Sagardi + Oriol Rovira (Els Casals)
Sin duda, si la suma hubiese sido de las virtudes de ambos, la bocatería Sagàs devendría todo un icono de la ciudad.
No obstante, y como, desafortunadamente, suele pasar en muchas de las sociedades gran cadena de restauración-cocinero de primer nivel, parece que ambas partes de la ecuación olvidan qué, o como mínimo parte de lo que los hizo grandes. Y así, en vez de obtener un producto, entendiendo producto como restaurante, fresco, dinámico, dotado de una sólida base gastronómica y a un precio “popular”, en demasiadas ocasiones nos acaban dando gato por liebre.
Afortunadamente, y a pesar de que las expectativas generadas por esta bocatería de diseño del borne barcelonés no se coparon, me atrevería a decir que, corregidos algunos desajustes inherentes a los primeros pasos –una semana se cuenta desde su apertura- de todo restaurante, el saldo de la suma Sagardi-Oriol Rovira no solo será positivo –que sin duda lo será- para ellos.
Sumandos, saldos, números positivos…pongámosles nombres y apellidos.
¿Qué suma en Sagàs?
Sin duda, la pasión por el producto de calidad de Oriol Rovira.
También la ubicación y el diseño de esta bocatería.
Una carta de bocatas en la que tienen cabida desde el de butifarra negra –más de un “chico de ciudad” descubrirá este magnífico producto- a bocadillos con un marcado y agradable toque asiático pasando por los clásicos de longaniza, frankfurt o hamburguesa.
Y detalles impropios de un establecimiento de este tipo como el ofrecer al comensal una toallita caliente antes de comenzar a comer –aquí se agradece especialmente dada la importancia de las manos para disfrutar de su propuesta gastronómica- o un riquísimo –en todas las acepciones de la palabra- surtido de salsas (mostaza y kétchup Wilkin & Sons, barbacoa Jack Daniels y una excelente de chilis).
¿Qué resta en Sagàs?
La falta de coherencia, pues a los detalles acabados de citar se les suma, mejor dicho, se les resta un muy, muy flojo servicio de sala.
Que la calidad que Oriol tanto ama no se aprecia ni en todos los productos ni en la ejecución de muchos de los platos.
Y el precio: algo más de 5.000 pesetas por un bocata y medio y un postre…solo puede atojárseme como desajustado.
Y creo que ya va siendo hora que también os cuente qué comí en Sagàs. Pues…
Un muy buen bocadillo, tal vez el mejor, de butifarra negra –notable, aunque prefiero las de mi tierra (Lleida)- en el que sobresalían una cebolla confitada con un toque de garnacha del Priorato y un crujientísimo pan.
Un muy agradable bocadillo de porcheta acompañado de finas láminas de nabo y zanahoria y rastros de coriandro, jengibre, salsa de chili y pasta de cacahuete que conferían un agradable sabor asiático al bocadillo.
Y a partir de aquí todo comenzó a torcerse por culpa de unas muy pobres bravas: aceitosas y sobre todo nada bravas. Unas más, y ya son muchas, que pasan a engordar la lista de “falsas bravas” de Barcelona.
Y de una prácticamente insípida -lástima, pues su punto de cocción era el óptimo-, dada la ausencia total de grasa, hamburguesa.
Mejor sabor de boca me dejaron los dos postres.
Una buena cuajada acompañada con un trozo de panal -¡qué raro y qué agradable es que te sirvan esta delicia dulce!-
Y un correcto chocolate, aceite y sal, en el que la agradable textura y presentación iban en detrimento del sabor, pues la cremosidad y el volumen respondían a un exceso de nata al preparar la ganache que diluía el sabor del chocolate.
En definitiva, una propuesta gastronómica que prometía mucho pero que mucho me temo que en promesa se quedará.
Bodega: copas de Cérvoles Colors Blanco 2010 (Macabeo y Chardonnay; Costers del Segre), y Sinols (Garnacha, Cariñena y Cabernet Sauvignon; Empordà).
Precio: 33 € (bocadillos entre 8 y 12 €, bravas 6 €, postres 4 €)
Calificación: 12/20
En pocas palabras: Buenos a precio de buenísimos bocadillos
Indicado: Para ir confirmando cuáles son los nuevos tiempos y modas en gastronomía.
Contraindicado: Para los que gustamos de ir a nuestra panadería a por nuestra barra, a nuestra charcutería a por nuestra butifarra, a nuestra carnicería a por nuestra hamburguesa y conocemos su precio.
Plà de Palau 13, Barcelona
933 103 424
Fastvinic version 2.0???... :)))
ResponderEliminarHola Ricard,
ResponderEliminarSón estils diferents, i si bé els dos tenen els seus mèrits, ambdues, crec, adoleixen d'una desajustada relació qualitat-preu.
I si em fas mullar, jo em quedo amb el Fastvínic.
Una abraçada,
eduard
El viernes pasado estuve en la barra del Coure, y la verdad es que salimos muy contentos. Excelentes platillos, excelente calidad, excelente servicio y excelente gintonic de remate. El precio correcto teniendo en cuenta la materia prima, 30€ + 14€ (gintonic). Muy recomendable. Ya se que tú también eres muy fan del Coure, pero la verdad es que "lo tocan muy bien".
ResponderEliminarSaludos,
Mónica
Lo "tocan" a las mil maravillas, y si me lo permites...
ResponderEliminarTócala otra vez, Albert.
Un saludo,
eduard
Vaig estar aquesta setmana menjant en el Sagàs i si bé és cert que els preus no són populars segons la meva experiència va valer la pena. Els meus braves si estaven ben braves i he menjat (esmenta dos entrepans) que m'han sorprès tant pel nivell d'elaboració com pel fresc dels ingredients. Potser cal donar-li una segona oportunitat, jo de segur repetiré.
ResponderEliminarMoltes gràcies, LolliBCN, pel teu comentari. Segurament caldrà donar-li.
ResponderEliminarSalutacions,
eduard