miércoles, 11 de noviembre de 2009

Syrah

En primer lugar, debo decir que mi dirigía a la experiencia Syrah con muchas expectativas, pues, junto con el restaurante Dos Cielos, constituían las novedades gastronómicas de Barcelona del curso 2008/09 que, en abstracto, más me atraían.

Sin embargo, el restaurante Syrah no copó las expectativas creadas, como sí lo hizo Dos Cielos, viéndose incluso superado por novedades en la restauración barcelonesa que, con mucho menos ruido, han sabido rápidamente posicionarse entre las buenas mesas de la ciudad condal, sirvan de ejemplo de ello el restaurante Libentia, o el renovado Vivanda.

Como se verá, es innegable que los fogones de Syrah encierran talento, mas éste aparece únicamente como destellos dentro de un correcto menú degustación, que sólo sobrevivirá al paso de los días, gracias a la posibilidad ofrecida en Syrah, y a la que rápidamente di mi sí, de adquirir una trufa (notable detalle que sea a un precio moderado, 2€ el gramo), con la que completar un menú diseñado para ello.

Así, mis 13 gramos de trufa dotaron de sabor y aroma a los siguientes platos:
Para comenzar, unos correctos canelones de carrillera, que, a pesar de resultar más interesantes que los de Arola Arts, tampoco podían compararse con los servidos en algunas de las mejores mesas de Barcelona.

Un huevo de corral que, si bien estaba cocinado a baja temperatura, y no poché, como todavía se empañan en algunos sitios, no estaba a la altura del mejor huevo de Barcelona, que es el de Dos Cielos, cielos...que mano con el huevo tienen los gemelos Torres.

Las vieiras con “trinxat”, era tal vez el mejor plato del menú, pues a la excelente calidad de la vieira se añadía la sutileza de un muy buen trinxat, tantas veces echado a perder por los excesos de ajo y panceta, formando todo ello una base perfecta para que la trufa desplegase todo su potencial.

En el pollo con cigalas, la montaña claramente se comía al mar, convirtiéndose en un correcto guiso de ave.

Los espaguetis de especies, y principalmente gracias a su potencia aromática, eran también un buen plato. Más discutible resultaba sí la trufa les aportaba algo o, incluso, si ésta se percibiría dados los aromas índicos del plato. No puedo pronunciarme al respecto, pues no fui tan osado.

En cambio, la trufa volvía a sentirse muy cómoda con los postres, pues la versión “pija” de la merienda de toda la vida (pan con aceite y sal), resultaba un plato de sabores muy profundos.

En definitiva, puede que debido a las expectativas con las que visité el restaurante Syrah, éste no me convenciese, mas tantas veces otros muchos las han copado que, no me atrevería a afirmar que mi insatisfacción se debiese a ello, pues la frialdad del ambiente (realmente en Syrah uno percibe que está un restaurante de hotel, en su peor acepción), seguro que también influyó. Júzguenlo ustedes mismos.

Vino: Belondrade Lurton

Precio: 90 €
Calificación: 12/20

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