lunes, 9 de noviembre de 2009

el Bulli



Bienvenidos al el Bulli!

Aquí van los 34 destellos de magia con los que en la noche del 6 de septiembre de 2009 confirmé que la cocina podía ser poesía, y que como tal, podía erizarte la piel.

Cañas: mojito-caipirinha, Cristal de parmesano, Gin fizz frío-caliente, Aceitunas verdes esféricas, Cacahuetes miméticos, Galleta de sésamo, Chips de vainilla, Cereza umeboshi.

Flor en néctar, Esponja de Coco, Bizcocho de sésamo negro y miso, Hoja de ostra con rocío de vinagre, Canapé de jamón “Joselito” y jengibre, Trufa sorpresa, Té de perifollo.

Gambas en dos cocciones, Almendra mimética, Té berberechos y yozu, Bocadillo de calabaza y almendra, Ortiguilla al té, Shabu-shabu de piñones, Hígado de rape, Panceta “Joselito”, Calamar con coco, Espardeñas gelée, Ravioli de parmesano, Canapé de conejo y sus menudillos, Tórtola.

Estanque, Cereza con kirsch, Coco, Hojaldre de piña, Chocolate con sésamo, Moluscos.

Lo mejor: casi todo. En especial, los cacahuetes miméticos (esferas semilíquidas con una intensidad de sabor tal), el bizcocho de sésamo negro y miso, el canapé de Joselito y jengibre (un mensaje redondo el que confeccionan la grasa del jamón y el jengibre), las almendras miméticas (7 u 8 texturas de almendra con un sabor...auténtico), el bocadillo de calabaza y almendra (pan ligero de calabaza, sobrasada, almendra blanca y trufa, delicioso), el calamar con coco (tal vez uno de los mejores platos), y el COCO! (esfera sólida de coco con curry que en contacto con la boca adquiría la textura del más cremoso de los helados).



Lo peor: casi nada salvo, demasiada presencia del té, y el orden del último postre (debería terminarse con el postre de chocolate y sus toques tostados de sésamo y no con los moluscos (diferentes pralinés de sabor muy sutil)).

Para beber, La Pena 2005 (un vino blanco que ilustra perfectamente que la decantación no es patrimonio exclusivo de los caldos tintos), y Cotes-du-Rhone Cuvée Syrah (o porqué los syrah deben ser franceses).

En definitiva, una noche en el teatro de los sueños gastronómicos que toda persona debería experimentar, pues con independencia del grado de fascinación que uno tenga por la gastronomía, lo que en el Bulli sucede trasciende de lo que en los fogones se cocina.

Por último, referirme a la modesta grandiosidad de Ferran Adrià, pues a pesar de lo relatado, y de la enorme satisfacción que todos los comensales mostramos, en el Bulli se muestra sólo como un COCINERO (no habría mayúsculas suficientes para definirlo), lejos de toda la artificiosidad que lo rodea fuera de su restaurante, de su mundo.

Precio: 350€
Calificación: 20/20

No podría olvidarme de Lluis, gracias a quien hasta el último detalle no gastronómico está perfectamente atendido.



PD: ¿Saben por qué los cocineros posan siempre con los brazos cruzados?
Pues Ferran me confesó que para que no se les viera la barriga!

3 comentarios:

  1. Que bonito texto y que bien describes vuestro paso por El Bulli!! Yo estuve el 19 de Octubre y te envio el enlace a mi blog con mis impresiones
    http://recetascarmenrico.blogspot.com/2009/10/el-cocinero-adria_31.html

    Espero que te guste
    Saludos
    Carmen

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  2. Estimat Eduard,

    he tenido la suerte de degustar tu blog desde hace muy poco, ya que lo descubrí hace solo unas semanas después de recurrir repetidamente a la molicie de nuestro común amigo. Suerte porque hoy sábado, a mucha distancia de mi querida Barcelona, me he homenajeado con el suficiente tiempo para una lectura degustación de la totalidad de tus publicaciones que me han trasladado al pasado y al futuro, evocando recuerdos y soñando con relamer nuevas experiencias en mi próxima semestral visita en la que serás sin lugar a dudas referente en mis elecciones. Gracias.

    En cuanto a tu pregunta, me permito fantasear con una teoría en absoluto demostrable, del todo discutible y muy posiblemente errónea: la timidez de los enormes.

    Cruzar los brazos (o las piernas a la altura de las rodillas) sea tal vez un signo de timidez. Para protegerse. Para esconderse un poco. Aquellos que su grandeza les obliga a estar en la foto pero que sin lugar a dudas preferirían estar en otro sitio suelen hacerlo y no son grandes, son enormes. Aquellos que eligen darlo todo desde un segundo plano, generalmente aportan todo y un poco mas.

    Los grandes bajistas del Rock suelen tener esa personalidad y te reto a que encuentres alguna foto donde no se parapeten detrás de su instrumento, hasta en las fotos–pose del grupo suelen ser los únicos que siguen abrazados a su instrumento. Ni te cuento de los atrincheramientos de los grandes contrabajistas del jazz en las que casi sientes compasión por el fotógrafo intentando captar parcialmente alguna muesca de rostro. Me he preguntado muchas veces porque algunos grandes artistas interpretativos españoles (antes mas que ahora) eligieron no existir públicamente dedicándose con pasión al doblaje de películas (y que hicieron nuestro doblaje uno de los, sino el mejor, mejores del mundo allí donde lo haya) dando todo el sentimiento en completo anonimato (curiosamente, también antes mas que ahora). Siempre he pensado que Salvador Dalí quería esconder su genialidad detrás de un disfraz que sin poder él evitarlo, también le salio genial. Me ha sorprendido en mas de una ocasión ver a grandiosos Chefs que después de un servicio complicadísimo y que ha salido a la perfección, el peor momento de la noche les llegaba cuando tenían que salir a saludar a los clientes. Imagino que cuando Ferran Adriâ empezó en la cocina todavía no existían las cocinas abiertas.

    Será el caso?

    Gracias otra vez por tu Blog y un tímido pero muy sincero abrazo,

    Sigfrid Soler.

    Por cierto, si no me equivoco, Xavier, tu y yo (cuando estoy en Barcelona) ocupamos oficinas en triángulo perfecto de la misma calle.

    www.kencat.com

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  3. Ante todo, gracias por tan amables a la par que en exceso generosas palabras sobre mi blog.

    Roto el hielo una vez acogido con tímido placer tu sincer abrazo, debo decir-te que coincido plenamente con apreciaciones, pues, aunque Ferán no tenga la esbelta figura de los gemelos Torres o otros tantos cocineros de fina silueta, no creo que necesite taparse una barriga que casi no tiene y que, como bien apuntabas, ese gesto se deba a la necesidad de cubrir la genialidad que, sin reservas, entre fogonoes, a todos regala.

    Muchos genios lo dan todo por su arte, por su público y luego se siente desnudos y necesitan, al menos, el abrigo de sus brazos, de sus piernas.

    Es Ferrán un genio (sí) desnudo?

    Yo creo que sí, pues genialidad, humanidad, sencillez y sinceridad es lo que conlleva.

    Un abrazo, ya no tan tímido,

    eduard

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