De nuevo, y a propósito de mi cena del pasado sábado en el restaurante la Tartería, me toca poner el acento de esta crónica en los muchos cambios que ha experimentado esta casa de comidas del Alto Arán.
Cambios que, afortunadamente, solo en una pequeña proporción se circunscriben a su cocina –cuando algo funciona, raramente éstos suelen ser para bien, para mejor-, siendo los más sustanciales los nuevos –relativamente- emplazamiento y, en consecuencia, local del restaurante la Tartería.
Y así, si hace unos años para encontrar esta casa de comidas uno debía dejarse caer por el bello y eminentemente residencial pueblo de Garós, hoy el restaurante la Tartería hay que buscarlo en la plaza más bulliciosa de uno de los pueblos con más vida del Valle de Arán: Arties. Y aunque, como es de perogrullo, un cambio de emplazamiento comporta un nuevo local y una nueva sala, los que se deleitaban con la decoración romántico-barroca de la Tartería de Garós, no han de temer, pues la sala de la Tartería de Arties reproduce a la perfección ese espíritu, ese interiorismo solo aptos para un restaurante de montaña.
En este sentido, los amantes de este tipo de decoración están de enhorabuena, pues a escasos metros del restaurante la Tartería se encuentra su tienda -repleta de cachivaches con los que dejar nuestra casa como un árbol de Navidad y en la que también hay un pequeño espacio para la gastronomía (galletas, confituras, chocolates…)- en la que podrán dar rienda suelta al interiorista que llevan dentro.
Pero basta ya de “briconsejos” –en mil y un blogs los encontraréis mejores- y pongámonos manos a la masa o, y lo que es lo mismo, adentrémonos en la cocina del restaurante la Tartería.
Cocina a la que, en el transcurso de la mudanza, le fueron extraviados algunos –no muchos- de sus méritos –sin duda, ninguno en la partida de postres-, y así, la nueva oferta gastronómica de la Tartería de Artíes es algo más simple que la que cautivaba a los vecinos de Garós.
Oferta gastronómica compuesta por un correcto menú mediodía, una interesantísima propuesta para los “après ski” en la que sándwiches y tartas permiten recuperar tanto las fuerzas como la temperatura perdidas entre bajadas, y un menú de tres platos a elegir entre más de una veintena para los servicios de cena y cuya aritmética es la que sigue: entrante + principal + postre = 28 €.
Y así, los dos menús que pusieron la sustancia a la cena sabatina que compartí con mi más fiel compañera de fatigas gastronómicas discurrieron, entre lo correcto y lo notable, por los siguientes derroteros:
Un buen, sin más, aperitivo de la casa compuesto por una buena croqueta de cocido, una mejor mini quiche y una correcta crema de calabaza.
Un pobre servicio de pan acompañado por un notable aceite del Empordà.
Un sencillamente sabroso huevo poché sobre –o entre- un nido de patatas fritas y acompañado por panceta frita y una crema de Idiazábal.
Una buena tatin de tomate y albahaca que adquiriría mucho más mérito de incorporar al conjunto un tercer elemento en discordia que rompiese con el sabor plano y algo dulzón del plato –he aquí mi sugerencia: una buena anchoa-.
Un correcto salmón de Alaska a la plancha -perfecto en su punto de cocción- acompañado por una tenue crema de mostaza y whisky.
Una buena terrina de cordero acompañada por una mejor salsa de verduras y vino.
Una pequeña macedonia, ideal para limpiar el paladar tras dos platos muy grasos.
Una excelente mousse de queso blanco sobre una base de galletas María con mantequilla y azúcar –la merienda de una, la mía, generación- y coronada por una muy buena confitura de arándanos.
Una muy buena tarta de limón y merengue.
Y un buen -aunque, sin duda, el postre menos lucido- brownie de chocolate y castañas en exceso regado con crema inglesa.
En definitiva, uno de los restaurantes con más personalidad del Valle de Arán –pocos, o ninguno, encontraréis con una decoración o una cocina parecidas a las de la Tartería-.
Bodega: Notable (por referencias, precios e información complementaria sobre los vinos (i.e. puntuación del vino en la Guía Peñin)) bodega de la que me quedé con un 94. Dígitos no referidos a su añada sino a su puntuación en la Guía Peñín y que corresponden al Venta la Osa Syrah 2008 (Syrah). Bodegas Mano a Mano. DO Castilla La Mancha.
Precio: 40 €
En pocas palabras: Tartas y algo más.
Indicado: Para disfrutar de uno de los restaurantes con más encanto del Valle de Arán.
Contraindicado: Para los que reducen –por ignorancia o por apetencia- la gastronomía de montaña a entrantes de cuchara (i.e. olla aranesa) y carnes a la brasa.
Plaça d’Ortau 8, Arties, Lleida.
973 64 00 96
Como buen conocedor de los restaurantes del Aran y como visitante habitual de esta comarca, me sorprende que ubique usted a este establecimiento dentro de la división del medio Arán. Por todos es conocido que la localidad de Arties pertenece al municipio de Naut Arán, es más dicho municipio comprende desde Garòs hasta Montgarri. Quizás una mejor documentación previa evitaría fallos tan garrafales como este, que enturbia sin duda, esta interesante crítica gastronómica.
ResponderEliminarMuchas gracias, Garrinchi, por hacerme recaer en mi imperdonable error y, en consecuencia, por contribuir a hacer esta crónica mejor.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
Muchas gracias por tu ofrecimiento.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard