Cuina de la terra
Eso sí, de la mía: Lleida.
De las cenizas –comentario que, dada la cocina que en este local siempre se ha practicado, se me antoja como más apropiado que nunca- del restaurante el Refugi de Viana, el joven, aunque sobradamente preparado –que frase tan “noventera”, como se nota que nos hacemos mayores-, Gonzalo Ferreruela ha levantado un restaurante que, en pocas semanas, se ha convertido en una de las propuestas gastronómicas más destacadas de Lleida.
Última sentencia que debería suscitaros la siguiente pregunta:
¿Es, entonces, el restaurante Ferreruela, y apropiándome de los parámetros “Michelin”, uno de esos restaurantes que “justifica el viaje” o, cuanto menos, “merece el desvío”?
Y aunque en esta vida nada es blanco o negro, y pues, lo asiduos a este blog, perfectamente sabéis que no soy de los que reúsa mojarse, he aquí mi respuesta: no.
Y entonces, dónde debe buscarse el porqué de que el restaurante Ferreruela se haya convertido en una de las primeras espadas de la gastronomía ilerdense, os preguntaréis.
Sin duda, en el valor relativo, pues a pesar de la calidad que atesora la cocina de Gonzalo Ferreruela, su posicionamiento como uno de los mejores restaurantes de Lleida no se hubiese gestado de una forma tan precoz de haber encontrado, como muchos desearíamos, anhelamos, una mayor competencia dentro del panorama gastronómico de “la terra ferma”: actualmente, en una de sus horas más bajas.
Ya disculparéis el derrotismo respecto a la cocina de mi tierra, pero es que no alcanzo a comprender –solo se me ocurre achacarlo a cierta falta de madurez, o a una cultura gastronómica poco evolucionada- como, gozando de magníficas materias primas y teniendo un excelente plantel de jóvenes y no tan jóvenes cocineros, lejos de florecer, los buenos restaurantes de “ponent” poco a poco van desapareciendo –pobres Malena y Ambrosia-.
Esperando que tiempos futuros sean mejores, volvamos al restaurante al que Gonzalo, uno de esos cocineros sobre los que recae la responsabilidad de devolver la alegría a la gastronomía de Lleida, ha puesto, no nombre, sino apellido.
Restaurante Ferreruela en el que el protagonismo se lo llevan las brasas y un producto de primera, y en el que, la noche del pasado viernes, a escasas horas de cumplir los 29, me regalé:
Unas muy buenas verduras (pimiento rojo, berenjena, cebolla, tomate y patata) escalibadas, o lo que es lo mismo –o debería serlo- cocinadas al calor de las llamas.
Unos canelones “de rostit” con bechamel trufada que evocaron a los de mi “iaia”: los que me conocen saben que no conozco mayor honor ni concibo mayor virtud.
Unos notables calamares de Tarragona a la brasa, perfectos en su cocción y, por ende, en su textura, acompañados con su tinta y patata al tenedor.
Un excelente, la estrella de la noche, esturión a la brasa con un escabeche suave de tomillo.
Y un póker de postres, sin duda, la asignatura pendiente, o, como mínimo, sobre la que debe recaer un mayor propósito de enmienda, del restaurante Ferreruela, encarnados por:
Unas resultonas frutas (melocotón, pera, manzana, higos…) cristalizadas, bueno, impregnadas al vacío.
Un buen “menjar blanc” con helado de vainilla y garrapiñadas.
Un correcto milhojas de manzana servido a una temperatura inadecuada (frío).
Y un, conceptualmente notable pero solo correctamente ejecutado, bizcocho borracho acompañado con chocolate de Agramunt a la piedra.
En definitiva, uno de los pocos, sino el mejor, de los argumentos para comer fuera de casa en Lleida.
Bodega: Bruberry 2009 (Garnacha, cariñena y syrah). Portal del Montsant. DO Montsant.
Precio: 45 €
En pocas palabras: Joven cocina de siempre.
Indicado: Para los que deseen disfrutar de lo mejorcito del panorama gastronómico de Lleida.
Contraindicado: Para los que no deseen ver –no hay peor ciego que el que no quiere ver- el techo de la gastronomía ilerdense.
Bobalà 8, Lleida
973 221 159
Molt d'acord amb tu!. Gran i grandíssim restaurant !!
ResponderEliminarGabriel J.
Gràcies, Gabriel.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo...
ResponderEliminarA pesar de que no haces comentario alguno, creo conveniente hablar del servicio, muy correcto, pero daría un gran salto con un gran profesional en la sala...hecho que también en Lleida actualmente se cojea, pues no hay grandes profesionales en este sector...
Larga vida a Ferreuela!!!!
Hola Marc,
ResponderEliminarTienes toda la razón, pues la sala del restaurante Ferreruela es también una de las más destacadas de Lleida, cosa que, com bien apuntas, tampoco es que sea muy difícil.
Un saludo,
eduard
no lo habría expresado mejor...
ResponderEliminarpara mi unos de los mejores restaurantes de Lleida!
Muchas gracias, Gemma.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
potser seria convenient rectificar el nom de Raco de Viana per Refugi de Viana que era el nom correcte de l'antic restaurant. un crític gastronòmic no s'ha de permetre aquests errors.
ResponderEliminarTota la raó, amic Anónim, aquesta mena d'errors no me'ls puc permetre.
ResponderEliminarMoltes gràcies,
eduard
Aquest té molt bona pinta a nivell de plats... Amb les fotos ja m'animo.... Llàstima que Lleida no es lloc molt de pas per mi...
ResponderEliminarSens dubte, Ricard, aquest és dels teus. I té corda per estona i un futur prometedor, així que és qüestió de temps que en gaudeixis.
ResponderEliminarSalutacions,
eduard
Un extraordinari restaurant, bona cuina i bon servei. Per cert, jo cada dia dino fora de casa i sempre molt bé, a Lleida es menja bé, que vols que et digui.
ResponderEliminar¿Osmotizada?
ResponderEliminarSí, apreciado Anónimo, gracias a la ósmosis se concentran los jugos y, en consecuencia, el sabor de las frutas, dando como resultado frutas "cristalizadas".
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
Apreciat Quimet,
ResponderEliminarEn cap cas he pretés dir que a Lleida es mengi malament, sinó que el que pretenia era denunciar que la cuina de la meva terra és, desafortunadament, força plana.
Salutacions,
eduard
Eso de ósmosis y osmotización me hace daño leerlo, siendo como soy de ciencias. En gastronomía se ha ido pervirtiendo este término hasta utilizarlo para cualquier cosa. Lo de la fruta no es ósmosis, es impregnación al vacío, y no tiene nada que ver.
ResponderEliminarCopio un comentario ilustrativo que aparece en una entrada de Observación Gastronómica:
"El término ósmosis ha devenido para la jerga culinaria en el intercambio de sabores u otras propiedades entre los productos de un plato (p.ej. entre la carne de un frincandó y su salsa, o en el efecto de los marinados). Pero este sentido culinario de la palabra confunde los mecanismos de difusión, ósmosis, ósmosis inversa, capilaridad, absorción e impregnación por vacío.
La ósmosis consiste en el movimiento del agua desde un medio con menor concentración de soluto hacia otro con mayor concentración de soluto a través de una barrera que obstaculiza el paso a dicho soluto. (No tiene que ver con gradientes electrolíticos, realmente, sólo con concentración.)
Por ejemplo, si se sala o se introduce en salmuera un filete de pescado, el agua del filete es extraída del mismo por efecto osmótico de la sal, más concentrada fuera del pescado; el resultado es un filete más consistente y de sabores concentrados, pero no porque el filete absorba la sal. Es una técnica habitual en Japón y que ha usado Arzak, entre otros.
En cambio la difusión es el paso del soluto de un medio más concentrado a otro menos concentrado. Por ejemplo, al desalar un bacalao, la sal pasa al agua mediante difusión y el agua entra al bacalao mediante ósmosis.
Lo del CRU consiste en extraer mediante presión negativa las bolsas de aire que las frutas y vegetales tienen en su estructura esponjosa sustituyendo por un líquido, lo que preserva la textura cruda (también se puede eliminar esas bolsas de aire mediante cocción) pero aporta un aspecto brillante y permite modificar el sabor a conveniencia."
http://observaciongastronomica.blogspot.com/2011/01/41-cocteleriasnackeriabarcelona.html
Lo dicho, sería conveniente usar los términos apropiados, que para eso los investigadores han pasado siglos estudiando y clasificando los fenómenos fisicoquímicos.
Imagínese que en el campo de las leyes no se respetara una mínima nomenclatura, sería todo un despiporre.
Muchas gracias, apreciado Anónimo y, por extensión, amigo Philippe, por esta clase magistral.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
!Da gusto leer a una persona tan leída y sobretodo tan comida!
ResponderEliminarGracias, apreciado Anónimo, por la parte que me toca. Aunque, sin duda, a Philippe y al amigo Anónimo le corresponde también lo suyo.
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
el primer problema gastronomico de Lleida es su publico,el segundo la cantidad de locales mediocres,en ejecuciòn de cocina(menusdiarios)pobres,decoraciòn,confort(sin que tengas que pagar 45€).
ResponderEliminarY por ultimo pongo en duda que tu apreciada"iaia" cocciera la trufa.
Apreciado Anónimo,
ResponderEliminarSin duda, la gastronomía de un lugar, en parte, es reflejo de su sociedad. No obstante, y con independencia de las modas, del contexto, desde la restauración debe realizarse cierta labor de pedagogía, de valentía: tal vez, lo que más se echa en falta en el panorama gastronómico de Lleida.
Y como apuntas, los canelones de mi iaia no eran trufados, hecho que no es óbice para que los que prepara Gonzalo me los evoquen.
Un saludo,
eduard
la comida es buena pero el servicio lentísimo deberian mejorar en este aspecto. Te sientes un poco abandonado, tardan demasiado en todo
ResponderEliminarAfortunadamente, apreciado Anónimo, en ninguna de mis dos visitas he padecido tal abandono, y como bien apuntas, su propuesta gastronómica es una de las mejores de la capital de "la terra ferma".
ResponderEliminarUn saludo,
eduard
Ayer estuve comiendo en este restaurante de LLeida y todo perfecto, caracoles sabrosos y un melós con patata trufada que estaba de escándalo, como postre una torrada de Santa Teresa, algo ligero jejeje
ResponderEliminarMe gustó mucho el trato, la comida y el precio muy correcto
Un saludo
Celebro, Sergi, que disfrutases de tu frugal almuerzo.
EliminarYo también disfruto en el restaurante Ferreruela, no obstante, siempre me quedo con la sensación que van con el freno de mano puesto.
Lleida, y su gastronomía dan para mucho más.
Un abrazo,