viernes, 27 de noviembre de 2009

Era Val d’Aran

Ahora que está a punto de dar comienzo la temporada de esquí, me gustaría ofrecerles ciertos comentarios sobre algunas mesas del Valle de Aran, para que, sin ser pretencioso, el placer de esos días de esquí no se limite a deslizarse por la blanca superficie.

Me atrevería a afirmar que, actualmente, el mejor restaurante del Valle es Eth Taro, en Arties. Ello se debe, principalmente, a que su cocina ha aplicado ciertos toques de creatividad a sus platos, pero con un respeto absoluto a los sabores tradicionales. A título de ejemplo: la versión de la sopa de cebolla que ofrecen (sabor auténtico y, gracias al juego de texturas que aporta y a las cocciones separadas de sus componentes, mucho más ligera), el cochinillo a baja temperatura con contrastes dulces (calabaza) y cítricos (lima), el bacalao confitado con polvo de aceitunas negras, o su fantástico coulant de chocolate blanco con helado de pistachos (dulce en su justa medida). Precio: 45 € + vino; Calificación: 13,5/20

El Portalet, en Bossost, es, sin duda, otra muy buena propuesta gastronómica. En cuanto a menús degustación es, seguramente, la mejor opción del Arán, baste decir que ésta no es especialmente abundante. Así, en el restaurante de Bossost se nos ofrece la cocina más moderna (de autor) del Valle: crema de verduras con helado de Idiazábal, carnes cocinadas a baja temperatura y unos postres excelentes, diría que los mejores de esta comarca del Pirineo Ilerdense. No obstante, no todas sus propuestas son siempre igual de notables y, tal vez, la relación calidad-precio del restaurante es algo desajustada. Precio: 60 € + vino; Calificación: 12,5/20

Otra propuesta gastronómica interesante es la que se nos ofrece en la Tartería de Arties, de recargada pero muy bella decoración, y donde se exhibe un buen dominio en las preparaciones de la caza (corzo y ciervo) y sus acompañamientos (bizcochos salados y salsas agridulces), y se muestra un buen hacer en la elaboración de cremas y purés. Sin embargo, y aunque parezca inconcebible dado su nombre, los postres no son su mayor virtud, y su carta es muy irregular (desde platos excelentes a mediocres). Precio: 35 € + vino (bodega con referencias muy interesantes); Calificación: 12/20

Las mesas que seguirán tal vez no ofrecen una propuesta culinaria reseñable en términos generales, sin embargo, algunas de sus elaboraciones constituyen verdaderas referencias en su campo.

De este modo, en Eth Restillé (Garós), se ofrece al comensal la mejor Olla Aranesa del Valle y una carne de excelente calidad. Precio: 35 € + vino; Calificación: 11/20

En Era Mola (Gustavo y Maria José, en Vielha) se sirve la mejor quiche de cebolla que he probado, un muy buen confit de pato, y un milhojas de crepes con mousse mandarina excelente. Precio: 30 € + vino; Calificación: 11,5/20

En la Sidrería Era Bruisha, también en Vielha, se prepara un chuletón, de kilo (como mínimo), a la brasa fantástico, igual que sus tortillas de ropa vieja. Precio: 30 € + vino; Calificación: 11,5/20

Para disfrutar de unas buenas tapas me dirigiría a Don Vielhito, con este nombre, por supuesto, en Vielha, o a Urtau, en Arties, y para una buena copa precedida de un más que digno picoteo, acudiría a De Vins, en el margen del río Garona a su paso por Vielha.

No querría terminar esta crónica sin referirme a la que fue durante muchos años la casa de comidas de referencia del Valle, siempre coqueteando con las Estrellas Michelin (este año sí, el otro también, el tercero la pierdo... y así sucesivamente): Casa Irene de Arties. Esta típica casa de estilo aranés, también hotel, se encuentra, actual y merecidamente, desposeída de toda distición, pues su cocina, antaño en constante evolución, hace tiempo que no avanza (incluso me atrevería a apuntar que retrocede), y como otros ilustres (Chaflán, en Madrid) optó por una reducción en sus precios, pero con un claro impacto en la calidad de sus materia primas. Una verdadera lástima.

Como ya sabrán, no me gusta que mis crónicas dejen un regusto amargo, así que, si bien paradójicamente pues con ello también dominarán en sus paladares ciertas notas amargas (esos sí, mucho más agradables), me atrevo a indicarles algunas de la ginebras menos conocidas del mercado, pero con las que, seguro, disfrutarán de los mejores Gin Tonics.

La americana GIN No. 209, la francesa G'vine y las británicas Martin Miller’s y Whitley Neill (mi favorita).

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