Recientemente, y no sin parte –mucha, diría- de razón, pero también con una pizca de severidad, algunos lectores de este blog me han recriminado –siempre de la mejor de las formas- que cada día que pasa tiendo más a repetir restaurantes en mis crónicas y que, en consecuencia, ofrezco menos novedades. No voy, pues ni puedo ni quiero, a negarlo, aunque si me lo permitís, en dos líneas me justificaré, aunque solo sea en parte.
Sonará a Perogrullo, pero la oferta gastronómica de Barcelona, y particularmente la que merece ser reseñable, la que entiendo que buscáis en este blog, es finita, y considero que la segunda, la tercera, la cuarta y la enésima entrega sobre restaurantes como Alkimia, Dos Cielos, Coure…, crónicas que versarán sobre nuevos platos, nuevos conceptos, aportan más que la reseña de un restaurante cuya única “virtud” reside en su novedad.
No obstante, debo ser agradecido con la sana exigencia de algunos, pues vuestra voracidad de novedades y cierta tendencia mía a la complacencia me han abocado a una semana de frenesí descubridor, en el que la hamburguesería La Royale ha sido uno de los que mejor sabor de boca me ha dejado.
La Royal, una hamburguesería situada en la zona alta de Barcelona –parece que estos lares son propicios a ellas (La Burg, OK…)-, de una más que cuidada decoración, dotada de una muy agradable terraza, que ofrece una magnífica selección de gin-tonics y, sobre todo, en la que anteayer disfruté de dos de las mejores hamburguesas que he comido en tiempo –eso sí, a la de L’Atelier del Coure, todavía nadie le ha podido hacer sombra-.
La Royale, una hamburguesería que cuenta con el asesoramiento del genial, aunque su última aventura en Barcelona (The Mirror) no termine de hacerme “tilín”, Paco Pérez. ¿En serio era precisa una asesoría gastronómica de tan alta cuna? No lo creo, pero ya es sabido: hoy un nombre, una marca –es en lo que se han convertido- vende más que mil horas de trabajo anónimo, discreto tras unos fogones.
La Royal, una hamburguesería en la que el martes por la noche (en verano estará abierta todas las noche de la semana) disfruté de:
Unas excelentes, de las mejores de Barcelona junto con las del Gastrobar 3, alitas de pollo caramelizadas con soja y miel: de verdad, para relamerse los dedos.
Una buena hamburguesa de wagyu (150 g) con lechuga romana, cebolla braseada, pepinillo, salsa Royale y stilton, en la que, este último invitado, por su potencia gustativa, era el peor recibido de todos.
Una excelente hamburguesa de vaca vieja con pesto rojo, tomates cherrys, champiñones y provolone.
Mereciendo ser destacados sus perfectos puntos de cocción -¡Qué agradable sorpresa!-, y quedando en el tintero para futuras –que seguro que las habrá- visitas, sus hamburguesas de angus, bisonte, pato, atún, avestruz, cerdo, pollo y vegetal.
Hamburguesas correctamente acompañadas por unas patatas Deluxe (con su piel), y, casi ni aceptablemente, por unas falsamente anunciadas en la carta como patatas Pont Neuf, que, en la práctica, no eran más que las patatas fritas de toda la vida no especialmente bien ejecutadas.
Una de cal y otra de arena –lo segundo suele, desafortunadamente, ser lo habitual en este tipo de locales- en los postres.
Bien para las fresas con helado de caramelo y crema de marshmallow (nube). Una interesante versión de las fresas con nata.
Y muy floja la anunciada como mousse de chocolate –que ni era mousse, ni ganache, sino más bien una crema desagradablemente densa de chocolate- con galleta de mantequilla y helado de toffee: todo una bomba.
Y para “bajarlo” todo, de entre su cuidada selección de ginebras y tónicas –muy mejorables, en cambio, dado el precio de los combinados, las copas en las que se sirven- me decanté por un gin-tonic de Junipero con Fentimans.
En definitiva, solo dos meses pesan en sus espaldas y La Royale exhibe ya un buen hacer tal que, o mucho se tuercen las cosas, o devendrá una, sino la hamburguesería de referencia de la Ciudad Condal.
Bodega: L’Equilibrista (Garnacha, Syrah y Cariñena). Ca N’Estruc. DO Catalunya.
Precio: hamburguesas entre 10 y 18 €; entrantes entre 6 y 10 €; patatas 4 €; postres 5 €; copas de vino entre 2 y 4,5 €; y gin-tonics entre 10 y 14 €.
En pocas palabras: Hamburguesas, y muy buenas, para rato.
Indicado: Para los que saben que la informalidad en la mesa, en una propuesta gastronómica no está reñida con la calidad.
Contraindicado: Para fans de Mc Donald’s.
Plaza del Camp 5, Barcelona
93 254 73 93
Es lógico que tengas que repetir, la oferta se acaba y cuando cambian algunos platos de la carta, hay que repetir. Pasa en Barcelona y pasa en Madrid. No digamos en ciudades pequeñas, como la que yo vivo, Alicante. Acabamos siempre comiendo en el mismo sitio, con el consiguiente hartazgo. Y repitiendo: como en casa.....
ResponderEliminarDesde mi prespectiva, creo que Cataluña se ha estancado algo. Hay un largo trecho entre esos restaurantes que son lo máximo en gastronomia: Roca, Dos Palillos, Miramar, Gaig,nuestro recordado Adriá, etc -se me olvidan muchos-y el resto. Antes, ir a Cataluña era sinónimo de comer de cine, ahora el resto de las comunidades han evolucionado muchísimo en lo gastronómico y esas diferencias ahora ya no se notan -dejando Guipúzcoa aparte, que nunca ha bajado la guardia-
Quizás, tenemos cada vez el listón mas alto y los que hemos comido en estos restaurantes -y otros, como Dacosta, Arzak,-somos mas exigentes, mas "puñeteros" y no debemos exagerar, porque hay otros que están haciendo un gran esfuerzo, pero al final, se come parecido, distintas elaboraciones, más ó menos logradas, pero sin grandes emociones.
Bueno, seguiré yendo a Cataluña, mi tierra y a pesar de lo que expreso, seguiré disfrutando...
Saludos
Carmen
... en ninguna parte.
ResponderEliminarAfortunadamente no es así, sino, qué sería de mi blog.
Sinceramente, creo que cierto estancamiento, consecuencia lógica de una vorágine creativa insostenible, se está dando en todas partes, aunque hay que verle también su lado positivo: la recuperación de ciertos platos de corte más tradicional, la aparición de propuestas gastronómicas más sencillas y más baratas que permiten el acceso a la gastronomía a más gente...
Un saludo,
eduard
A lo mejor no has oído hablar de la hamburguesería argentina Negro Carbón.
ResponderEliminarPues ni lo dudes: http://www.negrocarbon.com/
Sin artificios, eso sí. Carne pura y dura.
Realmente, Jorge, no la conozco, pero te aseguro que le pondré remedio.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
A aquest mateix lloc, fa anys hi havia una bodegueta molt interessant "Can Massana"... I ara fa 2 0 3 anys es va posar un (no recordo el nom) que ho feia força be, però no va cuallar... Crec que es deia Homenatge.
ResponderEliminarL'alternativa hamburguesa, sembla trionfar actualment en més d'un lloc... Però tal com tu dius (i jo "rajaré" encara més), per una hamburgueseria no cap tant d'assessorament Pacp Pérez...
Fer hamburgueses de qualitat no requereix de massa ciència... i en tot cas deu sortir més econòmic agenciar-se com proveïdor "La Botifarreria de Sta Maria del Mar", que no pas el geni de Pals... :).
Bona nit, Ricard.
ResponderEliminarSens dubte, una bona carn, preparada amb "carinyo", i cuita al seu punt, són més garantia d'èxit que la firma d'un cuiner del star system, no obstant, a la Royale, de la ma de la firma venen la qualitat de producte i una bona preparació. Crec que no et decepcionarà, a pesar de les teves, molt semblants a les meves, fòbies.
Salutacions,
eduard
Filies i fòbies al voltant d'una hamburguesa!
ResponderEliminarMolt curiós! poca feina potser? O bé la sana virtut de portar una vida endreçada!
De debò que hi poden ser, Quimet.
ResponderEliminarPerò no sols em referia a les que pot despertar una hamburguesa, sinó les que derivades de la decoració del, del servei, de la carta i preus dels vins...
Salutacions,
eduard
Hola Eduard,
ResponderEliminarFui la semana pasada a cenar y a mi también me gustó.
La terraza es muy agradable y el interior del ocal también, el servicio amable, quizás un pelín desorganizado en la forma de traer las cosas un poco a destiempo, quizás se debe a que les falte un poco de rodaje.
Para mi el punto más débil es con el gintonic, demasiada parafernalia quizás, y el resultado tampoco fue para tanto.
No estamos haciendo "un gra massa" con el tema de los gintonics?
Un saludo,
Mónica
Sens dubte, se n'està fent un gra massa.
ResponderEliminarY sí, el local, tanto su terraza como salones interiores son muy agradables y, en mi caso, afortunadamente, no padecí la desorganización que apuntas.
Un saludo,
eduard
Siento ser el punto de desacuerdo pero fuí con unos amigos en julio y salimos bastante descontentos: mucho ruido, imposible conversación dentro, claro.
ResponderEliminarTardaron 45 min en traernos la carta . Encontramos las hambuerguesas muy buenas pero muy solitarias plantadas en medio del plato sin una patata ni una triste hoja de lechuga.
Pedimos las patatas fritas y nos trajero un vaso de plastico negro con cuatro patatitas muy monas colocadas..
Las tres alitas de pollo...
Una ensalada que con dos golpes de tenedor sucumbía...
En fin, una dececión..
El personal poco atento y desagrable......se ve que ya han cambiado gente de plantilla varias veces....
Cenamos mal y nos reimos mucho pero de ver como se sucedía un desastre detras de otro.
Eso si, es el lugar de moda....pero no por la comida sino por el ambiente megapijo que reinaba...
Creo que ó cambian radicalmente ó esto no dura dos años.
He visto en alguna web de reservas de restaurantes comentarios parecidos al mio,
Un saludo...
Es 2013..dos años después y te recomiendo que vayas de nuevo porque te encantará!!
EliminarApreciado Anónimo,
ResponderEliminarSin duda, el servicio de La Royale puede mejorar, no obstante en ninguna de mis dos visitas ni constaté las deficiencias ni encontré el ambiente tan cargado de "pijos" como apuntas. Tocará repetir para confirmar mis buenas sensaciones.
Coincido plenamente contigo respecto las patatas, dado el precio de las hamburguesas no costaría nada que las primeras las vistiesen un poco.
Un saludo,
eduard
Totalmente de acuerdo con Anónimo del 9 de septiembre. Fuimos el viernes por primera vez a la Royale, siguiendo recomendaciones de blogs y de un artículo de la Vanguardia y salimos súper decepcionados.
ResponderEliminarDecepción 1: Al no ser clientes habituales, nos trataron fatal. Nos trajeron la comida rapidísimo para que liberásemos la mesa y así se pudieran sentar los "clientes del barrio".
Decepción 2: Las patatas con piel estaban crudas!!!
Decepción 3: hamburguesas muy caras y con sabor a salsa barbacoa, me refiero a la de bisonte. Y es vergonzoso que te cobren 17 euros por una hamburguesa sin una triste guarnición.
Decepción 4: brownie "plasticone" acompañado de algo parecido a leche condensada. Empalagosísimo!
En absoluto creo que sea una futura referencia de hamburguesería de Barcelona.
Probad Jazz Beer en Poble Sec o la hamburguesa de la barra del Coure. Le dan mil vueltas a estas.
Tap-ita os saluda!
Hola Tap-ita,
ResponderEliminarRespecto las decepciones que apuntas, solo puedo dicirte que:
D1: si bien no me sucedió, es un pecado en el que demasiados establecimientos caen, olvidando que el increible valor del tiempo en restaración.
D2: En mi caso, las impresentables eran las falsamente denominadas pont neuf.
D3: coincido en que por los precios que hacen pagar, podrían ir algo más acompañadas, no en cambio respecto la denuncia que haces de su sabor.
D4: en mi caso, como habrás podido leer, el postre de chocolate era también muy mejorable.
Y sin duda, la de la barra del Coure es la mejor hamburguesa de Barcelona, no obstante, las de la Royal pueden todavía llegar a ser de las grandes.
Un saludo,
eduard