una mejor mortadela como aperitivos de la casa.
Unas buenas croquetas -imposible no percibir la inspiración Vivanda- de gorgonzola y nueces.
Una muy amplia oferta de mini-pizzas, de la que me quedé con la Saltim (parmesano, mozarela, panceta y rúcula) –para mí, la mejor-; y la Americana (pollo guisado, salsa barbacoa y aceite picante) –también excelente-.
Una burrata de primerísima calidad –renunciar a los productos de lujo como la trufa, los erizos o la botarga, nada tiene que ver con renunciar a la calidad de los productos con los que trabajar: que nadie se confunda- con tomate, aceitunas negras y albahaca.
Unos sencillamente –en toda la extensión de la palabra- perfectos spaguettoni aglio e olio, que ilustran a las mil maravillas que sencillez y simplicidad nada tienen que ver.
Un notable steack tártar, de nuevo, patronaje Vivanda.
La mejor torrija que he probado fuera de su templo, el restaurante Mugaritz (por cierto, pasado mañana ceno allí, ya os contaré qué tal su último menú, pues son contradictorias las informaciones recibidas al respecto), acompañada por un excelente helado de yogurt.
Y unos muy buenos petit fours encarnados en unas trufas y una coca de piñones.
En definitiva, el nuevo “viejo” Dopo llega a la ciudad, parece, para quedarse y hacer bueno eso de “renovarse o morir”. ¡Suerte! Aunque ésta ya está echada y, seguro, le va a sonreír.
Bodega: K –de Alkimia- 2008 (Garnacha). DO Montsant
Precio: 30 € (comida) + 20 € (botella de K 2008)
En pocas palabras: Deliciosos pedacitos de Italia de la mano de Jordi Vilà: ¿Qué más se puede pedir?
Indicado: Para los que gustan de compartirlo –lo mejor del tapeo- todo, pues ahora ya pueden también con la cocina transalpina.
Contraindicado: Para los que creen que cocina italiana es sinónimo de Tagliatella y de un chef con aires de tenor de una ópera de Rossini.
Loreto 22, Barcelona
608 779 820
Avui toca pregunta... Aquest no era un clandestí?... es que em lio una mica amb el satèlits d'Alkimia...
ResponderEliminarI ja donant per suposat que no ho sigui, està obert als migdies?.
Hola Eduard !
ResponderEliminarGrande Vilà, sigue sembrando de pequeñas perlas la ciudad.
Muy recomendable el nuevo Dopo, aunque no estoy seguro de que sea más nuevo que el viejo Dopo. Es cierto que el proyecto original de Dopo no ha funcionado como esperaban y algo se tenía que hacer, aunque lamento que no haya sido un cambio más light (quizás hubiera bastado con ajustar algo más los precios/productos, buscar algún menú para reducir la carta, o con darle una vuelta al tema comercial). Coincido en que también se echará de menos al viejo –pero más nuevo- Dopo, de personalidad más marcada que esta propuesta algo ‘vivandizada’. En cualquier caso, el resultado de la reconversión es muy bueno, que nadie lo dude. Además, si tienes que tomar referencias, Vivanda no es en absoluto un mal espejo.
Un saludo y mi envidia sana por tu próxima visita a Mugaritz, que yo estuve hace un mes y todavía no hay día que no me acuerde de la excursión.
Dani
Si que ho era, Ricard, tot i que, amb paraules del Jordi Vilà, és un restaurant sense nom a l'entrada. Entrada on trobaràs el cartell que es veu en la darrera foto del post.
ResponderEliminarHo és, i no ho és, doncs no hi ha el nom fora però surt a les guies, etc.
Està obert, migdia i nit de dimarts a dissabte.
Salutacions,
eduard
Hola Dani,
ResponderEliminarSeguramente, una Vivandización és el término que mejor exprese lo sucedido en el restaurante Dopo, que, como apuntas, no és moco de pavo, aunque sí que es menos de lo que cabía esperar.
Ya te contaré qué tal Mugaritz, y me gusta recibir buenos "inputs" de su último menú, pues hasta ahora se imponen los negativos, y mira que me extraña, pero me los han transmitido comensales de confianza.
Saludos,
eduard
Estuce hace cosa de un me sy me encantó, probamos un menú degustación que encontré en una oferta por internet a 32@ persona sin bebidas y nos encantó, yo y mi mujer somos de buen comer y no pudimos acabarnos ni el último plato ni lo spostres, buenísima la tagliata, la pizza(me parece que era la ibérica) todo impresionante
ResponderEliminarSin duda, la relación calidad-cantidad-precio del restaurante Dopo es magnífica.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard