domingo, 27 de diciembre de 2015

Chéri

Mon Chéri ? Ton Chéri ? Son Chéri ?

Ça depend.


¿Y de qué depende? ¿De según como se mire?

Sí, pues, en gastronomía, unos vemos blanco y otros negro lo que suele ser gris, y uno y uno casi nunca suman dos. Pero también depende de quién lo mire.

El mío, el restaurante Chéri, no lo es, pues, a pesar de constatar en mi visita un mérito gastronómico que superó las expectativas -tampoco, todo sea dicho, eran muy altas-, ya sabéis que soy casi tan esquivo con la clase media de la restauración como dura ha sido la crisis con la de nuestro país.

Puede que sea el de muchos de vosotros, pues, dentro de un bello envoltorio genuinamente Lázaro Rosa Violán, se esconde una cocina dulce (o, en otras palabras, popular, sencilla, sin grandes pretensiones, pero con todavía menos estridencias y que se nutre de clásicos “picas”, de entrantes con marcado acento mediterráneo, de crudos, de grandes arroces, de pescados de bistró del S.XXI, de carnes de bistró del S.XX y de postres resultones) que a nadie amargará.

Y, seguro que es el suyo, pues, para el Grupo Cacheiro (Gran Café, Tenorio, Bimba’s, Divinus, La Tramoia, Trobador, Piper’s Tavern o Nello’s Bar), este Trobador mudado en Chéri es su buque insignia, la niña de los ojos de Jordi Marzo (Director Gastronómico del Grupo Cacheiro) y de César Sordo (Chef Ejecutivo del grupo), la joya de la corona de cuya custodia diaria se encargan Eduardo y Joaquín (los responsables de cocina y sala, respectivamente, del restaurante Chéri).

Un restaurante Chéri que descubrí, casi de pe a pa, a través de:

Un trío de aperitivos que casi nunca falla en ninguna carta “moderna” -modernidad, la de muchos de nuestros restauradores, travestida de vacía moda-, pero que pocas veces son infalibles. Aquí, la que falló fue la Gilda por culpa de una anchoa en exceso curada y del anodino queso de oveja que la acompañaba, mientras que, tanto la croqueta de jamón ibérico, como el buñuelo de bacalao con alioli de ajo negro dieron el do de pecho.

Un buen servicio de panes (con tomate, blanco y de cereales) del Forn de la Trinitat (cuna de Daniel Jordà -el mejor panadero de Barcelona-), acompañado por una correcta arbequina de Aceites Bargalló.

Una interesante composición de pimiento rojo y cebolla escalivados, sardina ahumada y alioli de azafrán que hubiese brillado mucho más con un pimiento rojo atinadamente escalivado (su textura más recordaba a la de una crudité).

Un buen canelón de atún, atún. Atún rojo por partida doble, pues, hacía las veces de pasta y de relleno en forma de un tártar excelentemente aliñado (con mayonesa de soja china). Canelón acertadamente acompañado por un ligero ajoblanco, aguacate, Caviar Oli, tomate y, más discutiblemente, dado que su sabor terminaba por imponerse, pimiento rojo.

Un excelente arroz seco de sepia y alcachofas (los orígenes alicantinos de Eduardo son casi una garantía de éxito). Un arroz que, por su “salmorreta” (una suerte de picada a base de ajo frito, tomate y ñora), su sofrito, su grano (Carnaroli de la Albufera) y el punto de éste, encarnó lo mejor del ágape y que me permite recomendaros, sin reservas, que, de visitar el restaurante Chéri, no paséis de alguno de sus cuatro arroces.

Un mar y montaña que os dejará sin palabras -por su calidad y porque su textura os dejará con los labios pegados- materializado en un bacalao confitado con carpaccio de manitas de cerdo, chips de alcachofa, setas y una reducción del jugo de la cocción de las manitas y vino tinto.

Una notable costilla de Black Angus braseada y luego cocinada a baja temperatura (doble cocción que conjuga a la perfección humo y textura) acompañada por un parmentier que era pura mantequilla -comme il faut-, setas (algo secas) y una demi-glace dulzona -este dulce sí que amargaba-.

Una más que correcta -por supuesto, no al nivel de las servidas por Dani Lechuga (Caldeni y Bardeni)- entraña -no voy a seguir reivindicando la calidad de esta pieza tan denostada en nuestro país, no vaya a ser que, como ha pasado con algunos menudillos, acaben por cobrárnosla a precio a de caviar- de Black Angus a la brasa.

Y un trío de postres tan resultones como facilones -dos atributos que, en mi caso, no les atribuyen más valor que el comercial-.

Lemon Pie. Lo mejor: el sorbete de piel de limón que lo acompañaba y su crema de limón. Lo peor: un crumble más que mejorable y un merengue que no pasaría la prueba del algodón de ningún italiano.

Cheesecake. Correcto, pero mal acompañado por unos frutos rojos liofilizados sumamente invasivos.

Y buñuelos de chocolate con helado de jengibre. Lo mejor: el helado. Lo peor: que el exceso de azúcar y la fritura se comían al cacao.

En definitiva, una apuesta por la calidad del Grupo Cacheiro que, comido lo comido, y visto lo visto (entre otras cosas, una sala llena un miércoles al mediodía) está dando sus frutos. Crucemos los dedos para que el 2016 traiga bajo el brazo un mayor equilibrio entre calidad y cantidad en nuestro panorama gastronómico.

Bodega: Hoy, compuesta por casi un centenar de referencias de poco valor añadido y de demasiado valor económico, pero que, según me comentó Jordi Marzo, en breve, crecerá en mérito y decrecerá en precio. Mi elección: 7 Fuentes 2013 (Listán Negro y Tintilla), Bodega Suertes del Marqués, V.T. de Tenerife.

Precio: 50€. Precio medio: 30€-45€.

En pocas palabras: Ese bombón resultón.

Indicado: Para los que buscan un restaurante para pasar un buen rato y que, lejos de estropear la reunión, la comida sirva para rellenar silencios o apaciguar roces.

Contraindicado: Para los que se sientan -nos sentamos- en una mesa esperando un ágape trascendente más allá de la compañía.

Enric Granados 122, Barcelona.
934 160 057

2 comentarios:

  1. Gracies per la visita Eduard.
    Dintre la classe mitja hi ha molta ilusió i esforç d'un equip de persones que cada día treballen per fer-ho el millor possible.
    La teva visita ens ha fet ilusió i les teves observacions de ben segur que ens ayudaran a millorar.
    M'agradaria puntualitzar un parell de coses de la teva brillant crónica:
    1. Trobo a faltar la valoració del servei, de l'equip de sala, tot i que ja estem acostumats que en les multitudinaries critiques de tots els gastrónoms ni es nombri. Crec que entre tots fariem un be si reivindiquessim mes la importancia del servei.
    2. Comparteixo que la bodega té un preu elevat però no que tingui poc valor afegit, encara que evidenment, sempre es pot millorar.

    Una vegada més, un plaer llegir-te!!!

    Gracies

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    1. No es mereixen, Jordi, doncs sempre és un plaer visitar cases de menjars amb voluntat de créixer. Sense les aspiracions de millora de la classe mitja no hi ha evolució, que es consolidi, possible.

      Respecte el que puntualitzes, dues re-puntualitzacions.

      1. Amén.

      2. Sento discrepar, però en la bodega del Chéri no vaig trobar-hi referències que un cop provades ja mai oblides -el que jo entenc per valor afegit, doncs tenir sols vins ja contrastats, serà un valor segur, però té poc valor-.

      Salutacions,

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