miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mercatbar

No conocía directamente, pero como se suele decir, había leído mucho sobre el tema, la cocina de Quique Dacosta, y puesto que soy un hombre de extremos, me decidí a hacer bueno el dicho “¿No querías caldo? Pues toma dos tazas”, y el pasado sábado me regalé una comida y una cena en los dos restaurantes que, por el momento –el tercero verá la luz a finales de año-, regenta Quique: Mercatbar y Quique Dacosta, otrora el Poblet.

Dado el título de la crónica, no hace falta agudizar mucho el ingenio para saber que en las siguientes líneas serán las sensaciones experimentadas en el local de tapeo que Quique abrió en Valencia hace poco más de dos semanas las que voy a relatar, quedando para la entrega de dentro de un par de días las SENSACIONES –sí, a mayúsculas sensaciones, letras mayúsculas- que me asaltaron en su buque insignia: Quique Dacosta. Es sabido por todos que lo bueno se hace esperar.



Mercatbar no será una propuesta gastronómica revolucionaria, pero sin género de dudas, será exitosa y, por ende, rentable, pues en ella confluyen muchos de los ingredientes clave del éxito: la firma de un gran y mediático cocinero, una carta basada en tapas y platillos y repleta de homenajes a grandes cocineros (Carlos Abellán, Dani García, Joan Roca, los Pacos Roncero y Torreblanca, Bras y así un largo etcétera), un local de cuidado diseño y un precio ciertamente contenido.

¿Y el paladar que opina de todo esto os preguntaréis?

Pues que lo que se cuece en Mercatbar no está nada, nada mal.

Evidentemente se trata de una propuesta gastronómica de corte tradicional, que para cocina de autor ya está Quique Dacosta –el restaurante-. No obstante, no creáis que en Mercatbar no hay ni pizca de transgresión, pues si bien ésta no la encontraréis en su cocina, las fotografías que decoran el local, cuanto menos algo subiditas de tono, se encargan perfectamente de no dejara a nadie indiferente.

(Nadie se equivocará de baño, seguro)

Subida la temperatura del personal, ya sea por indignación, ruborización o excitación –puestos a ser explícitos…-, es tiempo de regresar a lo gastronómico y relataros en qué consintió mi comida de hace cuatro días:

Al llegar a la mesa, un tapita de patatas fritas o de aceitunas es lo que te recibe. Puesto que, con mi fiel comensal, fuimos de los primeros en llegar al restaurante, pudimos elegir mesa, y a parte de por situación, no quedamos con ésta, pues preferimos una buenas patatas fritas –y éstas lo eran- a un popurrí sin DO de aceitunas.

Al poco de sentarnos, se nos sirvió un más que notable pan (firmado por de Paco Roig), acompañado por un excelente aceite de oliva Masia el Altet y por un alioli subidísimo de ajo del que, afortunadamente, prescindimos, pues, seguro, nos hubiese jodido –lo siento, influjo de la decoración de Mercatbar- la cena.

La casa ya había movido ficha, y llegaba el momento de nuestras elecciones, que consintieron en:

Unas croquetas de jamón de rebozado algo gomoso.

Unas bravas (homenaje a Sergi Arola), de las que, sin duda, destacaría su crocante rebozado y el excelente toque picante de la salsa de tomate.

Unos buñuelos de bacalao (homenaje a Raúl Alexandre de Ca Sento) de sabor algo tenue, pero de textura más que notable.

Un plato de pulpitos (homenaje a Joan Roca) con patata machacada y pimetón de la vera, en el que los pulpitos eran lo secundario dada la buenísima patata.

Unos arroces que, sin duda, fueron lo mejor de la comida. Ambos en su punto, sabrosos, en definitiva, tenían todo lo que se puede pedir a un arroz.

El primero, de setas, verduras (brócoli, espárragos, calabacín, cebolla) y cabeza de cordero.

El segundo, de calamares, rape y azafrán.

Llegados los postres, el rumbo se torció algo, o mucho, pues no creo que Bras estuviese contento con el homenaje que se hace a su coulant de chocolate, aquí dulzón y abizcochado.

Y la tatin con helado de leche y canela no pasaba de correcta.

En definitiva, Mercatbar es una apuesta segura para disfrutar de un buen tapeo en la ciudad del Turia, aunque ya se sabe: la seguridad va en detrimento del rédito para el paladar del comensal, no en el del bolsillo de Quique que, seguro, gracias a la seguridad económica que locales como éste y el de próxima apertura le darán, se atreverá a volar más alto, si cabe, en su Quique Dacosta.

Vino: San Román 2006 (Tinta Fina). Mauro. DO Toro. Notable la carta y los precios de los vinos en Mercatbar, particularmente, la oferta de vinos a copas. Éste, concretamente, a 3,5 € la copa.

Precio: 30 €
Calificación: 12/20

Indicado: Para disfrutar de una notable comida a base de tapas y platillos en Valencia.

Contraindicado: Para los que no soportan las segundas marcas de las grandes firmas.

Joaquín Costa 27, Valencia
963 748 558

2 comentarios:

  1. Por motivos profesionales, ayer visité de nuevo la ciudad del Turia y, al efecto de tener un conocimiento mejor de la propuesta de Mercatbar, decidí visitarlo de nuevo.

    Tras esta segunda comida en Mercatbar solo puedo reafirmarme sobre cuanto escribí hace unos días sobre este gastrobar, y añadir que en esta segunda visita los buñuelos merecieron un más sonoro aplauso que el la primera y que, para deleite de todos, durante los próximos meses, también encontraréis en la calle Joaquín Costa al sumiller de Quique Dacosta (el restaurante, no la persona).

    Un saludo,

    eduard

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  2. Solo quería hacerte dos puntualizaciones. La primera que el pan se escribe focaccia, y no foccacia, y no sé que focaccias habrá comido a lo largo de su vida, pero ese pan de la foto no se parece en nada a la focaccia italiana. Lo 2º es que lo que inventó Bras fue el Coulant, no el suflé que es otra cosa totalmente distinta.

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